Un cafecito entre búhos, conejos y erizos
Los japoneses, que impusieron la moda de los bares con gatos, suben la apuesta con animales más exóticos.
Salir de trabajar luego de un día agotador e ir a tomar un café a un lugar donde se puede acariciar conejos de orejas caídas. Disfrutar un té verde embotellado ante la mirada atenta de búhos de todos los tamaños. De eso se tratan los inusuales (para los argentinos) cafés con animales que existen a lo largo de todo Tokio y principales ciudades de Japón. Tienen algo de bar y un poco de mini zoológico. Son la oportunidad de interactuar con una mascota.
El big bang de este tipo de emprendimiento fueron los Neko Cafés (“cafés de gatos”, en japonés), espacios relajados en los que se puede tomar algo, jugar con gatitos, darles de comer, y verlos recorrer la habitación en un entorno distendido. Aunque el primero abrió en Taiwán en 1998, fue en Japón, a partir de 2004, donde encontraron su máxima expresión.
En Tokio, la mayoría de los inquilinos de los pequeños departamentos de 15 metros cuadrados tienen prohibido tener mascota, por eso estudiantes y oficinistas optan por visitar estos espacios para relajarse e interactuar con animales.
En la mayoría de los cafés se utiliza un sistema de tiempo; se paga una entrada promedio de 1.500 yens ($210 aproximadamente) que permite quedarse
30 o 60 minutos. A veces incluye la consumición, otras, eso se paga aparte. Hay aproximadamente 150 de estos cafés en todo Japón.
El modelo de los cat cafés fue replicado Europa, Estados Unidos y América Latina con muy buena respuesta, pero los japoneses suelen estar un paso adelante: ahora la tendencia son los búhos, conejos y erizos.
El café Ikefukuro, por ejemplo, tiene una capacidad máxima de 16 visitantes por hora y se reserva lugar anticipadamente como en un restaurante. En la entrada, un empleado rocía las manos de los visitantes con
desinfectante y explica algunas reglas básicas, como no gritar y no tocar las patas de los animales. Después, es decisión de cada uno sentarse a tomar una gaseosa o cerveza, acariciar a un búho, fotografiarlos o darles de comer. “Esta tienda abrió hace tres años, actualmente tenemos 33 búhos de diferentes especies y otros 25 en la sucursal del barrio Ginza. Abrimos un segundo local porque los búhos están empezando a tener bastantes fans, y tuvimos que expandirnos. Su popularidad creció gracias al fenómeno Harry Potter y al animé japonés” explica Geraldine Kobayashi, encargada del local.
¿Insólito? Tal vez sólo el signo de los tiempos...w