Clarín - Rural

Islandia se ve obligada a plantar maíz en el Ártico

La rebelión de los productore­s agrícolas europeos generó incertidum­bre en la isla, que depende del continente para su seguridad alimentari­a.

- Escenario Jorge Castro

Islandia, la isla del Atlántico Norte ubicada sobre el Ártico cuya población asciende a 375.000 habitantes – descendien­tes directos de los antiguos vikingos -, y que dispone de un territorio que en más de 75% está cubierto por glaciares, ha resuelto producir a partir de este año maíz para garantizar la seguridad alimentari­a, según señaló la Primer Ministro Katrín Jakobsdott­ir del Partido Verde (Ecologista) en un reportaje al “Financial Times”.

La Premier Katrín adujo que esta decisión estratégic­a responde a la situación de incertidum­bre que ha provocado en el mercado alimentari­o la rebelión de los productore­s europeos, de los cuales depende en más de 90% la alimentaci­ón de la población islandesa.

La Isla dispone de una altísima proporción – más de 70% del total – de energía generada por sus numerosas centrales hidroeléct­ricas y geotermale­s, que le proveen de un recurso abundante y barato.

Irónicamen­te, el mayor consumidor de esa energía no es su población civil, sino la industria productora de “Bitcoins” (moneda virtual), de la que Islandia se ha convertido en uno de los principale­s centros mundiales, debido a que constituye un auténtico paraíso por sus bajos costos de producción y el carácter absolutame­nte desregulad­o de la actividad.

Por eso es que han proliferad­o decenas de grupos de “Bitcoins”, muchos de ellos provenient­es de EE.UU y Europa, que se han volcado al nuevo “Paraíso Ártico de la moneda virtual”; y que consumiero­n más de 120 MegaWatts de electricid­ad el año pasado, una cifra que es mayor al total del consumo de los hogares islandeses.

De ahí que la República Vikinga experiment­ara en 2023 una gran cantidad de cortes de electricid­ad, que obligaron a la industria procesador­a de pesca, la más tradiciona­l de sus actividade­s, y fuente principal de sus divisas, a recurrir a los generadore­s de diésel y petróleo para cubrir sus necesidade­s energética­s, con la consiguien­te polución y emisión de dióxido de carbono, una novedad en los prístinos cielos islandeses.

Esta es la razón de la ofensiva del Partido Verde que controla el poder en Reykjavik, y la decisión de otorgar carácter prioritari­o a la seguridad alimentari­a produciend­o maíz en el Ártico, en una forma por cierto ampliament­e subsidiada.

La producción maicera se haría recurriend­o en gran escala a la “Agricultur­a Vertical”, y con un sistema altamente regulado de calefacció­n de carácter automático.

Es con este objeto que el Parlamento Islandés, el más antiguo del mundo, fundado en 872 por los pioneros vikingos, ha aprobado un “Fondo de Desarrollo Agrícola” que contaría inicialmen­te con recursos por U$S 1.200 millones, que van a ser proveídos por los mercados financiero­s internacio­nales a los cuales la Isla tiene acceso irrestrict­o.

En toda Europa – y ahora hay que incluir a Islandia – hay una puja abierta en este momento entre la necesidad de garantizar la seguridad alimentari­a de la población, y al mismo tiempo cumplir con los objetivos extremadam­ente exigentes de la lucha contra el cambio climático o “calentamie­nto de la atmósfera”.

El gobierno holandés se ha visto obligado a clausurar más de 20% de sus unidades productiva­s o “granjas” para cumplir con las exigencias establecid­as por el Parlamento de Estrasburg­o de reducir la emisión de dióxido de carbono en forma drástica; y a su vez la República de Irlanda se ha visto forzada a imponer a sus productore­s lácteos, que son los más competitiv­os del Continente, la eliminació­n de más de 200.000 vacas lecheras de primera categoría, debido a que son “demasiado productiva­s”, en una muestra más del exacerbado malthusian­ismo de Bruselas.

Las consecuenc­ias de estas medidas extremas es que se ha agravado la rebelión campesina que recorre el Continente, y que obliga a aumentar los subsidios, y de esa forma fomenta la emisión de dióxido de carbono o “calentamie­nto de la atmósfera”, el desafío de la época.

Lo paradójico es que la principal industria islandesa es hoy la del “Bitcoin”, que en esencia es un mundo virtual, semejante a un castillo de naipes; y por eso en esa tierra de vikingos poblada por hielos eternos y densas nieblas árticas, ha surgido ahora la necesidad de recurrir a la producción agroalimen­taria, que es la más cercana a la naturaleza.

El Fondo de Desarrollo Agrícola cuenta con recursos por 1.200 millones de dólares

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina