JUGUETES SIN PANTALLAS
Cada vez más padres, con el apoyo de los especialistas, apuestan a que sus hijos desarrollen la imaginación y la creatividad con juguetes iguales a los de sus abuelos.
Los chicos también pueden divertirse con juguetes sin pilas ni cables: padres y especialistas los reivindican.
Sin cables, sin botones y sin plástico. Así son los juguetes “vintage”, según como se conoce a estos objetos confeccionados “de manera sencilla, con materiales nobles y altamente perdurables”. Los fabricantes dicen que la idea es “volver a las fuentes”. Y que se trata de “una tendencia en alza”. Una forma
de contrarrestar, por qué no, la era de
las pantallas, ese estado de hipnosis que genera el exceso de tecnología.
“Cuanto menos hacen los juguetes, más hacen los chicos con su imaginación”, sostiene Inés, de Nec-niños en casa, una “tienda y estudio” cuya propuesta es que los más pequeños se entretengan con pasatiempos “artesanales”.
“De madera natural o de re-uso”, Inés ofrece, entre otros juguetes, máquinas de fotos, filmadoras, binoculares, cajitas musicales “con estética de radio retro”, ta, te, ti y bloques con letras estampadas. “Buscamos que los chicos no estén todo el tiempo con el ipad y la tablet, que se desconecten”, sigue Inés, que tiene dos hijos, Sebastián, de siete años, y Lola, de dos. “En todo caso, que combinen las pantallas con juguetes más nobles, juguetes que los conecten con lo natural, que los transporten a un bosque, que alienten el desarrollo de los chicos sin luces ni vibraciones...”.
Inés también se refiere al tiempo de uso de estos juguetes y plantea que, como ocurría con el Mecano, por ejemplo, “está muy bueno que los chicos les puedan pasar sus juguetes a sus hijos y a sus nietos”.
Además de juguetes, en Nec-niños en casa se pueden conseguir muñecas hechas “con lienzos de algodón, lanas puras de oveja y tintas naturales”.
Con la misma “filosofía”, también hay “objetos de decoración” como alfombras, guirnaldas, acolchados .... “Es todo de industria argentina”, remarca Inés. “En su propio cuarto, o en un espacio especialmente diseñado para esto, es muy importante que los chicos tengan un lugar en el que puedan desarrollar su creatividad”.
Diseñadora gráfica, y con inquietudes similares a las de Inés, Romina lleva adelante Corazón de algodón, que se dedica a crear, como ella misma lo explica, “mascotas de tela”. “Este pro-
yecto nació por el deseo de reinterpretar las muñecas que mi nona italiana, Giovanna, le hacía a cada uno de sus nietos”, señala Romina, con fervor por las manualidades. Y sigue: “La idea es crear mascotas de tela que inspiren amor y ternura por los animales”.
Romina, que también da clases de costura, se inspiró en el gato, el perro salchicha y el elefante que hacía
su abuela, y a eso le agregó otros modelos propios, “como el conejo, el pingüino o la ballena”.
“Usamos telas vintage o más modernas, telas que habían quedado guardadas en algún armario de mi abuela o algún retazo...en los últimos tiempos se ha impuesto la tendencia
nórdica, minimalista, en la que se destacan los grises, pero también hay muñecos más coloridos. Para sus bebés recién nacidos, muchas mamás nos piden conejos con el nombre del chico bordado. También hacemos muñecos con la misma ropita que el bebé ya dejó de usar”, sigue Romina, y deja en claro que si hay algo que la moviliza es el afán por lo reciclable. “Una vez, una pareja nos pidió que le hiciéramos un muñeco a su bebé con ropa de ellos de cuando recién se habían puesto de novios. Era un tela con mucho valor afectivo. Y una remera gastada, por ejemplo, se terminó transformando en la
mascota del recién nacido”.
Rocío, periodista, trabajó en “distintos proyectos” hasta que fue mamá de Vicente (después llegaría Helena). Y ahí lanzó Wonderplay toys, otro emprendimiento que ubica en primer plano los juegos unplugged. “Lo que me propongo es crear juguetes sin distinción de género. No hay juguetes para varones o para nenas: son sólo juguetes”, comenta Rocío, a modo de premisa. Y agrega: “Apostamos al juego compartido”.
“Estoy convencida de que los juguetes tienen que incentivar la imaginación, la creatividad y acompañar a los
chicos en su desarrollo. Por eso creamos productos con materiales nobles, de gran calidad en sus detalles, que fomentan las capacidades a través del juego de roles, que sirven para interpretar el mundo”, explica Rocío. Y amplía: “Con estos juegos se desarrolla
una gran riqueza de vocabulario. Y se estimula el potencial creativo. Además, al enfrentar nuevos restos, se trabajan el razonamiento y la lógica”. Similares a los juegos “que se usan en algunos jardines de infantes”, en Wonderplay se puede encontrar, por ejemplo, la wonder kitchen mini retro
(cocinita), la wonder crib (cunita), la wonder shake con frutas (licuadora) y el kit patrio, que incluye un juego de mate, churros, tortas fritas y empanadas fabricados en pañolenci. “Fusionamos diseño, espacio de guardado y juego. El chico es el protagonista activo, no el juguete. Al tratarse de juego de roles, sugerimos que lo utilicen chicos mayores de dos años. Pero muchos eligen el producto para chicos más pequeños, que comienzan con juegos de motricidad como abrir y cerrar puertas”, cierra Rocío.w Producción: Daniela Gutiérrez.