Dos creadores unidos por el poder de la sensibilidad
La cantautora colombiana y su par santafesino anticipan cómo será su noche de canciones compartidas.
Con el rumor de la lluvia en el café La Poesía, Jorge Fandermole susurra entonando su letra para los dos: “Para la afrenta, tolerancia; dudas para la razón; para la larga constancia y fuerza para el corazón. Para la guerra nada”. Y aquí, en San Telmo, más deseos futuros flotan en el tiempo gris: la trovadora colombiana Marta Gómez oye las frases que el santafesino agregó a su canción Para la guerra nada, y concibe con paz: “Es un regalo escuchar a Fander en mi tema, con sus propias palabras. Su uso del lenguaje es súper potente y no sólo amplía el sentido colectivo de lo que canta. Me conmueve mucho en lo personal”.
Para la guerra nada será uno de los misterios que descifrarán entre el referencial cantautor santafesino de 61 años (ícono de la Trova y las músicas de raíz folclórica) y la cantante y compositora de 38, radicada en Barcelona, y multipremiada voz universal entre las artistas latinoamericanas del siglo XXI, hoy desde las 20.30, en su primer concierto compartido en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125), como parte del Festival Mestiza Música.
Quienes conocen sus obras, intuirán lo que van cantar. Quienes los redescubran, volverán a sus casas atrapados por sus secretos. Aquí revelan el primero. Para la guerra nada, un proyecto alrededor de una canción que Marta Gómez compuso en 2014, al leer sobre una cúpula magnética que inventó Israel para pulverizar misiles en su guerra contra Palestina. “¿Cuánta creatividad desperdiciada hay en una guerra?”, se dijo ella. Y su respuesta fue una letra con “todo tipo de objetos inventados sólo para hacernos felices”. Escribió: “Para el silencio una palabra, para la oreja un caracol; un columpio pa’ la infancia y al oído un acordeón. Para la guerra nada”.
Por las redes sociales, otros artistas también sumaron cantando sus objetos de felicidad y el tema prendió como un canto de paz pendiente en Colombia y un alerta colectivo: sumaron su voz León Gieco, Piero, Pedro Aznar, Víctor Heredia, Inti Illimani, Mariana Baraj, etc. Y un día llegó hasta Fandermole, con quien se conocieron en Buenos Aires en 2016, antes de que ella presentara sus discos Canciones de Sol y Canciones de luna.
Allí, ella versiona a varios argentinos: Fandermole, Yupanqui, María Elena Walsh, Spinetta, Juan Quintero, Luis Pescetti, Ana Robles... “En noviembre, lo invité a hacer Diamante y Canto versos. Antes, a las músicas de Fander las había oído sin saber que eran suyas. A Sueñero la escuché por Mercedes Sosa. Me encantan sus saltos melódicos y sus imágenes poéticas”, cuenta Gómez.
Con Fandermole brilló algo similar. “Yo la empecé a conocer cuando un amigo se bajó su discografía y me pasó canciones. Una de las primeras fue Canción del naranjo seco, de su disco El corazón y el sombrero, de 2011, sobre poesías de Federico García Lorca. Lo primero que me gustó fue su modo de cantar. Las voces expresan una interioridad. Su voz tiene una cosa serena que me gusta mucho, y luego me enteré que encima compone hermosamente. Es un lujo”. Ella se ríe y baja los ojos. “Lo mío es más suave. Si bien mi forma de cantar no es como la de Mercedes, la admiro por su forma de sentir. Hasta canté en vivo con ella. Crecí oyendo a María Elena y el rock de Charly, Fito y Pedro Aznar. Más acá me hice amiga de Carnota y luego de Juan Quintero. Pero mis influencias sin infinitas”.
Las conjugarán hoy a las 20.30. Abrirá Fandermole con su grupo y, tras dejar fluir sus obras, hará el traspaso: invitará a Marta y cantarán los dos solos. Luego, ella con su grupo; y todos se reencontrarán para el final. “Fandermole es un universo inagotable”, sabe Gómez. Y él la mira: “Es un gran compromiso cantar con ella. Nuestro vínculo está basado en la autenticidad”.w