Obras breves para tiempos de urgencia
Cuatro títulos de diferentes autores interpelan la realidad política más inmediata, con distintos abordajes.
El lunes comenzará en Noavestruz Los dolores (ciclo de teatro político para enfermería), con textos escritos por Mariano Saba, Andrés Binetti, Ignacio Apolo y Héctor Levy-daniel. Se trata de un espectáculo compuesto por cuatro obras breves, distintas entre sí, que comparten todos los objetos de un mismo espacio escenográfico: una enfermería.
De algún modo, este ciclo se inauguró en torno a la idea de emergencia y a la necesidad de agruparse en torno a una acción escénica concreta. Por eso habrá sólo cuatro funciones: “Lo que unifica las obras es una intención: pensar lo político a través de la escritura de obras teatrales, como una manera de dar respuesta a la realidad que a partir de diciembre de 2015 nos interpela de manera brutal. Las cuatro obras transcurren en una enfermería porque fueron concebidas sobre la base del imaginario producido por este espacio. Pero nunca perdimos de vista que se trata de un solo espectáculo, conformado por cuatro obras diferentes”, dice Héctor Levy-daniel. La unidad, en todo caso, es también la búsqueda de un impulso para intervenir.
Es la primera vez que se reúnen estos autores con un fin en común. Algunos vienen de otras experiencias grupales que marcaron la dramaturgia reciente. Es el caso de Apolo que integró el grupo Caraja-ji, a mediados de los noventa, junto a Alejandro Tantanian, Javier Daulte y Rafael Spregelburd, entre otros. Mientras que Binetti y Saba trabajan juntos en la coautoría y la puesta en escena de espectáculos hace varios años.
“No todos compartimos la autoría y dirección de estos textos en particular, y eso me parece interesante. Porque los cuatro nos vinculamos, en este caso, en calidad de ‘autores’: nos propusimos, en un tiempo muy breve, con una premisa en común, escribir cada uno una obra. Algunos nos planteamos la dirección y otros convocaron a otros directores”, explica Apolo, quien escribió y dirigió, lo mismo que Levy.
En cambio, Andrés Binetti y Mariano Saba decidieron llamar a Oscar Cayón y Julio Molina. A ellos se sumaron el escenógrafo Félix Padrón y Ricardo Sica, a cargo del diseño de iluminación que unifique a las cuatro propuestas.
Cada obra tomó un camino diferente. Hubo un trabajo con diversos géneros que disparó variantes, tanto en la modalidad como en el lenguaje de actuación elegido para cada puesta. Por ejemplo, Levy-daniel cuenta que su estrategia como autor y director consistió en “generar un espacio que se alejara de los parámetros del realismo (un hospital vacío en el que no hay más persona visible que un médico que intenta mantener con vida a una maestra herida), lo cual ne-
cesariamente dio lugar a una trama textual extrañada y amenazante, con una vuelta de tuerca final asimilable al género fantástico”.
Acerca de la diversidad de miradas y abordajes, Saba explica: “Es interesante que en este encuentro de poéticas el abanico de temas y colores resulte muy diverso, con lenguajes atravesados tanto por el humor como por la tragedia.”