Sin lugar para los débiles
Juegos de amor y de guerra Con: Andrea Bonelli, Luciano Castro, Santiago Magariños y Diego Vegezzi. Dirige: Oscar Barney Finn. En C. C. de la Cooperación, Corrientes 1548. Viernes y sábados 22.30 y domingos 20. Entradas:. $350.
En Juegos de amor y de guerra, la obra escrita por Gonzalo Demaría y dirigida por Oscar Barney Finn, la acción transcurre en Buenos Aires en 1942, época atravesada por la guerra en Europa. La obra es un interesante recorte de un momento social en el que Demaría pone el foco de un modo poco habitual, desde lo teatral. Esa contienda bélica que parece tan lejana tiene, sin embargo, sus coletazos letales como las bombas, de este la- do del Atlántico, de los ejércitos.
Una señora de alta sociedad (Andrea Bonelli) se ve tironeada entre su rol materno, su pasión por un hombre y las presiones de su clase. Los sentimientos terminan siendo los más perjudicados. Basada en un hecho real, el gobierno liderado por Castillo entonces, intenta la neutralidad frente al desastre que se está viviendo en Europa. Pero esa indefinición tendrá sus consecuencias. Por otra parte, un cadete militar, en plena crisis de identidad, tiene un desliz que será su ruina.el crispado y despiadado personaje de Bonelli es la columna vertebral de esta hipocresía que lleva a la ruina colectiva, latente todo el tiempo, en una puesta en escena con ciertos elementos operísticos gracias a la luz y a la impostada gestualidad de época.
Luciano Castro compone a un teniente, hijo de inmigrantes, que intenta escalar socialmente. Su uniforme y su capacidad de seducción con la madre del cadete son sus armas más poderosas. En el cruce con esta mujer estará uno de los choques más fuertes: poder, sexo y lucha de clases. Castro sale de sus personajes más habituales para encarnar a este estructurado militar. El cadete (un solvente Santiago Magariños) será una de las principales víctimas de ese peligroso juego. La otra es Celeste Imperio, una travesti, refugiada de la persecusión nazi. Su vínculo con el cadete es la mecha que enciende el drama. Sebastián Holz se pone en la piel de este personaje que resulta absolutamente conmovedor. Con muchos recursos, Holz además de cantar en francés y alemán, muestra a una criatura desesperada en toda su dimensión. Diego Vegezzi (amigo del cadete) completa el eslabón de los más débiles, los que pierden el juego.