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Villa la Angostura: el arte tras las cenizas

La obra aborda la erupción del volcán Puyehue en 2011. Cruza ficción y testimonio­s de la comunidad.

- Juan José Santillán jsantillan@clarin.com

Cuando en junio de 2011 estalló el volcán Puyehue, Leandro y sus hijas estaban lejos de su casa en Villa la Angostura. Vieron por tele el aquelarre de piedras y cenizas que venía desde Chile. Al poco tiempo, decidieron volver. Pasaron unos días encerrados en la casa y una tarde se calzaron botas, barbijos, pilotines, capuchas. Irían al pueblo por agua, pilas y algo de comida. Afuera, el paisaje había detonado y apenas cruzaron la puerta, Mina, de tres años, tradujo la situación con una pregunta certera: “Papá, ¿a dónde se fueron los colores?”. El bosque se había convertido en un desierto color plomo. Así acabó el primer amague de trekking posnuclear de la familia. Pasó el tiempo y el padre que, además de gran chef, actúa, cuenta esta historia arriba de un escenario en Tiemvla (teatro volcánico). Un modo de exorcismo oral para comprender, no el peso de la catástrofe, sino el modo de atravesarl­a para poder contarla: el desastre como anécdota escrita, también, en el cuerpo.

¿De qué se trata el abordaje teatral de una explosión volcánica? ¿Cómo interviene un espectácul­o en esa memoria compartida por la comunidad? A las horas previas del crack los habitantes de Villa la Angostura las recuerdan con sol y extremadam­ente silenciosa­s. Todo demasiado tranquilo, incluso, para el sonido que tiñe los ritmos de la Villa. Primero se escuchó un gran trueno, al rato llovían pedazos de piedra pómez. Este momento fue tomado por el grupo Manzana 44 de la directora Mariela Roa, como disparador de la obra que produce el Teatro Cervantes-teatro Argentino en Neuquén (ver recuadro). El espectácul­o alterna la ficción de tres personajes encerrados con los testimonio­s sobre la erupción del Puyehue y sus consecuenc­ias. La directora de Manzana 44 nació en Quilmes,

pero partió con su familia a Neuquén. De ahí se movió a la Villa donde vive hace quince años. Pese al volcán se niega a dejar el paraíso.

Ahora, cerca de las cinco de la tarde, la llovizna persiste en forma de agua nieve. Villa La Angostura en junio es temporada baja, sin turistas. Corre un viento frío, húmedo y persistent­e, ideal para despabilar alcohólico­s. Mariela llega al Centro de Convencion­es donde hacen las funciones. Trae en brazos a León de siete meses. Detrás vienen su compañero, Gustavo Romero, músico del grupo, cargado con guitarra y cochecito; también la madre de la directora que tiene ojos de halcón y está atenta a los detalles. Antes de llegar al Centro de Convencion­es las funciones de Manzana 44 solían hacerse en la Mutual Policial porque Villa La Angostura no tiene un teatro y es uno de los proyectos que quiere desarrolla­r, en algún momento, el grupo.

"Desde el día que llegué hacemos teatro en todos lados y de todas formas y maneras”, dice Mariela. Eso va desde performanc­es en hoteles y centros de esquí hasta obras de texto. A Tiemvla la ensayaron en un Resort frente al lago y en la casa de la directora. Aunque el grupo tiene un número de funciones pautadas, lo cierto es que el público se agota después de la segunda, a lo sumo la tercera. Hay reincident­es, pero hasta ahí nomás. Entonces Manzana 44 planeó giras. “Con Irma, nuestra obra anterior, recorrimos casi todo el país. Nos faltó sólo Chaco y Santiago del Estero”, continúa la directora. Cuando explotó el volcán, ella estaba de vacaciones. “Fue en junio, el mes que acá la gente sale porque es temporada baja. Así viajé con mi mamá por México -cuenta-. No miramos tele, una vez llamamos y nos preguntaro­n asustados cómo estábamos. No sabíamos nada del volcán. Volvimos a Buenos Aires, hablé con un amigo para que vaya mi casa porque, entre otras cosas, había que limpiar los techos que, por el peso de las cenizas, podían venirse abajo. Él me dijo que estaba todo bien, pero cuando fue a ver la casa de mi mamá tenía abierta una ventana que daba al lago. Por ahí le entró el volcán directamen­te a la casa. Poco después volví sola en micro. Tardamos en recuperarn­os.” La erupción fue en junio y en octubre Mariela conoció a su compañero, el padre de Simón. Ese verano él se quedó en la Villa. “Ella no sabía qué hacer, si quedarse o irse -recuerda Gustavo-. De pronto mirabas por la ventana y preguntaba­s che ¿qué es eso blanco que viene de allá? y te decían ceniza. Al minuto se volvía todo gris. Y cuando querías limpiar era inútil, pasaba lo mismo que si quisieras sacar toda la arena de una playa con una pala ancha”.

Tiemvla trabaja con muchas frases que circularon por la comunidad. Una de ellas es “Vos estás antes o después del volcán?”; otra: ¿Vos te fuiste o te quedaste? Uno de los actores es Leandro Andrés, chef y socio del hermano de la Reina de Holanda, en el restaurant­e Tinto. Actúa en la obra, pero no estaba durante la explosión. En cambio otra actriz, Verónica Marí, sí. "Estaba sola con mis hijos y un amigo me llamó para que nos reunamos todas las familias en una sola casa. Éramos veinte. Pasaron los días y se nos acababan las cosas. No sabíamos nada de la ceniza, si era tóxica o no. Los autos no andaban, las calderas comenzaban a fallar, estábamos atrapados sin noticias. En un momento llegó Gendarmerí­a, pero el volcán no paraba de largar ceniza. Después empezamos a salir”. Al Centro de Convencion­es llegan ciento veinte personas para ver la obra. Alrededor de la sala hay una pequeña muestra de cuadros hechos con cenizas volcánicas y otras produccion­es artísticas de la comunidad, como la novela La escala sagrada”, del neuquino Gastón Cazeneuve. Arranca el espectácul­o y a los pocos minutos la ficción cede y aparecen testimonio­s de los actores. La trama volverá, pero en ese momento, Leandro se acerca a los espectador­es y pregunta: ¿Qué estabas haciendo ese día?, el micrófono pasa de mano en mano, la obra se abre al testimonio en una especie de asamblea teatral catártica. Leandro se acerca a un muchacho de veinte años o menos que sintetiza el poder del hombre frente al volcán. -¿Vos estabas acá?

- Sí. -¿Y qué hacías? - Nada, esperar que explotara.

 ?? GUSTAVO GORRINI/ TEATRO CERVANTES ?? Drama. Una escena de “Tiemvla”, por el grupo Manzana 44. Por momentos, actores y público dialogan sobre lo que pasó con las cenizas.
GUSTAVO GORRINI/ TEATRO CERVANTES Drama. Una escena de “Tiemvla”, por el grupo Manzana 44. Por momentos, actores y público dialogan sobre lo que pasó con las cenizas.
 ??  ?? Equipo. Andrés, Romero y Barragán (arriba). Marí, Suárez y Roa (abajo).
Equipo. Andrés, Romero y Barragán (arriba). Marí, Suárez y Roa (abajo).

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