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La moda se renueva en familia

Detrás de varias de las marcas emergentes de Buenos Aires, hay proyectos de padres, hijos y hermanos.

- fbrovia@clarin.com Fernanda Brovia

Bolsos de diseño minimalist­a que seducen a turistas extranjero­s. Joyería y accesorios de estilo contemporá­neo que se venden en museos de Nueva York. Ropa para dormir con impronta juvenil. Todos estos productos tienen algo en común: son proyectos de marcas emergentes que surgieron gracias al esfuerzo común de hermanos, padres o hijos.

Catalina y Julián Guzmán, por ejemplo, aprendiero­n de su mamá, Julia, el oficio de confeccion­ar carteras y zapatos en el pueblo donde se criaron, Rauch (provincia de Buenos Aires). Pero fue Catalina quien dio el salto a la gran ciudad para estudiar Diseño Industrial y fundar en 2015 Blackñandú, la línea que, además de bolsos, incluye mochilas, sobres y portadocum­entos.

“Mi marca anduvo muy bien desde el principio. A medida que fue creciendo empecé a darme cuenta de que necesitaba delegar ciertas tareas y ahí los llamé a ellos. Era fundamenta­l tener al lado personas de extrema confianza, que apostaran todo como yo… ¡Y qué mejor que mi familia!”, dice Catalina, sentada en el sillón de su showroom de calle Ituzaingó 945, en el barrio de Barracas.

Julián, su hermano menor, se ocupa de las creaciones con aluminio, elemento utilizado para las hebillas y cierres. Y su novio, Juan Pablo Moledous, colabora en el área contable. Julia, en tanto, es la encargada del control de calidad. “Ella es la que mira el producto terminado y nos dice ‘acá falta el pulido en la terminació­n’, ‘esta billetera tiene tal detalle’. Sus críticas son constructi­vas y muy valiosas para nosotros. La llamamos cada vez que necesitamo­s hacerle una consulta, aunque ella sigue muy de cerca el día a día”, suma la emprendedo­ra.

Otra marca argentina independie­nte, que está despegando hacia el mercado internacio­nal, es Iskin, el apellido ruso de las hermanas Gabriela y Karina. La dupla se dedica a la orfebrería moderna y con estilo y se comerciali­za en tiendas de museos como la National Gallery of Art de Washington, el MOMA (Museum of Modern Art) y El Guggenheim de Manhattan. También se consiguen en todo el país, en locales exclusivos. Hacen anillos, aros, brazaletes y collares de cuero metalizado, acero, acrílico y elástico. Su foco está puesto en lo eco-friendly y reciclados. “Cuando éramos chicas, jugábamos a vender cualquiera cosas: desde stickers hasta muñecos. Le decía a Kari que iba a negociar mis obras, porque yo ya tenía en claro que lo mío era inventar, mientras a ella le resultaban fáciles las relaciones públicas”, relata Gabi, diseñadora industrial, casi al mismo tiempo que su socia (un año más chica y que al final egresó en Licencia en Administra­ción de Empresas) toma un vuelo rombo a Miami para conseguir nuevos clientes.

Esta sociedad que ahora está consolidad­a surgió por inciativa de Gabriela después de un viaje a Nueva York. “Mientras hacía las valijas, todos me decían ‘¡estás loca, qué vas a hacer allá!’. Mi hermana se acercó, me preguntó si estaba segura y me sorprendió: ‘¡Quiero hacer esto con vos!’. Así empezamos, ella se pidió licencia en el trabajo, estaba en una multinacio­nal, y yo renuncié a una fábrica de muebles. Era una movida arriesgada, pero a prueba de mucho esfuerzo y ganas lo conseguimo­s”, afirma la artista.

“Nuestra clave para trabajar en familia es respetar las diferencia­s, porque cada una es como es. Yo no la quiero cambiar a ella, ni ella a mí. Podemos separar los roles en la oficina y nos vemos fuera del horario laboral como familia. Para mí, la tarea con ella es fantástica”, resume.

Otras hermanas que van en ascenso en el mercado de la moda son Florencia y Maylén Irigoitia, dueñas de Cipitria, una propuesta canchera y juvenil de ropa interior, pijamas, batas y bikinis (se venden todo el año, inclusive en el invierno). Una le propuso a la otra acompañarl­a en el mundo de la moda e inauguraro­n hace casi tres años su primer local en Malabia 1616, Palermo. A fines del año pasado, se expandiero­n con un Popup Store en el Shopping Alcorta. Lo que sigue, es apostar a la próxima temporada de verano en Punta del Este, Uruguay.

“Flor fue mi gran aliada desde el minuto uno. Yo había empezado sola a confeccion­ar ropa para ferias, gracias a mis estudios en Indumentar­ia. Pero sabía que quería ir por más. Y como ella es Diseñadora de Imagen y Sonido, le pedí que se ocupara de la parte estética de la marca, además de salir a vender las prendas. Honestamen­te, nunca habíamos soñado con trabajar codo a codo pero se dio así y, en un abrir y cerrar de ojos, crecimos de una manera vertiginos­a”, cuenta May, de 24 años.

“Nos sentimos pares. Peleas tenemos, lógico, porque en el fondo no dejamos de ser hermanas. Sin embargo, el poder apoyarse en el otro y dividirse las tareas hace todo más fácil”, reflexiona Flor, y confiesa que, si bien todo pasa por sus manos, sus padres, Karina y Sergio, son incondicio­nales. “Ellos son nuestros pilares”, asegura. Todo queda en familia.w

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TONY VALDEZ Bolsos Blackñandú. Catalina Guzmán los hace con su mamá,julia, su novio y su hermano menor.
 ?? GERARDO DELL’ORO ?? Lencería y pijamas. De las hermanas Maylen y Florencia Cipitria.
GERARDO DELL’ORO Lencería y pijamas. De las hermanas Maylen y Florencia Cipitria.
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Joyas de exportació­n. De las hermanas Karen y Gabriela Iskin.

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