Con el foco en los vínculos familiares y la paternidad
El maestro japonés de “After Life” y “De tal padre, tal hijo” presentó su última obra en el Festival de Cannes.
Hirokazu Kore-eda es uno de los grandes cineastas de la actualidad, habitué de los festivales más importantes. Pero, en una cartelera dominada por los tanques de Hollywood, sus películas no siempre son estrenadas comercialmente en la Argentina. Por eso es una gran noticia que llegue a nuestros cines Después de la tormenta, la más reciente creación del maestro japonés, que tuvo su estreno mundial en Cannes 2016 y desde entonces viene cosechando elogios de la crítica en todo el mundo.
En este caso, el director de After Li- fe cuenta la historia de Ryota, un hombre que está en una mala racha, tanto afectiva como económicamente. Después de haber ganado un premio literario hace más de quince años, sus aspiraciones de escritor se fueron desvaneciendo con el paso del tiempo, y sobrevive como detective privado. Divorciado, gasta lo poco que tiene en el hipódromo, y no le alcanza para pagar la pensión alimentaria de su hijo de 11 años. Tras la muerte de su padre, con quien tenía una mala relación, reanuda el vínculo con su madre y se le abre la oportunidad de estrechar el lazo con su propio hijo.
Una vez más, Kore-eda aborda los vínculos familiares y la paternidad. Lo hizo en Nadie sabe (2004), donde cuatro hermanos eran abandonados por la madre y debían sobrevivir solos; en Un día en familia (2008), donde una familia se reunía para conmemorar el aniversario de la muerte de uno de los hijos; De tal padre, tal hijo (2013), en la que un hombre descubría que su hijo biológico había sido intercambiado al nacer con el niño que él había criado; y en Nuestra hermana pequeña (2015), en la que tres hermanas que viven juntas acogen a una cuarta tras la muerte de su padre.
Pero él no quiere que se lo asocie sólo con esta temática: “Me interesan otros temas, no quiero que se me encasille como un director de dramas familiares. Mis próximos proyectos no tienen que ver con la familia”. De hecho The Third Murder, la película que está terminando por estos días, es un thriller.
Después de la tormenta tiene algunas líneas argumentales inspiradas por vivencias autobiográficas del director de 55 años. “Tanto como hijo como padre hay varias cosas que no hice y que debería haber hecho, ése es mi dilema y arrepentimiento. Así que en ese sentido hay un fuerte parecido entre Ryota y yo. Como yo, ganó un premio literario cuando era joven y pensó que podía vivir de eso, pero falló. Yo tenía 27 años, gané una mención honoraria en un concurso de guión, y conseguí un trabajo en televisión como asistente de dirección. Pero pensé en renunciar, creyendo que podía vivir como guionista. Pero mi madre me disuadió: me dijo que debía ser paciente y seguir trabajando. Estoy contento de haber tomado esa decisión: si hubiera renunciado, probablemente habría terminado como Ryota”. Kore-eda reconoce la influencia de los filmes sociales, realistas y tragicó- micos de Mikio Naruse, uno de los mayores creadores de la historia del cine japonés. Y cuenta que la inspiración para sus historias a menudo proviene de la literatura de no ficción tanto como del manga, la historieta japonesa. También, de frases oídas en la calle: “Cuando viajo en tren, me gusta escuchar las conversaciones ajenas. Es de chismoso, pero aprendés mucho sobre la gente y cómo habla. También les hablo a los taxistas y miro sus nombres en las licencias, y trato de imaginar cómo llegaron a ser taxistas”.
Sin ser una comedia, varios pasajes de Después de la tormenta son graciosos, manteniendo el espíritu alegre y optimista que suelen tener las películas de Kore-eda, siempre con una mirada tierna, comprensiva de la fragilidad humana. “No quiero hacer películas en las que el público siente que las vidas que están viendo no valen la pena ser vividas. Pero tampoco quiero mostrar que los personajes van a tener finales felices sólo porque dieron lo mejor de sí. En ese sentido, quizá sea un optimista”, explica. “En Nadie sabe no quería retratar a los chicos como víctimas de circunstancias desesperantes: estaba describiendo el tipo de relación que los hermanos tenían entre sí. Muchas veces hay relaciones de confianza entre la gente que se construyen y después se pierden. Hago películas porque quiero mostrar que la vida vale la pena de ser vivida”.