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Sobrehuman­os: tras la más mítica marca atlética

La semana próxima, tres atletas intentarán, en Monza, correr la maratón en menos de dos horas.

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

Las palabras “batalla” y maratón llevan siglos sonando juntas: fue un combate en la ciudad griega lo que dio nombre a la mítica competenci­a de los 42 km. Según la leyenda, el soldado griego Filípides corrió bastante más (unos 213) hasta Atenas para avicrucial­es sarle a los espartanos acerca del desembarco persa en la ciudad helena. Murió (¿de fatiga? ¿por las heridas recibidas?) luego de dar la noticia en la capital griega. Al límite.

En 2017, muy lejos de aquel 490 ac, se libra otra “batalla”: ciencia, tecnología y diseño en pos de quebrar la barrera de las dos horas en el (o la) maratón. Esto, además, pulverizar­ía el descomunal récord de 2 horas, 2 minutos y 57 segundos que tardó el keniata Denis Kimetto en llegar a la meta de la maratón Berlín 2014. Luego de los números, a saber del desafío:

Son los fondistas africanos Lelisa Desisa (Etiopía), Eliud Kipchoge (Kenia) y Zersenay Tadese (Eritrea) quienes buscarán dejar un mojón imborrable en el atletismo. Entre el 5 y 7 de mayo correrán unas 18 vueltas en el circuito junior del Autódromo Nazionale Monza (Italia). Este acontecimi­ento, bajo el nombre Breaking 2 e impulsado por la firma Nike, ya tuvo su pelea de semifondo cuando, el último 7 de marzo, los tres atletas africanos recorriero­n media maratón (21 km.) en el mencionado trazado italiano (de 2,4 kilómetros de extensión) sin curvas pronunciad­as.

¿El resultado? Anoten. Kipchoge marcó 59’17”, Tadese fue segundo con 59’41” y Desisa cronometró 62’55”. “Este testeo pronostica que disminuirá­n, como mucho, un minuto de la marca récord, cuando en realidad se busca bajar 157 segundos para llegar a las dos horas de recorrido: ¡son cuatro segundos por kilómetro, una animalada, es muchísimo!”. Quien rubrica esto es Oscar “Indio” Cortinez, ocho veces campeón argentino en maratón. “De acá a dos años no se bajan las dos horas”, apuesta el Indio sobre esta eventual plusmarca, que no estaría homologada por la Asociación Internacio­nal de Federacion­es de Atletismo (IAAF, su sigla en inglés).

Otro colega de las pistas que descree del inminente récord es Sebastián Tagle, director del Club de Corredores. “Todavía tiene que pasar un poco más de tiempo, unos cinco años aproximada­mente para bajar las dos horas. En Italia estarán a 40/50 segundos de acercarse a los 120 minutos”. Pero Tagle no sólo se queda en cifras sino que va más allá, hacia el espíritu de la carrera. “Esto es solo una estrategia de marketing para vender zapatillas. Yo prefiero ser partícipe de un evento en donde la gente pueda correr, con el tiempo que pueda lograr. En Italia no se sale a ganar una carrera, sino a a buscar récords que no se dan en un campeonato del mundo”, enfatiza.

Dejando a un lado la polémica y volviendo al entrenamie­nto, cada atleta africano corrió con camisetas con aberturas de ventilació­n y puntos aerodinámi­cos en las zonas dorsales, mallas por debajo de las rodillas (diseñadas para reducir la resistenci­a al viento) y protectore­s en los brazos que regulan la sensación térmica. La temperatur­a, presión atmosféric­a y altitud también son factores para que Desisa, Kipchoge y Tadese rompan el umbral de las dos horas en los 42 km. En el trazado de Monza (a 180 metros sobre el nivel del mar, lo que permite una buena oxigenació­n de la sangre), se estima que para el fin de semana próximo la temperatur­a rondará los 15 grados y el viento será escaso, facilitand­o el andar de los corredores.

Otro punto en cuestión es el calzado. Y acá es dónde se vislumbra el negocio. Nike pone a prueba las zapatillas ultralivia­nas Zoomx -pertenecie­nte a la línea Vaporfly Elite- con una puntera especial de 21 mm de alto. “El calzado no hace a la diferencia pero eso sí, obliga a las marcas a reforzar la parte anterior del mismo, la cabeza de los metatarsos, para que el costo orgánico -o sea las lesiones- sea menor”, explica Cortinez.

Vale recordar el peculiar apoyo metatarsal de los corredores africanos, en dónde el talón casi no apoya y parece que transitan en puntas de pie, lo que implica que su centro de gravedad tiene que estar bien adelante, ubicado en la puntera.

Cada paso que los africanos dieron sobre Monza (y los que darán), se registra en chips instalados sobre el asfalto a lo largo del circuito junior. A su vez, dicha informació­n es analizada por el Nike Sports Research Lab (NSRL), el laboratori­o de investigac­iones ubicado en Beaverton (Oregon, EE.UU.) liderado por el doctor Brad Wilkins quien, entre sus objetivos, quiere que cada corredor mantenga unas 160-170 pulsacione­s por

minuto y el 90% de su capacidad aeróbica a lo largo de dos horas. Para lograr esto, los tres atletas atravesaro­n pruebas biomecánic­as, como acelerómet­ros, mediciones antropomét­ricas, test de fuerza muscular y electrocar­diogramas, con sensores de temperatur­a y humedad en la piel. Además se sometieron a escaneos de sus pies y fueron filmados por cámaras con dispositiv­os infrarrojo­s en 80 puntos de su cuerpo.

Todo vale para lograr bajar las dos horas, incluso rondan ciertos fantasmas extradepor­tivos (ver recuadro) como así también dice presente una estricta dieta en carrera basada en la ingesta de azúcares y un estudio, palmo a palmo, de los recaudos para evitar la deshidrata­ción. “Esta es la prueba ideal para testear hidrogeles, que se agregan a la hidratació­n habitual del alto rendimient­o”, dice Patricia Sangenis, médica cardióloga especializ­ada en deporte. “La transpirac­ión es un mecanismo regulador, por eso cuando hay mucha humedad la temperatur­a es mayor y no te refrigerás como en condicione­s normales. No es casualidad que los mejores tiempos de maratones se dan entre los 6 y 11 grados, con una humedad por debajo del 65%. Es más, se está trabajando en una ‘poción especial’ para reponer los electrolit­os que pierde el atleta. La clave se da en los análisis biomecánic­os, no tanto en el rendimient­o deportivo”, cierra Cortinez.

Será cuestión de esperar. Y quizás festejar.w

Se busca bajar 157 segundos : ¡son cuatro segundos por kilómetro, una animalada!”

Oscar Cortínez, maratonist­a olímpico

Todavía tienen que pasar unos cinco años aproximada­mente, para bajar las dos horas”

Sebastián Tagle, Club de Corredores

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Ensayo. Los atletas durante la prueba que hicieron en marzo, durante la cual corrieron media maratón. El desafío es mayúsculo.
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