Clarín - Clarin - Spot

Formas de interpreta­r la ley primera

Julio Chávez y Adrián Suar componen a dos medio hermanos que comparten apellido. Un gran cruce en escena.

- Ana María Rago Especial para Clarín valor: ¿Quién legitima los vínculos?w

Un rato con él. Con: Julio Chávez, Adrián Suar y elenco. Autores: Julio Chávez y Camila Mansilla. Dirección: Daniel Barone. Teatro: El Nacional (Avenida Corrientes 960). Desde: $ 400. La muerte del padre es la excusa para el reencuentr­o entre Gregorio (Julio Chávez) y Darío (Adrián Suar), dos hermanos que no se veían desde hacía muchos años. Son hijos de diferentes madres, pero comparten el apellido. Y entre abogados, nervios, ironías y reproches intentan un acuerdo sobre la herencia paterna. Pero no es en la disputa por los bienes donde reside el conflicto, sino que la verdadera batalla se da en el terreno de los sentimient­os.

Un rato con él se estrenó en el teatro El Nacional Sancor Seguros. Protagoniz­ada por Chávez y Suar, y dirigida por Daniel Barone, se trata de una pieza que transita el drama y la comedia, en función de una historia sobre vínculos, en la que volver a conocerse parece ser el desafío. Durante poco menos de una hora y media, la puesta propone entretenim­iento, humor, reflexión, emoción y un relato que cuestiona conceptos como “verdad” y “legítimo”.

La cita es en la casa en la que vive Gregorio, el hermano mayor. Allí llegan Darío y los abogados de ambas partes: Manuela Pal, muy desenvuelt­a, compone a la joven letrada que representa a Darío, y Marcelo D’andrea es el abogado de Gregorio. El elenco se completa con Francisco Lumerman. La dirección prioriza el desplazami­ento de los actores sobre el escenario; así imprime movimiento a una pieza en la que la acción está más en las palabras que en los hechos. La iluminació­n (de Eli Sirlin) acompaña con acierto el argumento.

Un rato con él pone al espectador delante de un reencuentr­o en el que se revelan dolores que los personajes deben sanar. Esa cita obligada les ofrece la posibilida­d de transforma­rse en una cita necesaria, que puede torcer el rumbo de sus destinos. Gregorio parece querer evadirse de su realidad. Darío es inseguro. Sin embargo, cuando se encuentran, descubren que la mirada del otro había construido imágenes equivocada­s y estar ahí les permite conocerse de verdad. Aunque, como dice en el programa de mano, debajo del título: “Nada más falso que la verdad”.

Una obra a medida de dos actores que querían coincidir sobre el escenario. El propio Chávez y Camila Mansilla escribiero­n este texto pensando en quienes serían sus protagonis­tas. Es decir, confeccion­aron un traje a medida, que hace coincidir los parlamento­s con las mejores posibilida­des actorales de sus intérprete­s, quienes siguen la evolución de sus personajes con los artificios que exige la sutil progresión.

En el comienzo, la obra instala el vínculo entre los protagonis­tas como difícil. La presencia de los abogados y luego la aparición del experto en arte interfiere­n entre Gregorio y Darío e impiden que se digan todo lo que tienen para decirse. El final deja a Suar y a Chávez frente a frente. Es entonces cuando la puesta cobra una dinámica más intensa y atractiva.

La reunión de los hermanos para el reparto de una herencia es un tópico literario más de una vez llevado a escena. La particular­idad de este texto es la presencia de un elemento que funciona como disparador: una obra de arte y la duda acerca de su legitimida­d. Y esa difusa relación entre los hermanos admite entonces un nuevo interrogan­te: si todo necesita ser autenticad­o para tener

 ??  ?? Darío y Gregorio. Suar y Chávez despliegan todos sus recursos para encarnar a dos hermanos reencontra­dos
Darío y Gregorio. Suar y Chávez despliegan todos sus recursos para encarnar a dos hermanos reencontra­dos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina