UN GRANDE DE LA TELE
El periodista y conductor murió ayer, a los 77, a causa de un cáncer de púlmón. Fue una figura de la TV.
A los 77 años, murió Andrés Percivale, un periodista clave de la pantalla chica argentina. Tenía cáncer de pulmón.
Andrés Percivale y Mónica Cahen D’anvers pusieron en marcha esa marca registrada que hoy es Telenoche. “Estoy muy triste. Habíamos hablado hace cosa de quince, veinte días. El tenía cáncer hacía bastante tiempo, pero se la bancaba bastante bien. La noticia me entristece de una manera increíble”.
Palabras de Mónica. Ayer a los 77 años murió Andrés Luis Percivale. Entre otras cosas fue periodista, pero según su compañera de inicios y ruta, Andrés fue mucho más que eso. “Cuando nos llamaron para hacer Telenoche, Goar Mestre -empresario cubano, otro zar de la televisión argentina- quería un noticiero más relajado, más tranquilo y nos convocó junto a Tomás Eloy Martínez”. Tomás duró poquito en la aventura porque, como le dijo a Mónica antes de bajarse: Yo soy más para escribir que para hablar.
Mónica habló conmovida para Bravo Continental. Dijo más: “Fue maestro, fue arquitecto, era adorable, era simpático... Estuvo en Telenoche nada más que cuatro años, pero su presencia quedó muy marcada para siempre. Como profesional, cubrió Vietnam, El Cordobazo y la rebelión de jóvenes en París (el Mayo Francés)”. Además transmitió la llegada del primer hombre a la Luna en 1969.
Ni la enfermedad ni el paso del tiempo lograron alterar esa imagen de dandy sin excentricidades. En sus últimas apariciones públicas se lo veía fresco y aliviado. Mónica reparó en ese gesto: “No había cambiado para nada, salvo el pelo que estaba blanco, porque no se teñía”. En 2010 le habían diagnosticado cancér de pulmón. Peleó hasta donde pudo.
Alejado de los medios llegó a escribirse que su vida periodística daba para “un best seller”.
Cuando su físico le dio malas señales se acercó a la maestra Indra Devi, famosa difusora de la práctica del yoga. Y nunca más se separó de una práctica que, ya puesto en docente, aggiornó de acuerdo a la vida urbana que llevaba. La espiritualidad le llegó de casualidad entrevistando a la mismísima Devi. Fuera de cámara, ella lo miró fijo y le dijo:
“Usted tiene que hacer yoga. Está muy estresado”. El Percivale de los medios sonrió escéptico hasta que empezó con una serie de tensiones, cansancio mental y surmenages (como se le decí al estrés de antes).
“Me fui a la India y de a poco, desconfiado como todo buen periodista, empecé a entrar en esta sabiduría que es realmente fantástica”. En una cálida entrevista con Beto Casella, allá por 2011, reconoció abiertamente su enfermedad. “Me hicieron una placa de pulmón y el médico me dijo: acá hay una mancha. Me lo dijo y me quedé duro. Después me tenté con el por qué a mí, por qué ahora... Después descarté esa clase de tentación y no lo vinculé con nada, sólo quise saber si esto tenía cura. Me dijeron que sí y entonces empecé con las sesiones de quimio y rayos, pero gracias a mi training de yoga no me pasó nada con el pelo y tampoco adelgacé”.
Como profesor de yoga mezcló la práctica oriental con la occidental. Su Manual de Yoga Contemporáneo se consigue en Mercado Libre a $ 199 pesos. Y quién es feliz, tiene razón (cómo vivir cien años y mantenerse joven),a $ 79. Fuera de los medios supo despacharse con tristeza y elegancia:
“La televisión es una actividad muy cruel, porque nos debemos al público y dependemos siempre de él. Nos tenemos que conducir de cierta manera y la competencia, los deseos y la angustia por determinados logros nos ubica en posiciones para nada deseables”. Ganó cinco premios Martín Fierro. “Tenemos una mente que cree que lo resuelve todo y no hace nada. Es difícil parar la mente con la mente, el fuego con el fuego”.
Andrés Percivale había nacido el 23 de julio de 1939. Era el menor de tres hermanos.