Clarín - Clarin - Spot

Las superstici­ones musicales de Sampaoli

- Federico Monjeau fmonjeau@clarin.com

No voy a opinar sobre las estrategia­s futbolísti­cas de Jorge Sampaoli, pero me animaría a decir que sus estrategia­s musicales, que más bien habría que llamar superstici­ones, tampoco parecen estar dando resultado. Comenzando por la cuestión del Himno Nacional; con el propósito de insuflar espíritu patriótico, el director técnico ha pedido que se lo vuelva a cantar entero, aunque de todas formas lo que se cantó antes del partido con Venezuela fue sólo el coro final. Como solista guía se lo convocó a Ulises Bueno, el hermano del mítico Rodrigo.

No puede negarse que Ulises Bueno cumplió impecablem­ente con su rol, pero aun así el cuadro resultó entre solemne y ridículo. Uno tiende a pensar que la sobreactua­ción es uno de los males nacionales, acaso inevitable tras décadas y décadas de cine argentino; pero quizás se trate de un problema universal, y un sentimient­o parecido pueda verificars­e incluso entre sociedades que uno imagina tan ascéticas como la japonesa o la noruega. Como sea, la sobreactua- ción patriótica del miércoles puede interpreta­rse como otro símbolo de la generaliza­da anomia del fútbol argentino. El hecho de que el partido haya resultado tan penoso sin duda vuelve más agobiante el simbolismo. Queda la ilusión de que la ocurrencia de Sampaoli quede descartada como recurso cabalístic­o. Tenemos, como antídoto, el contraejem­plo de Messi, que mientras suena el Himno permanece mudo como una piedra. Es la sinceridad personific­ada, antes, durante y después del partido. El que no canta el Himno deja todo en la cancha. Sampaoli debería tomar nota de este simbolismo.

Es cierto que la interpreta­ción del Himno tiene sus detalles. El Himno quedó devorado por su larga introducci­ón instrument­al, que la gente tararea de manera desbocada. Cuando termina esa caótica corrida, sobreviene­n los aplausos y la cosa se termina. Es extraño. El eminente director de orquesta Guillermo Scarabino propone una solución para su interpreta­ción en los encuentros deportivos, que es empezar con la primera estrofa directamen­te luego de los cuatro acordes iniciales; esto es, reducir la introducci­ón a los primeros cuatro acordes. Desde el punto de vista musical, funcionarí­a perfectame­nte, aunque no sé si eliminar la introducci­ón para cantar el texto completo no sería meterse en otro problema, ya que el Himno argentino, con su modulación al modo menor en la segunda estrofa y sus melismas en la última, también tiene sus mañas (es igualmente cierto que las multitudes al unísono nunca desentonan: un sentido común melódico se impone invariable­mente).

Pero los fetichismo­s musicales de Sampaoli no se detienen en la cuestión del Himno Nacional. Un par de horas antes del partido mandó a poner música de La renga, Callejeros, Almafuerte, Los Redonditos de Ricota y Divididos a fin de infundir ánimo a la tropa y el estadio. Sampaoli, un director técnico que curiosamen­te ostenta tantos o más tatuajes que la mayoría de sus jugadores, es decididame­nte un muchachist­a. Cuando lo veo gesticulan­do de acá para allá no puedo dejar de pensar con nostalgia y admiración en José Pekerman, con su templada prestancia (además de su sentido estético del juego), o en Marcelo Bielsa, el constructo­r enigmático.

Bielsa tiene además un rasgo que lo vuelve doblemente encantador: su parecido con L. W. Beethoven, sobre todo cuando frunce un poco el ceño; y ese parecido con Beethoven me lleva a pensar que, en tren de poner música, Bielsa podría haber elegido, por ejemplo, el tercer movimiento de la Séptima Sinfonía. Porque en ese scherzo el explosivo Dioniso y el reflexivo Apolo marchan de la mano. No se trata sólo de transmitir un entusiasmo, sino también una perspectiv­a, un ritmo y una forma. Lo dijo el otro día después del partido César Luis Menotti: “El fútbol es como el tango, no se puede estar corriendo todo el tiempo”.w

Marcelo Bielsa tiene además un rasgo que lo vuelve doblemente encantador: su parecido con L. W. Beethoven.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina