El fracaso del Apocalipsis
El director escénico Pablo Maritano da su visión sobre la ópera de Ligeti que sube el domingo en La Plata.
“Es una proeza intentar hacer esto en el Argentino”, reconoce el director de escena Pablo Maritano cuando se le consulta por el estreno de la ópera de György Ligeti El gran macabro, este domingo en La Plata. La ópera tuvo un estreno fallido en el Colón, en la apertura de la temporada 2011, cuando una medida de fuerza dejó a la ópera sin orquesta. La prepotencia sindical vuelve a ser protagonista, por lo que este segundo estreno tendrá una única función.
“En el medio de una época en la que todo compositor sentía la obligación de alejarse de las ópera, Ligeti crea una en la que pone todo el género en perspectiva. Me interesa la idea de que Gran Macabro es una anti-antiópera”, explica Maritano. “Desde el preludio de bocinas ya hay un guiño. Luego está la tocata del Orfeo entre tantas otras citas. Toda la ópera está llena de referencias a Mozart, Verdi, Offenbach. Pero en esta obra, la cita es mucho más que un recurso de estilo: es la visión que Ligeti tiene de la muerte y de la ópera. Porque su propia historia lo pone frente a esa perspectiva. Recordemos que no solo nació en una familia judía, de la que fue el único sobreviviente, sino que, luego de escapar de los nazis, tuvo que huir de la Hungría soviética.
-El mismo Ligeti es el hombre que escapó de la muerte.
-Exacto. El Gran Macabro es el fracaso del Apocalipsis. El fin del mundo nunca llega, aunque en este viaje de la muerte hasta este lugar de realización del Apocalipsis nosotros pode- mos dar cuenta de que la muerte tiene su razón de ser: la humanidad ha fracasado.
-¿Cómo será la puesta?
-El formato es el de una road movie. Comienza con un paisaje urbano, que representa lo que es para nosotros este jardín de las delicias, este paraíso del consumo. Piet el Pote es una figura contracultural, el compañero menos pensado que podía tener la muerte. También está la crítica al matrimonio --la relación de Mescalina es un desastre--, pero que representa la pérdida de rumbo moral. En el tercer cuadro, cuando llegamos a la política, con la parodia de la Gestapo. Que Gepopo haga esa reflexión ácida y hu-
morística sobre el poder, que ponga a una soprano coloratura como jefe de la Gestapo, me parece genial.
-Ligeti atravesó los dos tipos de totalitarismos del siglo XX, sin embargo aquí no hay subrayados ni moralinas. ¿Eludís vos también esa tentación?
-La ambigüedad moral de la obra me parece muy lúcida. Es cierto que no tiene moralina, y que, en todo caso, su moraleja es totalmente abierta: vivamos mientras estemos vivos.
-¿Por qué una road movie?
-Hay un camino que es una excusa para el recorrido de la obra, una excusa que hila las relaciones entre los cuadros. El centro es el paisaje de El Bosco, con su infierno musical. Me interesa particularmente la postura anti vanguardia de Ligeti. Ese es el lugar en el que la obra se conecta con su identidad como artista.w