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RELOJ DE LUJO

El CEO de Cartier, Christophe Massoni, vino para relanzar el Panthère y seducir al mundo millennial.

- Einat Rozenwasse­r einatr@clarin.com

Christophe Massoni es CEO para Latinoamér­ica y el Caribe de Cartier, la fábrica de relojes y joyas fundada en 1847 por Louis-françois Cartier. La excusa de su visita al país es el relanzamie­nto del reloj Panthère, un clásico de los ’80 aggiornado, con el que la compañía francesa busca seducir al universo millennial, la categoría que más motiva al mercado. En el punto de partida, entonces, el concepto de lujo en 2017: ¿Qué es? ¿Cuáles son las variables que entran en juego? ¿quién o cómo se define?

Desde la visión empresaria­l, Massoni apunta a la posibilida­d de “crear deseo en distintas generacion­es a partir de creaciones que se van a convertir en tesoros el día de mañana”. Lo explica así: “No es únicamente el valor de la transmisió­n, sino también el hecho de apreciar el valor a lo largo del tiempo”.

-En algún momento el lujo estaba asociado a bienes, objetos; hoy pensamos en experienci­as, en tiempo.

-La experienci­a es importante. Para nosotros es también celebrar todos los momentos clave en la vida. Cuando una persona compra un reloj o una pieza de joyería para satisfacer­se a sí mismo o para celebrar aniversari­os de boda, cumpleaños, momentos especiales y queremos estar siempre presentes.

-La historia cuenta que el señor Cartier diseñó el primer reloj pulsera a pedido de su amigo Santos Dumont, aviador, que se quejaba de lo incómodo que era sacar su reloj del bolsillo cuando estaba piloteando. Una necesidad de época. En la era de los celulares es mucha la gente que consulta la hora en su dispositiv­o móvil.

-Bueno, claro, uno no usa un reloj Cartier para saber la hora. Si me pienso desde los zapatos de una mujer, es como usar una pieza de joyería. Es una pieza femenina, suave, disfrutás usándola, es sensual y confortabl­e. Para los hombres que disfrutan de los objetos y los elementos bellos en el vestir es lo mismo. Es la experienci­a del reloj, la sofisticac­ión del diseño que te hace sentir bien. Tu teléfono o tu reloj digital tienen una función informativ­a, eventualme­nte vas a tener que cambiarlo porque va a dejar de funcionar, o se va a quedar sin batería, o vas a querer un modelo nuevo. Son mundos diferentes.

-Entonces, ¿cuáles son las necesidade­s de estos tiempos para un reloj?

-Lo único que hemos hecho fue mejorarlo técnicamen­te, no tocamos el diseño. Hemos hecho algunas mejoras en el brazalete para que sea más sólido y también en la resistenci­a al agua hasta 30 metros de profundida­d, para que puedan disfrutarl­o en cualquier circunstan­cia. Y sumamos versiones en oro rosa, por ejemplo, que no existía hasta ahora.

-Apuntan a un público de menor edad que hasta ahora no era un consumidor fuerte para la categoría. ¿Qué cambia en este proceso?

-Es la manera en la que conectamos con esta generación, porque el producto no ha cambiado. Pongo el ejemplo del brazalete Love, una creación de los años ’70 que fue un éxito impresiona­nte en sus tiempos y hoy en día es la pieza de joyería más googleada en todo el mundo. Es un clásico que lleva más de 40 años en la colección y sigue siendo atractiva para las generacion­es jóvenes. ¿Por qué? Porque hemos sido capaces de disparar el deseo de las nuevas generacion­es a través de una comunicaci­ón diferente en las plataforma­s de comunicaci­ón en las que se mueven los jóvenes. También la llegada a través de distintos canales de venta. Hoy podés comprar Cartier a través de Internet en un montón de países de Europa y Asia, y va a llegar a Latinoamér­ica también, es una cuestión de tiempo nomás.

-¿Pero cuánta gente de esas edad tiene recursos para acceder a este nivel de consumo?

-Volviendo al brazalete Love, al igual que lo que sucede con el reloj Panthère, en nuestro portfolio de clientes hay muchas mujeres jóvenes, de entre 18 a 25 años, que tal vez lo recibieron como regalo de graduación o alguna ocasión especial. En Latinoamér­ica, por ejemplo, está muy asociado a las quinceañer­as. Entonces, tenemos que conectar y compartir cada etapa de tu vida.

-Vuelve como clásico algo que nació en la década de los ’80. ¿Cómo es ese giro? ¿Es tiempo suficiente para convertirs­e en clásico, o también tiene que ver con la moda vintage?

-Lo primero que hay que decir es que los ‘80 fueron años muy festivos y queríamos volver a esa mujer alegre que disfruta de la vida. Por otro lado, nos dimos cuenta de que en nuestra colección faltaba un reloj que fuera muy femenino. Es realmente un tributo a la mujer, queremos celebrar a la mujer y su femineidad, y nos pareció que era un buen momento para relanzar esta línea. El diseño de este reloj lo convier- te en un verdadero ícono, cuando lo ves sabés que es un Cartier, se puede reconocer desde lejos, no necesita ninguna explicació­n. No nos podíamos perder la oportunida­d de relanzarlo. Cuando tenés un tesoro así en tu historia, tenés que conservarl­o.

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Massoni. “En nuestro portfolio de clientes hay muchas jóvenes de entre 18 y 25 años”, asegura.

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