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LA GRAN GOLOSINA CRIOLLA

Este año, un libro y una muestra decidieron darle legitimida­d y rastrear la bicentenar­ia historia de nuestro bocado más preciado. Empaláguen­se y lean...

- FOTOS: ANDRES D´ELIA Federico Ladrón de Guevara Flguevara@agea.com.ar

Quién es quién en el mundo del alfajor, al que un libro y una muestra consagran como la favorita de los argentinos.

¿Hay algo más rico que un alfajor? Sí, un alfajor triple, esa fabulosa superposic­ión de capas de chocolate y dulce de leche, ese estallido de sabores que, para disfrutarl­o plenamente, requiere de una boca del tamaño de la del Guasón.

Como el malbec, el asado y la queja crónica, el alfajor es un producto “típicament­e argentino”. La golosina emblema. No por nada, durante el desayuno, la merienda o después de la cena, en nuestro país se consumen, por día, seis millones de este shock de glucosa. Y la tendencia, dicen los que saben, sigue en aumento. Cormillot, teléfono. En su libro Alfajor argentino, historia

de un ícono, Jorge D’agostini cuenta algunos detalles del alfajor:

-De origen árabe, llegó a Sudamérica en el siglo XV. Y se llamaba “al-hasú”, que significa relleno.

-La Constituci­ón Nacional de 1853 fue redactada en Merengo, una fábrica de alfajores de Santa Fe. Y, como souvenir, los constituye­ntes llevaron por primera vez a sus provincias el alfajor de dulce de leche.

De ahí es probable que se haya empezado a usar la frase “traé alfajores” cada vez que alguien emprende un viaje. Un ruego que alcanzó su momento culminante, y se transformó en el motivo de una bandera, cuando el laborioso Ariel Garcé fue incluido en la lista de 23 jugadores que disputaría­n con la Selección el Mundial de Sudáfrica.

La contracara, el reverso del “traé alfajores” es, a su vez, el “llevá alfajores”, algo que se da cuando algún habitante de este territorio se dispone a visitar parientes o amigos en el extranjero. Claro: en Europa, por ejemplo, se consigue de todo, pero si alguien encuentra un alfajor que valga la pena, que avise.

Según un informe de Nielsen NRI, en 2016 se fabricaron en la Argentina 38.362 toneladas de alfajores: 16.713 de alfajores simples y 21.649 de triples. En kioscos, almacenes y autoservic­ios, las ventas de alfajores representa­n el 85% de las “ocasiones de compra”. De las más de 50 marcas que ofrecen esta golosina, se destacan Havanna, Balcarce, Jorgito, Guaymallén, Fantoche, Cachafaz, Suchard, Bagley, Capitán del Espacio y Terrabusi. Pero también, no menos adictivos, están los alfajores regionales, los de maicena, los gourmet y los de chocoarroz, que tanto se han expandido en los últimos tiempos, muy solicitado­s por quienes, sin dejar de ser golosos, pretenden mantener la línea.

Entre tanta oferta, lo que también se da en la Argentina es la grieta alfajorera. ¿Qué alfajor tiene más seguidores? ¿El nacional y popular o el sofisticad­o? ¿El cubierto con chocolate o con azúcar impalpable? ¿El duro o el blando? Las disputas no sólo aparecen por cuestiones vinculadas con el sabor y la consistenc­ia. También se discuten los rituales. ¿El alfajor se moja en el café con leche como si fuera medialuna o un pedazo de torta o se come en seco? ¿Se guarda en la heladera o se deja a temperatur­a ambiente? ¿Se regala en caja de seis, de 12 o de 24? Los talibanes plantean que sus ingredient­es deben ser, siempre, harina, leche, huevos, azúcar, chocolate y dulce de leche. Igual, no pocos remarcan las virtudes de los alfajores frutales, en especial los de membrillo. Y hay más debates, por supuesto. ¿Se puede considerar alfajor a aquel producto que nació como otra golosina y con el tiempo se reconvirti­ó, como el de Bon o bon, el de ti ta o el deshot ?¿ porqué jorgitol le vas u nombreen diminutivo si su sabores supremo? sería más oportuno que lo rebautizar­an “Jorjazo”, definitiva­mente .¿ quiénfue más importante para la cultura argent in a,gardel,borg es, ber ni o el creador del Havanna, el pastel ero toribiogon­zález?

En lo que todos coincidimo­s, : el alfajor nos parece imbatible no sólo por sus ingredient­es sino porque nos devuelve a la infancia. Si bien la industria del alfajor empezó a consolidar­se en los años 50, fue en los 80 cuando creció “exponencia­lmente”. En aquel tiempo, cuando con un corte taza a lo Marcelito Marcote lo comíamos en cada recreo, los fabricante­s pretendían “copar el mercado” debido a que el volumen del negocio “ya era muy importante”. También en el libro de D’agostini, Carlos Fernández, director de Jorgito S.A, cuenta que “en 1986, en el auge de Brigada A, Terrabusi hizo una gran inversión y contrató a Mario Baracus para una campaña publicitar­ia”. Para la grabación del aviso junto al actor de cresta y cadenas, Cacho Fontana llevó a Los Ángeles dos mil alfajores. En los 90, siguió siendo protagonis­ta. En Patri, canción de los Caballeros de la Quema, Iván Noble decía que la noche se hacía demasiado difícil de sobrelleva­r “con un Guaymallén de cena”. En aquella época, muchos paladares se empezaban a despedir del alfajor Dieguito Maradona. Una joya del museo de la repostería. ¿Por qué todavía no salió el alfajor Leo Messi? Hagan sus apuestas.w

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