De qué vínculos hablamos
La directora de “No te olvides de mí”, con Sbaraglia, cuenta pormenores del filme que estrena el jueves.
Road movie de época, independiente, protagonizada por una figura, presupuesto acotado. La aparente contradicción queda resuelta en No te olvides de mí, de Fernanda Ramondo. Argentina, década del ’30: Leonardo Sbaraglia es Mateo, un anarquista que acaba de salir de la cárcel y recorre la llanura pampeana en busca de El Rey, su gallo de riña, pero en cambio encuentra a Aurelia y Carmelo, dos hermanos que andan tras los pa- sos de su padre. Los tres se unen en un viaje con destino incierto.
“Es una película humanista, que habla sobre la construcción de los vínculos, de cómo armamos una idea de familia y elegimos a esa familia más allá de los lazos de nacimiento”, dice Ramondo, egresada de la Universidad del Cine, sobre su opera prima, que se estrena este jueves. Lo que iba a ser una historia sobre la inmigración terminó transformándose en un emotivo drama sobre relaciones humanas, con el desarraigo y el anarquismo como telón de fondo.
Desde la primera escritura del guión hasta este estreno pasaron once años: “Estuvimos siete tratando de filmarla. En 2007 Sbaraglia leyó el guión y se quedó enamorado, pero vino la etapa de búsqueda de financiación. Una vez que gané el concurso de operas primas del INCAA y conseguí que la Universidad del Cine apor- tara equipamiento técnico, tuve que esperar a Leo, que tenía otros trabajos. Y, además, se tenía que filmar sí o sí en verano porque es importante en la trama y necesitábamos que el niño actor no tuviera que ir a la escuela”.
Es que a Sbaraglia lo acompañan dos revelaciones surgidas del casting, los jóvenes Cumelén Sanz y Santiago Saranite, que tienen sus primeros papeles grandes en cine. “Durante un mes de ensayos fuimos armando, en la vida real, el vínculo que tienen en la película”, dice Ramondo.
La reconstrucción de época es llamativa para un filme que no contó con grandes recursos. Ayudó el estado de preservación del pueblo de 9 de Julio, en Buenos Aires, donde se rodó mucho. Ese pueblo bonaerense aportó, además, unos cuantos actores secundarios y, lo más importante de todo, un criador de gallos de riña y un mecánico que se ocupó de la camioneta modelo ’28 en la que se traslada el trío.
“No teníamos plata para grandes trucos de postproducción y no quería que se viera como una postal de época, así que la película es rústica, sucia, a propósito, tiene ese carácter rural que yo buscaba. Hicimos una búsqueda de locaciones con la directora de arte, Julieta Dolinsky, y el director de fotografía, Lucio Bonelli: todo lo que se ve es cómo está 9 de Julio hoy”, cuenta Ramondo, que trabajó como guionista y consultora de guión para cine y TV. Desde 2013 es directora de Desarrollo de Contenidos en Fox Latinoamérica, aunque No te olvides de mí, exagera, “es el producto menos televisivo del planeta Tierra”.
Se refiere al ritmo y a los distintos planos del filme: “Tiene capas, están la inmigración y también el anarquismo: lo que me interesa de esta filosofía política es lo que planteaba Bakunin sobre el sentido profundo de libertad que va en contra del sistema, que libera al individuo de las ataduras de las leyes convencionales. Mateo es profundamente libre, vive de acuerdo a sus convicciones: ése era el espíritu que quería para la película”.