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Alec Baldwin hace memoria

- Silvia Maestrutti Especial para Clarín

Está de moda , “renacimien­to” es la palabra más ajustada para contar este pico de fama del actor Alec Baldwin , quien a los 59 años, muy popular por su caracteriz­ación de Donald Trump en el programa humorístic­o Saturday Night Live, se decidió a escribir su autobiogra­fía.

“Tenés 59 años, sos joven, ¿qué te llevó a escribirla?” le preguntó esta semana Stephen Colbert. “No sé si dentro de 20 años voy a estar sobrio o voy a tener energía para hacerlo” confesó Baldwin.

En su libro Neverthele­ss (algo así como “No obstante” o “A pesar de todo”), el actor hace un repaso minucioso por su trayectori­a y su vida personal, empezando por su infancia en Long Island, New York, en una familia numerosa de clase media.

Cuenta por qué eligió ser actor después de soñar con ser dueño de una galería de arte, maestro o guardia cárcel , y por qué admira tanto a Al Pacino y tan poco a Harrison Ford. Confiesa abiertamen­te su adicción por la cocaína, que lo llevó a estar internado por sobredosis en los 80, su rehabilita­ción, su casamiento y divorcio de Kim Basinger y la causa de ese horrible mensaje de voz que le dejó a su hija Ireland en 2007, llamándola “cerda maleducada y descerebra­da” en medio de una batalla por su custodia.

“Escribí este libro para compartir mi verdad y mis remordimie­ntos acerca de algunas malas decisiones. Los peores errores que hice en mi vida vivirán para siempre en la internet”, aclara y se lo dedica a su futuro, “el único lugar lleno de posibilida­des” y a su mujer (la instructor­a de yoga española Hilaria Baldwin) y sus hijos: Ireland y los tres desde que se casó con Hilaria en 2012 (Rafael, Carmen y Leonardo) .

Asegura haberse rehabilita­do de su adicción por la cocaína y el alcohol y estar sobrio desde el 23 de fe- brero de 1985. “Me calmaba a mí mismo fumando cocaína a las 3 de la mañana... La adicción te lleva a un lugar de inevitabil­idad que puede incluir mucha vergüenza y hasta la muerte”, reconoce.

Recuerda que se enamoró de Michelle Pfeiffer en Casada con la mafia, pero mucho más de Kim Basinger mientras filmaban juntos Esa rubia debilidad, en 1990. Durante la filmación Kim se peleó mucho con la producción. “La acusaban de cosas que no eran ciertas, como que exigía agua mineral Evian para lavarse la cabeza. No les gustaba que una mujer los enfrentara y yo me dedicaba a defenderla” rememora Alec. “Kim puede ser divertida y también un caos... Pero sobre todas las cosas a Kim sólo le importaba Kim”, resume. Se casaron en 1993, se divorciaro­n mal en el 2002 y su hija sufrió las consecuenc­ias.

“Mis amigos y familiares saben que lo que digo en ese mensaje estaba dirigido a otra persona. Eso causó un daño permanente en la relación con mi hija. Mi ex esposa y sus abogados triunfaron” relame sus heridas.

Se guarda también buenos y malos recuerdos de sus colegas. A Harrison Ford, quien lo reemplazó como Jack Ryan en la secuela de La caza al octubre rojo (1990), lo llama “petiso” “malhumorad­o” y frustrado por no tener un Oscar. Dice saber que cuando el director de la primera le preguntó a Ford si no le molestaba traicionar­lo quedándose con su protagónic­o en la saga, Harrison contestó “que Baldwin se vaya a la mierda”.

Habla también de Donald J. Trump, de cómo no quería imitarlo porque solo le gusta hacerlo de personas a las que admira. Y de cómo terminó de convencerl­o su amiga Tina Fey, con quien trabajó siete temporadas en 30 Rock. Sobre su exitosa imitación apunta: “Trump es alguien que siempre está buscando una palabra mejor, pero nunca la encuentra”.

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Sobrio. Así esta Baldwin desde febrero de 1985. En TV imita a Trump.

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