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¿De qué hablamos cuando hablamos de vacaciones?

Especialis­tas y letrados van a fondo y analizan el período más idílico del año. Pasen y lean sus conclusion­es.

- Einat Rozenwasse­r einatr@clarin.com

No, claro, el punto de partida no es ninguna novedad. En un ejercicio que no superaría ningún examen en las escuelas de periodismo (o tal vez sí, pero es tema para otro texto) tenemos que decir que partimos de un dato que conocemos todos: tomarse vacaciones hace bien. Figura en el artículo 24 de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos (1948) y en el acervo de saberes colectivos. El recorrido es amplio: desde el merecido descanso a las posibilida­des infinitas que habilitan esos días en los que todo puede ser diferente. Pero... ¿por qué? Los que responden son Diego Golombek (biólogo), Martín Vul (psicólogo) y Juan Pablo Laffose (CEO de Almundo.com)

-¿Podemos partir de la dicotomía acción-descanso?

-Martín Vul: Ahí hay algo interesant­e que es la necesidad de romper el circuito continuo en el que nuestra cabeza funciona todo el tiempo. En ese sentido, hay una dimensión terapéutic­a en las vacaciones. Me parece que en estas últimas décadas, en donde la velocidad y la dificultad de cortar el continuo resulta más difícil, es necesario poder generar un espacio. Las vacaciones son un corte que tienen que ver con los más privilegia­dos, pueden ser otras opciones y hay una instancia más difícil que tiene que ver con encontrar espacios en ese sentido dentro de la misma rutina.

-¿Hay una dimensióno cultural y otra biológica?

-Diego Golombek: Somos las dos cosas. Lo planteabas como acción y descanso, pero lo interesant­e es que el sueño no es solo descanso. De hecho, no sabemos por qué dormimos, es una de las grandes preguntas fisiológic­as. Sabemos también que durante el sueño se consolidan memorias, se repara el cuerpo, se crece. Pero es un gran misterio. Uno podría extrapolar ese gran misterio a lo que sería el sueño del año, es decir, las vacaciones. Que está claro que son necesarias y hay pruebas fisiológic­as al respecto. Sabemos que la gente que se toma vacaciones está mejor, se enferma menos, su sistema inmune es más fuerte, viven más. Cosas muy obvias, muy básicas. Pero al igual que con el sueño, no sabemos por qué es así. Martín mencionaba la velocidad de las cosas. Eso también está muy investigad­o: ¿por qué nos parece que el tiempo no alcanza para nada? Una de las razones es que una de las medidas del tiempo que tiene el cerebro es la cantidad de informació­n que procesa simultánea­mente y de múltiples fuentes. Entonces, el tiempo pasa volando. Esto tiene una huella fisiológic­a además de psicológic­a.

-El estrés...

-DG: Más allá de la sensación subjetiva, hay un correlato con ciertas hor- monas que suben, la actividad de ciertas áreas del cerebro también y eso hace que estés más susceptibl­e a enfermarte. La prueba es que las vacaciones bajan las hormonas del estrés, con lo cual se genera una pequeña protección inmune, cardiológi­ca, etc. Esos son números. De nuevo, qué de las vacaciones genera eso, no podemos determinar­lo. ¿Es el viaje? ¿Es parar de trabajar? No sabemos. -MV: Para pelear un poco, también hay que poder irse de vacaciones. Y lo digo metafórica­mente. No todos los que nos vamos de vacaciones... nos vamos de vacaciones. Me parece que ahí hay algo que va a romper en la generaliza­ción y es quien tiene la posibilida­d de viajar desde la cabeza.-¿qué -DG: Tampoco es menor, porque los estudios que dicen que los que se van

pasa con el factor económico?

de vacaciones están mejor y viven más. Obviamente también consideran como un factor confuso que en general se trata de personas a quienes el dinero les da acceso a mejores posibilida­des. -Juan Pablo Laffose: Creo que no solo tiene que ver con que se están abaratando los viajes, sino porque incluso estamos entrando en un nuevo paradigma en el que juega lo que tiene que ver con la realidad virtual y la realidad aumentada, donde vas a tener la posibilida­d de viajar sin viajar.

-Estaría bueno saber qué genera una experienci­a así frente a vacaciones “reales”.

-DG: Lo mismo seguro que no. No sé cómo es en el terreno de los viajes pero en otros trabajos que se vienen haciendo con cascos de realidad virtual, las áreas geográfica­s del cerebro se prenden cuando estás recorriend­o un ambiente de manera virtual. -MV: Desde esa perspectiv­a, en una parte comparte la función de romper la rutina. Si bien no es lo mismo ir a Tailandia que ver una foto de una playa hay algo que sí sucede, los juegos virtuales te sacan de ese estatuto y te ubican en otro lugar. -DG:HAY un trabajo que prueba que, efectivame­nte, si vos viajás a una cultura diferente y después hacés pruebas de creativida­d tenés mejores resultados. Incluso si pensás en estar en otro lado. Si ahora nos pusiéramos a escribir una composició­n tema “Mi vida en Singapur”, aunque nunca hayamos estado ahí, resolvería­mos las cosas de manera más creativa. Eso es fortísimo. Engañás al cerebro con una composició­n y resolvés los problemas de manera distinta.

-Decían que “vacaciones” no es solamente el período en el que estás afuera sino también la previa, y el post, los recuerdos y relatos.

-MV: No sé qué circuitos neuronales se activan, pero está claro que empezar a planificar ya te pone en otro lugar. Y al regreso hay un período que se extiende por unos días... -G : El efecto positivo termina muy pronto, hay trabajos que comparan el efecto de una vacación larga o varias cortas dado que el efecto post es muy breve, a los dos días ya estás hecho pelota de nuevo. El pico de bienestar se produce más o menos en los ocho días desde que te fuiste. Entonces la hipótesis es que hay que tomar más vacaciones más cortas a lo largo del año. Se adapta a una situación que se está dando tal vez por cuestiones laborales... -JPF: No sé si es un factor laboral, creo que por ahí entre otras cosas es esto de que viajar es más fácil, más barato. Tenés más opciones y eso permite hacer más cortes al año. Si pudieras elegir libremente, ¿qué preferís? ¿Irte un mes al año o tomarte cuatro semanas separadas? En los últimos diez a quince años el perfil de viaje promedio ha ido mutando. Hoy un viaje internacio­nal dura 10 u 11 días, los de cabotaje son de cuatro días. El otro cambio es que lo que se busca ahora es vivir experienci­as intensas con un espíritu más viajero y no tan de turista, de pensar que uno solo va a descansar o a divertirse, sino también a activar, a enriquecer­se.w

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LUCIANO THIEBERGER Planifican­do. Especialis­tas, científico­s y psicólogos persiguien­do a la gran vedette: las vacaciones.

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