Alerta en el campo por la ola de calor y la falta de lluvias
En distintas zonas agrícolas, los cultivos comenzaron a mostrar síntomas de estrés hídrico. Si las precipitaciones no llegan próximamente, caerá el rinde.
Después de atravesar la peor sequía en décadas en la campaña 2022/2023, en la primavera, con la llegada de El Niño y sus lluvias a la mayor parte del país, los productores se ilusionaron con tener su revancha este año con los cultivos de verano. Pero en el campo, hasta que no se recolectan los granos nunca está todo dicho y en cuestión de días las cosas pueden cambiar radicalmente. Precisamente eso sucede ahora en muchas localidades argentinas donde la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas vienen causando importantes perjuicios a los maíces y las sojas que atraviesan etapas clave a la hora de definir rendimientos. Lo que allí hace una semana prometía ser una gran cosecha, hoy genera tristeza y temor. El calor no afloja y recién se pronostican lluvias para el miércoles o jueves de la semana próxima. El panorama es preocupante.
Esta semana, Francisco Mendiverri miraba su soja en un lote arenoso de Carlos Tejedor y aseguraba: "Ya está entregada". En cinco días pasó de estar "espectacular" a "liquidada". A ese cultivo, con plantas de gran altura y cargadas de inflorescencias, el estrés hídrico le provocó "un aborto brutal de las flores y casi no quedó nada".
Los cultivos de maíz y soja sembrados en primera fecha venían muy bien en su zona. Pero en enero apenas cayeron 50 milímetros, "se dio vuelta la taba de nuevo" y ya están deteriorados. "Hasta el 15 de enero era una historia, veníamos zafando con lluvias de 10 milímetros por semana, pero era cuestión que se cortaran y final cantado. La cosecha récord habrá que ir a buscarla a otro lado", lamentó. "Va a ser fuerte la piña", agregó.
La semana pasada, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires había subido su proyección de producción nacional de soja a 52,5 millones de toneladas. Lametablemente, ahora, en el campo dudan que eso se pueda hacer realidad. Ayer, la Bolsa de Comercio de Rosario informó que si en quince días el clima no cambia en la zona núcleo , “lo que hoy pasa en suelos malos, pasará en los buenos y la cosecha de la oleaginosa se desplomará”. En siete días, el área del cultivo bajo condiciones muy buenas a excelentes cayó del 90 al 65 por ciento. Y el 10 por ciento de los lotes está en estado entre regular y malo.
"En la zona de Pehuajó, Carlos Tejedor, Trenque Lauquen, los cultivos se ven peores que el año pasado", indicó el Ing. Agr. Juan Marsigliani de 9 de Julio. "Ojo que se están contando muchos porotos antes de tiempo", advirtió en relación a las proyecciones de cosecha de la oleaginosa para este año.
En el centro de la provincia de Santa Fe, Gustavo Canavese, de Angélica, reportó que sojas en estadio reproductivo R5 ya están afectadas. "Faltan los peores días de la ola de calor. Las pérdidas ante lo estimado hasta hace 15 días atrás no creo que escapen al 20 a 30 por ciento si llueve en menos de 10 días, sino será peor", calculó.
"Tremenda seca por Córdoba norte y se vienen varios días de extremo calor.", escribió el productor Mario Aguilar Benítez en X junto a una foto de un maíz estresado por falta de agua. "Tengo esperanzas de que aguante, pero no sobra mucho y no hay pronóstico cerca", agregó. En su campo ganadero del este de esa provincia, los suelos no tienen capacidad para retener el agua. "Acá dependemos de la regularidad de las lluvias. Si no llega el agua pronto, estamos en el horno", aclaró.
"Se viene la cosecha récord... de deudas", expresó el ingeniero Diego García Álvarez mostrando una planta de soja seca en la localidad bonaerense de Villa del Sauce. "No llovió nada en 20 días y veníamos con reservas nulas" dijo. Afirmó que "en partes va a dar cero".
"Tengo lotes de sojas y de maíz que dan una tristeza terrible", contó Alejo Devincenzo, un agricultor de Coronel Seguí, en el norte bonaerense. Muy cerca de allí, en Junín, la laguna de Gómez se encuentra completamente seca. "Dan ganas de llorar", expresó. Hasta el momento, tiene más de 200 hectáreas afectadas por estrés hídrico.
"El maíz se está perdiendo muchísimo, necesita lluvia urgente para formar y hacer peso de grano; la soja de primera, con la seca que hay ya empezó a abortar flores, no va a superar los 2.000 kilos y la de segunda está a la buena de Dios, rogando que llueva ya porque se pierde", detalló. En tanto los maíces de segunda, que actualmente están en floración, no están formando espigas, por lo que requieren de una inminente reposición de agua para no perderse. El que sembró maíz para alimentar a sus animales está "perdido totalmente", relató. "Teníamos maíz de segunda para cosechar y ensilar, para hacer producción para el invierno, y estoy pensando seriamente en estos días en largar a las vacas porque el maíz se está perdiendo todo, se está secando completo", dijo. "Es tristísimo", expresó.