Un gran despliegue musical para el show del camaleón Crítica
Martín Bossi se luce recreando a varias estrellas de rock. Y vuelve a probar con los cómicos argentinos. “BOSSI MASTER SHOW”, EN EL ASTRAL
Bossi Master Show
Con : Martín Bossi . Dirección general: Manuel Wirtz y Emilio Tamer. Dirección musical: Nito Mestre. Teatro: Astral (Corrientes 1639), de vier a dom. Entradas: desde $400. Una seguidilla de caras famosas del rock, leyendas internacionales todas, pasan veloces como ráfagas por el escenario del Astral. Detrás, o mejor dicho, dentro de ellas está Martín Bossi, prestándoles cuerpo y voz.
En su nuevo espectáculo Bossi Master Show, el actor se entusiasma con la música y decide desplegar toda su destreza con la imitación para darle vida a artistas como Elvis Presley, Bob Marley, Mick Jagger, Stevie Wonparan der, Prince, Jim Morrison, John Lennon, Bee Gees y Kiss.
La apertura es con John Miles y con su tema Music, de 1976, que será el eje de la primera parte. Un Bossi que se cambia y se transforma a una velocidad inusitada, casi relámpago, aparece en una canción tras otra, caracterizado como estos artistas.
Si el ritmo delante de escena es vertiginoso, uno podría imaginarse que, detrás hay un equipo que al estilo de los boxes de Formula 1 están entrenados para convertir al actor en lo que sea en cuestión de segundos. Los hits de cada uno de estas estrellas de rock encienden al público, gracias también a los buenos músicos y bailarinas que lo acompañan en cada detalle. Ya que las imitaciones son tan logradas y exactas, tal vez Bossi hasta podría quedarse un poco más en el escenario con cada uno de ellos. O quizás, el truco sea dejar con las ganas de más al espectador.
El leit motiv musical cerrará el show con la imitación de ídolos locales (tan lograda como los internacionales) como Miguel Abuelo, Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati.
Tras la maratónica performance musical, ya vestido de traje, Bossi enfrenta al público solo, sin máscaras. Aprovechando el tema de la comunicación y las redes sociales y los artilugios tecnológicos que hoy en día aca- la atención, el actor desafía al público a que, durante un minuto, tomen fotos, graben y hablen por celular a cambio de callarlos sin excusas por el resto del show. Una manera de tener la atención de los espectadores bien arriba.
Con menciones que, quizás, para los más jóvenes suene a comentario de adulto un tanto resignado y nostalgioso de otras épocas,bossi se despacha contra ciertas convenciones actuales, y compara, por ejemplo, las citas de antes con las de ahora, Tinder mediante (a la que define como “aplicación de cobardes”) y otras cuestiones.
Siguiendo el hilo musical del arranque, el show propone un momento de fogón, para propiciar un encuentro supuestamente más relajado y que rescate el cara a cara como eje de la comunicación. Con invitados que suben a tocar la guitarra (en su debut estuvo Nito Mestre, director musical del espectáculo), nuevamente Bossi hace participar al público con la clara intención de mantenerlo bien despabilado.
Luego llegará el turno del tributo a los cómicos argentinos y su ya conocida recreación de Alberto Olmedo, esta vez acompañado por Javier Portales y por Jorge Porcel, ambos muy bien logrados por Jorge “Carna” Crivelli. La cuestión en este punto es
que, a esta altura de su carrera, la versatilidad de Bossi ya lo habilita ampliamente como para probar otras instancias superadoras. El actor tiene con qué y sería una lástima que la repetición terminara desgastando sus habilidades.
Sin un hilo conductor en el show, excepto la propia figura del actor, y con un buen ritmo inicial que se diluye en los sketches sucesivos ya conocidos, el artista y el show funcionan. Pero una vuelta de tuerca no estaría de más.