La mayor colección privada de whisky
Con casi 3000 botellas, la de Miguel Angel Reigosa es la colección privada de whisky más grande del mundo. Lo cuenta en la planta alta de la casona de Villa Urquiza en la que funcionan el Museo del Whisky y la Whisky Malt Argentina, las dos instituciones que fundó a partir de su pasión por la bebida que descubrió a los 14 años de la mano de su papá. Dice que el whisky es un gran compañero, aliado en momentos de soledad o compartidos. “Una de las bebidas más nobles que hay”, define. En 1993 compró el viejo Café de los Incas porque quería tener la mejor barra de Buenos Aires. “Por entonces acá no se conocía mucho de whisky; sacando la época de nuestros abuelos se había perdido mucho porque no había importaciones”, recuerda. Eran unas 200 botellas y la meta siguiente fue tener la misma colección en su casa, tal vez estimulado por el gen de su padre filatélitco y su abuelo numismático. Sin Internet, contactar a otros coleccionistas era un desafío. “El correo electrónico por un lado simplificó un poco el tema, pero al mismo tiempo empeoró todo: cualquiera te pedía una fortuna por una botella simple”, explica. Primero fue por los single malt, y de a poco fue sumando (casi) todo lo que encontró aquí y por el mundo. “Botellas de mercado, ediciones especiales en conmemoración de algo, la colección de trenes, los teléfonos de la Graham Bell, una de las tres botellas del viaje inaugural del Concord”, repasa mentalmente. “De cada botella que tengo me acuerdo el origen, dónde la compré, quién me la regaló, todo. Hay mucha información, historias muy interesantes”, apunta. En el club son 1100 socios, allí funciona una escuela de cata y están organizando la primera edición local de la Whisky Live (del 7 al 10 de noviembre en el Palacio Paz, con presencia de las grandes empresas y destilerías del mundo). “En la Argentina lamentablement e no hay reuniones de coleccionistas. El que tiene 400/500 botellas no las comparte y es una lástima porque nos podríamos ayudar entre todos”, concluye.w