Espíritu libre mata billetera, en una “rebelión fiscal acotada”
Comenzó la cosecha, con rindes mejores a los esperados, y sigue el reclamo impositivo. La Mesa de Enlace pidió “anunciar ya una baja de las retenciones”.
De arranque, para equilibrar la necesaria advertencia central sobre el impacto de la chicharrita, debe destacarse que comenzó la cosecha gruesa y, mientras prima la incertidumbre sobre el cultivo de maíz tardío, el inicio de la recolección de soja, el principal producto del país, y los rindes están confirmando las buenas expectativas que se alentaron durante meses.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires reflejó en su Panorama Agrícola Semanal que la soja de primera está registrando promedios de rinde como en sus mejores épocas, particularmente en la zona central del país. En el Núcleo Sur, aunque la actividad abarca solo el 0,5% de la superficie implantada, se reportan rendimientos de entre 37 y 52 quintales por hectárea, destacaron.
Incluso la cosecha de maíz grano comercial que cubre el 5,7% del total nacional, con un rendimiento promedio de 88,3 quintales por hectárea, registra un avance del 17,7% en la zona núcleo, con rendimientos promedio de 102 quintales por hectárea, superando las expectativas iniciales”.
Encaminada la perspectiva productiva, el contexto está marcado por la macroeconomía y los reclamos por los impuestos.
La Mesa de Enlace advirtió “el severo perjuicio que generan los aumentos desmedidos de impuestos y la creación de tasas en varios distritos del país, que suman a la alta carga fiscal, los riesgos de caer en una doble imposición; tan solo con el fin de recaudar más y no racionalizar el gasto o brindar mejores servicios”. En ese sentido, reiteraron el “llamamiento a los legisladores tanto nacionales, como provinciales y municipales, que son quienes aprueban estas medidas con su voto”.
Al gobierno nacional no sólo le pidieron “ser parte del Pacto del 25 de Mayo al que convocó a fin de reconstituir las Bases de la Argentina”.
También le sugirieron “anunciar ya una baja en los derechos de exportación (retenciones) que promovería una previsibilidad que incentive la producción y en consecuencia la economía del país”.
Esta semana también se publicó el primer índice trimestral de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) en el actual período de gobierno. Y marcó un aumento de la presión impositiva sobre el campo: un 65% de la renta del productor queda en manos del Estado.
El informe señaló un incremento en los costos y una caída en los precios. Y advirtió que “la Nación capta el 94% y las provincias plantean aumentos en impuestos como el inmobiliario rural”.
Con su agudeza habitual, el consultor Teo Zorraquin planteó que “en este país increíble, el presidente de la Nación y un diputado convocan a una rebelión fiscal pero acotada, ya que necesitan que los impuestos nacionales sean pagados en tiempo y forma, porque “el superávit no se discute”.
Destacó Zorraquin que “las provincias, en particular la provincia de Buenos Aires y sus municipios, realizan aumentos por encima de la inflación de los impuestos existentes, pero además se ponen creativos inventando tasas que no son tasas, todo sea en nombre de la recaudación”.
En tanto, Javier Milei mantiene una alta imagen en las encuestas. Los pronósticos playeros de Pepe Albistur que apodó al presidente Semana Santa (“no se sabe si cae en marzo o abril”) se diluyeron como un sueño de una tarde de verano.
Algunos dirigentes opositores alientan el descontento, incluso con expresiones “golpistas”, con el facilismo de que la realidad socioeconómica es realmente un polvorín en términos de poder adquisitivo. Pero todavía está muy presente la insatisfacción que dejó el gobierno anterior y no se perdió la fe hacia adelante.
Esa perspectiva es, por lo antedicho, más acentuada aún entre la gente que vive de la agroindustria. Entre cierta cautela, la mayoría de los ruralistas todavía cree en la resurrección.w