De cara al futuro
Luego de que su hijo Noah superara un cáncer, la actriz se enfoca en el cuidado de su familia. Filma películas que no le lleven más de un mes y hace acciones solidarias. En Madrid, habló con Clarín.
Es pura sencillez y sensibilidad Luisana Lopilato. Mira a los ojos al hablar y no se escuda en respuestas de casete. En su primera entrevista para un medio gráfico luego de que su hijo Noah, que cumplirá cuatro años en agosto, superara un cáncer de hígado, sabe que es inevitable que algunas preguntas vayan por ahí, pero también tiene claro que lo peor ya pasó y que es momento de dar vuelta la página.
Dada su exposición pública como actriz y la de su marido Michael Bublé como una estrella internacional de la canción, hablaron cuando tuvieron que hablar: emitieron un comunicado oficial admitiendo la enfermedad del chico y ella dio una conferencia de prensa cuando el nene estuvo curado. En ambas situaciones, agradeció con lágrimas en los ojos las bendiciones que recibió de la gente. Y transmitió el mensaje de que con fe todo es posible.
-Después de lo que te tocó vivir, ¿qué tiene que pasar para que algo te asuste ahora?
-Nada, nada. No le tengo más miedo a nada. Lo que antes pensaba que era importante, ahora ya no lo es. Te cambia la perspectiva cuando te pasan cosas así. Así que sí, siento que nada.
-¿Esto lo tomás como una ventaja?
-No sé si es una ventaja. Siempre lo tuve claro, igual. Desde que soy chica mis papás me criaron así. Me crié en un entorno muy humilde, donde todos los vínculos dentro de la familia son muy importantes. Entonces eso también es lo que quiero para mi vida. Y siempre tuve claro que me quería casar, formar una familia, tener hijos...
-Y te casaste con una persona que piensa muy parecido a vos.
-Mike piensa como yo. Y creo que es lo más importante, la familia, el amor. Después, el trabajo es una parte que me hace sentir mujer y que me gusta, lo disfruto. Me gusta actuar, por eso elijo los proyectos. Pero siempre ba-
sados en el tiempo familiar. Siempre que en mi núcleo estemos todos bien y juntos, lo hago. Si no, no puedo.
Estamos en Madrid, a donde llegó para participar de la ceremonia de los Premios Platino al cine iberoamericano. Y rápidamente comprobamos que lo que dice es cierto. Está aquí con su marido y sus dos hijos. Antes de la entrevista, ella fue la encargada del plan familiar, los llevó a una juguetería y al parque. Ahora que tiene que trabajar, es Bublé quien quedó al cuidado de los pequeños (Elías tiene un año y medio) y el encargado de llevarlos... a otra juguetería.
La casa familiar está en Vancouver, Canadá. Pero ella viaja a la Argentina por su trabajo en publicidad (es una de las caras de L’oreal y de Vitamina) o por algún rodaje o estreno.
“Me planifico así, por trabajo. Una película seria, en la que hay un buen trabajo de preproducción, me puede llevar entre cuatro o cinco semanas. Me quedo ese tiempo y después vuelvo a ser la mamá oso”, cuenta Luisana y agrega que si es ella quien trabaja, su marido está en la casa, y viceversa. Pero que siempre hay uno de los dos al lado de ellos. Y que cuando pasó lo de Noah, las familias de ella y de él estuvieron al pie del cañón, en Vancouver.
-¿Sos muy religiosa, no? ¿Qué religión practicás?
-Soy cristiana, no católica apostólica, y voy mucho a la iglesia, desde chiquita. La Biblia es la misma, pero nosotros tenemos pastor. La iglesia es parte de mi vida, me crié yendo allí con mis padres. La fe fue un apoyo fundamental en todo este proceso.
-Cuando pasó lo de Noah suspendiste la filmación de “Los que aman, odian” y cancelaste una película que ibas a hacer con Harvey Keitel. Le dijiste que no a lo que era una puerta de entrada a Hollywood.
-Sí, pero te digo la verdad: para mí lo importante es mi familia. No existe otra cosa. Me encanta ser actriz y creo que lo que me da ahora la profesión, después de todo lo que me pasó, es la posibilidad de ayudar a otros.
-¿De qué modo?
-La exposición me sirve para ayudar, contando que la fe fue muy importante, contando mi experiencia. Y con acciones concretas también. Con Mike ayudamos mucho en hospitales, tanto en Canadá como en la Argentina. El 29 de agosto vamos a hacer una cena benéfica en el Hilton, para recaudar dinero porque el Hospital Garrahan necesita 14 camas para trasplante de médula. Y yo ya comprometí a todas las marcas que trabajan conmigo y otras que conozco, como la Fundación River Plate, a que compren sus mesas. Y Mike y yo compraremos la nuestra, claro.
-Esa es una manera de devolver.
-Sí, sufrí lo que tenía que sufrir. Y ahora es tiempo de proyectar y de pensar en lo que viene. Así como lo hablé, me gustaría que fuera tema terminado. No quiero que en el futuro me sigan preguntando por la enfermedad de Noah en todas la notas. No es justo para él, tampoco.
De short y alpargatas para la entrevista y de vestido y tacos para las fotos, Luisana se define: “Yo soy así, me gusta estar cómoda”. Nacida en Parque Chacabuco, a sus 30 años cree que hacerse la misteriosa o la diva no tienen que ver con ella. “Eso te lo crean los demás. Ir a una producción, que me hagan los pies, las manos, limpieza de cara, maquillaje, que te peinen, es muy lindo... por un ratito. Como toda mujer, me siento re bien. Pero después tengo que ir a casa, me tengo que sacar el maquillaje y atender a los chicos. Una cosa es la alfombra roja y otra la vida cotidiana”.
Salimos a hacer fotos por las calles de Madrid: el Palacio de las Cibeles, la Puerta de Alcalá, el metro, la Gran Vía. Hasta que una joven la reconoce y le pide una selfie. Luisana está sorprendida. La chica es su fan desde la época de
Rebelde Way, aquel ciclo de Cris Morena en el que Lopilato tenía apenas quince años y que la proyectó internacionalmente también como cantante.
-¿Dejaste la música?
-Ya tenemos músico en casa. Me encanta la música, pero lo tomo más por la actuación. Si necesitan que haga un personaje que sea cantante, yo lo puedo hacer.
-Pero no querés grabar discos.
- La verdad que lo veo a Mike cómo trabaja, y es tanto trabajo, que tenés que amar mucho la profesión de can- tante. Y aparte, yo quiero ser mamá y seguir teniendo hijos. Y me encanta actuar. Lo de cantar fue divertido. Hice giras, conocí el mundo, la verdad que la pasé muy bien haciéndolo, pero creo que era por la edad que tenía. Y ahora, subirme otra vez, irme de gira, dormir en micros...
-Y dueto? ¿No les ofrecieron?
-¿Mike y yo? ¿Cantar? Me lo ofreció Mike. Pero no. Yo no quiero cantar. Por ahora no, tal vez más adelante.
-¿Es verdad que a veces creés que la gente te reconoce por ser su mujer?
- ¡Y claro! ¡A veces yo tengo la duda! ¿Me reconocerán por ser la esposa de Mike? Y les pregunto, “¿de dónde me conocés?”. Porque pasaron tantos años... En el avión, la azafata me dijo: “Disculpame que te pregunte, pero ¿vos qué hacés? Porque todos atrás estaba justo un equipo de rugby de Madrid, todos de mi edad, que crecieron con Rebelde Way- se quieren sacar fotos con vos”.
-¿Entoncesno te molesta que te reconozcan por ser la mujer de Mike?
-No, es mi familia, olvidate. Es mi 50 por ciento.
Sufrí lo que tenía que sufrir. Ahora es tiempo de proyectar. Así como lo hablé, me gustaría que lo de Noah sea tema terminado”.
Creo que lo que me da ahora la profesión de actriz, después de todo lo que me pasó, es la posibilidad de ayudar a otros”.
¿Hacer un dueto con Mike? El me lo ofreció, pero por ahora yo no quiero. Ya tenemos músico en casa. Tal vez, más adelante”.