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“Mi padre siempre me inspiró por su enorme convicción”

Hijo del genial John, el saxofonist­a habla de su acercamien­to al jazz y reivindica su propia identidad musical.

- César Pradines Especial para Clarín

El saxofonist­a tenor Ravi Coltrane llegó a un necesario acuerdo con su linaje al que abraza sin sofocarlo. Posee uno de los grandes apellidos del jazz y, sin embargo, construyó una carrera sin depender de la obra de John, su padre. Desde sus primeros pasos en el jazz se alejó de la música de su padre para buscar su propia forma de expresión. “Lo difícil no es recrear permanente­mente la música que se compuso décadas atrás sino poder crear una identidad musical; no es imposible, hay músicos que lo logran”, señala el saxofonist­a durante la charla telefónica con Clarín. El músico debutará con su cuarteto hoy, a las 20, en la Sala Sinfónica del CCK.

“En las décadas del ‘40, ‘50 y ‘60 había un colectivo creativo increíble y muy concentrad­o en dos o tres ciudades de los Estados Unidos; ahora, en cambio, está diseminado por todo el mundo y eso hace más difícil y desafiante encontrar un camino propio. Aquellos eran virtuosos, verdaderos creadores. Hoy siento que es muy complejo poder a la altura de esos artistas; ese es nuestro desafío como músicos de jazz”, agrega este artista, nominado en los Grammy 2017 en el rubro “Mejor solo improvisad­o de jazz”, por el disco In Movement, del baterista Jack Dejohnette.

Reflexivo en sus respuestas y hasta algo distante, Ravi, nacido en Nue- va York, en agosto de 1965, comenzó con el clarinete para pasarse a mediados de los ‘80 al saxo. Si bien no conoció a su padre, que falleció cuando tenía menos de dos años, su madre, la arpista y pianista Alice Coltrane contribuyó seriamente a la formación musical de su hijo. “Nací amando la música; de pequeño escuchaba desde Stravinsky hasta James Brown. Siempre estuvo la música en mi vida; era natural que me convirtier­a en músico”, explica Ravi.

En 1982 perdió a su hermano John en un accidente de tránsito y se alejó de la música durante algunos años. Admite que necesitó casi cuatro años para poder volver a su eje. Durante ese tiempo dejó de hacer todo debido a esa pérdida que generó un shock para la dinámica familiar; al tiempo se preguntó: “¿Qué voy a hacer?” “Decidí volver a la música y tomé el saxo; también me interioric­é realmente de la música de mi padre”, recuerda Ravi, bautizado con ese nombre por la admiración que tenía su papá por el sitarista Ravi Shankar.

Comenzó a oír a un puñado de músicos como Sonny Rollins y Charlie Parker, con quien se obsesionó. “La primera vez que oí a Charlie Parker recuerdo que me asustó. Sonaba tan salvaje. Comencé a escuchar unas grabacione­s que tenía mi madre; era la hermosa caja de sesiones de Dial y Savoy”. Pero al citar sus influencia­s a la hora de tocar e incluso componer señala al saxofonist­a Steve Coleman y al legendario pianista de su padre, Mccoy Tyner. “Con Coleman trabajé mucho, mucho, de manera muy exigente; su influencia en mi modo de pensar la música es importante” .

- La crítica de jazz lo define como un músico cerebral aunque no carente de emoción. ¿Cómo logra ese equilibrio?

- No es un equilibrio buscado. Hay que saber reconocer las propias fortalezas como músico. Tiendo a pensar mucho en la escritura e interpreta­ción y tengo presente también que lo importante es poner el corazón en la música. Desde que fui padre y veo crecer a mis hijos me conecto más fácilmente con las emociones y con el espíritu de las cosas cotidianas.

Ravi que toca tanto el saxo tenor como el soprano tiene siete discos como líder. Entre ellos, se destacan

From The Round Box (2000) y Spirit Fiction (2012), En su carrera tocó con artistas de la primera línea del jazz como Pharoah Sanders, Geri Allen, Herbie Hancock, Kenny Barron y Branford Marsalis, entre otros, y afirma: “Tomé algo de todos ellos, músicos muy talentosos que educan mientras tocan”.

- Lleva quizás el apellido más famoso del jazz. ¿Cómo vive, siendo músico, ese legado?

- Me siento muy afortunado y me hace muy feliz tener los padres que tuve, aunque siempre hay una pequeña connotació­n no tan positiva; tengo mi apellido, pero soy yo mismo haciendo mi propio camino, y eso es lo que tiene valor: mi propio camino, más allá de la hermosa familia en la que nací y que tengo. Mi padre siempre me inspiró por su enorme convicción, por sus ideas, sus creencias, sus intuicione­s. El produjo música con todo eso, y es muy inspirador. El utilizó la música como un canal de expresión.

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De buena cuna. Ravi destaca el valor de su apellido, pero dice que lo que tiene valor es su propio camino.

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