Secretos de los pedidos que tienen más éxito
La Ley Nacional de Electrodependientes y el Día de los Simpsons: dos realidades gracias a firmas virtuales.
¿Qué tienen en común el Día Internacional de Los Simpsons y la Ley Nacional de Electrodependientes, promulgada hace unos días? Ambas iniciativas fueron inicialmente posteadas en la plataforma digital Change.org y, con cientos de firmas, alcanzaron sus respectivas “victorias”: el canal Fox celebró el 19 de abril con una programación especial y el Congreso argentino se hizo eco del pedido de Mariela, la mamá que contó el drama de su hija Caterina, y aseguró el suministro permanente y gratuito de energía eléctrica a las personas que lo requieran por cuestiones de salud. La española Susana Fernández Garrido, directora y fundadora de Change.org en América Latina, contó que los temas de salud y las causas animalistas son los pedidos que reciben más apoyo (de aquí salió también el hashtag #Stopgalgueros, que pedía la prohibición de estas carreras en nuestro país), seguidos por las causas contra la corrupción.
Que la pizzería Guerrín vuelva a cortar la grande de mozzarella en ocho porciones (y no en diez, como ahora) o que instalen un Mcdonald’s en la ciudad santafesina de Rafaela son algunos de los pedidos que apoyan los casi 5 millones de usuarios de Argentina, donde -además- en el último tiempo creció considerablemente la temática vinculado con violencia de género, a partir de las marchas de #Niunamenos . “Los pedidos con mayor impacto suelen ser los positivos, aquellos que proponen algo constructivo, que le añadirá valor a la sociedad. Lo que sale más ‘automático’ es el modelo negativo, por ejemplo, si hay maltrato animal, decir ‘encarcelen a esa persona’. Pero no es lo mismo castigar a alguien que generar una ley, que no solo es punitiva, sino preventiva; hemos visto cómo los pedidos se van transformando en propuestas que generen un cambio real en la sociedad”, explica Susana
Desde Change.org aseguran que en una década alcanzaron 21.570 victorias en 196 países y, en cinco años de su desembarco en Argentina, llevan 800 objetivos concretados. Pero no
necesariamente los pedidos que tienen más firmas son los que triunfan. ¿La fórmula del éxito? Susana da tres claves: contar la historia de una manera empática, proponer algo concreto y con un objetivo y alcance específicos, y dirigir la petición al responsable más directo. “Por ejemplo, si quiero mejorar la salud de los pueblos originarios de algún lugar, el político responsable dirá ‘yo también’. Pero si digo ‘en esta población hace falta un pediatra 24 horas’, la causa se vuelve mucho más específica y la respuesta tiene que ser sí o no”. En este sentido, asegura que las peticiones cambiaron y evolucionaron con el tiempo hacia pedidos más productivos, aprendiendo de los demás. En los comienzos de la plataforma, las personas creían que el pedido sería más visto si se dirigía al Presidente pero fueron descubriendo que era más útil comprometer al encargado directo de lo que no funciona. “Hace unos años habían donado un aire acondicionado para la sala de Oncología del Hospital San Martín, en Paraná, pero durante mucho tiempo no fue colocado. Ahí había un funcionario dormido y la petición puso la presión ciudadana directamente en esa persona, que se vio obligada a responder. Hacer campaña se trata precisamente de cómo los ciudadanos entienden de qué manera influenciar a quien tiene que tomar las decisiones y cómo lidiar con el poder cuando éste no te escucha”, dice Garrido. “Normalmente lo que nos rodean no son problemas macros, sino aquellos que están a nuestro alcance y son locales, como un semáforo que no funciona o algo que pasa en una escuela”, comenta.
Ya sea con un tweet anónimo o un comentario en una nota o algún foro, el “ciberactivismo” es criticado por su poco compromiso (¿personas anónimas que se quejan desde el sillón del living?) “Cada herramienta
tiene su fin”, dice Susana a Clarín. “Nuestra misión no es que la gente sea más comprometida, pero todo suma. Creo que esa crítica se da porque uno pone más expectativas de las que debería en una plataforma como Change.org que, en el fondo, trata de estrechar la distancia entre la participación ciudadana y la democracia y el poder”. Además, cuenta que, de los cientos de pedidos que se abren por semana, son excepcionales aquellos que tienen problemas o deben ser modificados (o eliminados) porque contradicen las normas de la plataforma sobre libertad de expresión, bullying o difamación: “Para aquella excepción que puede ser negativa, hemos encontrado la fórmula para que toda la comunidad pueda levantar la mano y decir ‘esto es ofensivo’”.
Change.org cuenta con 181 millones de usuarios en el mundo, 24 de ellos en Latinoamérica. En su primera década de vida, la plataforma “generó un cambio en la sociedad y un aporte al fortalecimiento del sistema democrático -resume Susana-. Si bien nos llaman la atención las victorias que se hacen más conocidas, para mí, lo más importante se da cuando decimos ‘por primera vez un ciudadano ha conseguido esto’. Ahí es cuando nos damos cuenta que estamos siendo útiles y aportamos un nuevo modelo”.w