Se activan procesos vinculados al erotismo
En situaciones extremas, la adrenalina produce una sensación de bienestar anímico, vivificante. Liberada por la glándula suprarrenal como una forma de responder al peligro, la adrenalina es clave para sobrevivir. Tiene varios efectos fisiológicos. A saber: dilata las pupilas, reduce el tiempo de coagulación de la sangre, aumenta la frecuencia de los latidos del corazón, libera glucosa... El cuerpo se prepara rápidamente para estar alerta o sobrellevar situaciones complejas.
Aunque parezca lo contrario, la cercanía con el peligro es una fuente de satisfacción, de placer. De alguna manera se activan procedimientos vinculados con el erotismo. Y, por lo tanto, tienen gran influencia en el sistema nervioso central, fundamentalmente, por la liberación de dopamina. A esto hay que agregarle el aspecto psicológico. Al jugar con los bordes, el yo, además, se ubica en una posición omnipotente. El sujeto incrementa su idea de poderío y valía con la superación de determinadas pruebas. Sirve, también, para contrarrestar dificultades de la vida cotidiana. Es una forma de maquillaje, de pasar por alto algunas circunstancias negativas, de eliminar vivencias desagradables. La persona que lleva a cabo algún deporte de estas características puede pensar: “En tal asunto no me fue como esperaba, pero ¡mirá lo que también soy capaz de hacer!”. Y se arroja, por ejemplo, en parapente, con los riesgos que eso implica. En muchos casos, estas prácticas pueden ser adictivas.