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Serrat El regreso del amante catalán

Antes de llegar a la Argentina para cerrar la gira mundial de “El gusto es nuestro”, el Nano habló con Clarín de cómo vivió sus años de juventud en Buenos Aires y por qué esta ciudad sigue viva en su corazón.

- JOAN MANUEL SERRAT Juan Cruz Ruiz Especial para Clarín

Joan Manuel Serrat vuelve a Buenos Aires, ciudad con la que vive desde que era El Noi del Poble Sec “una historia de amor correspond­ido”. Le acompañan sus amigos, también sobre el escenario, Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos. Con los que tiene, también, una historia de amor, como la tiene con Joaquín Sabina, su compadre, y casi su hijo. Estarán cuatro noches (desde el 27 de septiembre, ver La gira...) en el Luna Park. Empezarán en Chile. Y acabarán en Córdoba y en Rosario, donde al Nano catalán y bonaerense le honrarán con el doctorado honoris causa de la Universida­d de Rosario. Ya tiene otro doctorado, en el fútbol, otorgado por Rosario Central, el equipo de Roberto Fontanarro­sa. En España tiene otros doctorados, pero ahí vive el doctor argentino del fútbol al que más ama: Lionel Messi. Aquí cuenta Serrat la historia de su amor con Argentina.

-¿Cuál es tu historia argentina?

-Por encima de todo es una historia de amor. La relación empieza con un enamoramie­nto del país, de la gente allí, del azar que me va introducie­ndo en las callejuela­s para poder entenderlo. No hablaría del país, sino de Buenos Aires, donde tomo contacto con Argentina. Esta historia es de un amor correspond­ido. Las fases se van sucediendo de manera muy enriqueced­ora en un tiempo en el que ocurren cosas muy interesant­es para un muchacho de poco más de veinte años que sale de una España oscura y va a parar a un lugar ilusionado, donde todo era e iba a ser posible en los años previos al desastre cívico social que se iba a producir. Nada hacía pensar que aquello pudiera ocurrir.

-¿Qué sentiste allí?

-Fue un tiempo de gran entusiasmo, no nos sentíamos inmortales pero sí inmoribles. Eso creó unas raíces profundas que en muchos casos se convirtier­on en raíces rotas, deshilacha­das. Una relación también muy profunda, primero con la muerte, con la derrota, el exilio y en los años ‘80 con la nueva esperanza. Nueva esperanza en la que faltaba mucha gente que hubiera sido absolutame­nte fundamenta­l para ese reencuentr­o de la Argentina con el futuro. O estaban muertos, desapareci­dos o sencillame­nte tenían sus vidas en otros lugares dejando unos espacios vacíos, unos huecos imposibles de llenar, al menos a corto plazo.

-Argentina es tu país en cierto modo, no es un país extranjero.

-Tengo cierta confusión con este sentimient­o de pertenenci­a a un espacio. Yo pertenezco más a una gente que a un espacio, una gente que se esparce por diferentes territorio­s, donde he nacido, en el que he crecido, en el que he compartido los sueños, las ilusiones, los amores. Esto no está limitado por fronteras ni mucho menos por banderas.

-¿Cómo fue el primer viaje?

-Fue haciendo escala previa en Brasil, un lugar mágico. Coincidí con el Brasil de Gilberto Gil, Caetano Veloso, Maria Bethania, Vinicius de Moraes, a quienes ya conocía pero que allí, en su salsa, se convertían en un elemento fantástico, con esa manera de ser carioca y esa forma de jugar al fútbol en las playas. Cuando llego a Brasil me llevan al hotel Gloria, encima de las canchas de fútbol... Una maravilla: me sentaba en la ventana viendo fútbol de primera todo el día. Era fantástico, la música extraordin­aria, la alegría de vivir muy grande. América era como una fantasía. La primera impresión fue deslumbran­te. En Argentina también fui a caer con gente muy querida, algunos amigos de Gades y de Paco de Lucía, que me orientaron, también los empresario­s con los que trabajé estaban muy relacionad­os con el mundo de la farándula y del arte. El camino estaba abierto para que un chico de veintipoco­s años cayera en esta trampa sugerente del encantamie­nto.

-A lo largo de esos viajes argentinos se ha producido un encuentro con las músicas.

- Desde la niñez tengo relación con la música argentina porque mi padre era un gran admirador de Gardel, del tango, de gente que venía a Barcelona, una ciudad muy volcada en el tango. Mi afición por el tango siempre ha sido muy grande y al llegar a Argentina entré en contacto con Astor Piazzolla, con Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y especialme­nte con Aníbal Troilo, “Pichuco”, con el que pasaba mucho tiempo y con el que llegué a cantar algunas noches en “Caño 14”, porque él me invitaba a subir al escenario. Esta relación mía con el tango, con los tangueros y con los intérprete­s de tango es muy vie- ja. También con el folclore, porque los años 60-70 fueron años en los que el folclore se asentó y creció mucho en Argentina, pasó de ser una música de campo a una música de cafetines, y no sólo Atahualpa Yupanqui - por encima Yupanqui, claro, como autor-, José Larralde...

-Mercedes Sosa...

-“La Negra”, pero es que “La Negra” empieza en el tango y en el folclore, independie­ntemente de que era como Messi, podía jugar de todo. Fue una época de gran efervescen­cia que yo incorporé con mucha naturalida­d.

-Ese es el encuentro con las músicas.

-Yo diría que con las músicas más cercanas a lo tradiciona­l, a lo arraigado. La aparición de otras músicas ya me pilla unos años más tarde, en los ‘70, cuando empiezo a conocer a gente como León Gieco, Sui Generis, Fito Páez o Charly García.

-Antes hablabas del desastre cívico que padeció Argentina y el exilio posterior. ¿Qué huellas dejaron en ti y qué huellas adviertes que dejaron en Argentina?

-La represión en Argentina fue realmente un trabajo puro y duro de limpieza étnica del pensamient­o. Cuande

do se produce una tragedia de estas dimensione­s es imposible que no exista un resarcimie­nto, un juicio público a los responsabl­es, sin que la historia se escriba de un manera clara y no se meta debajo de las alfombras. En Argentina han ocurrido las dos cosas a mi entender, por una parte gente que ha peleado con una energía y vigor increíble no sólo para que les fueran devueltos familiares sino para que les devolviera­n una memoria. Hay gente que ha peleado y que hace todo lo posible porque esta memoria no alcance a todos por igual y desde luego la política del olvido no es buena, como no lo es la de la venganza. Solamente puede existir la de la memoria. Está dicho y nos lo dirán nuestros hijos y nuestros nietos, se podrá hacer más o menos, pero lo que se haga de menos nos lo reprochará­n los que viene detrás.

-Decías que el amor por Buenos Aires es un amor correspond­ido. ¿Qué te ha dado Buenos Aires?

-Buenos Aires me ha dado la vida, caminos, posibilida­des, gentes. Y me ha dado también lo contrario en algún aspecto porque una relación tiene dos caras y es imposible quedarse sólo con una.

-Ha pasado mucho tiempo de tu primer viaje allí, tu música ha incorporad­o desde entonces ritmos, estados de ánimo. ¿Qué estado de ánimo te lleva ahora?

- ¡Uf, voy con una gran ilusión! Sé que no están viviendo los mejores años de su historia, sé que hay problemas en la calle y en la cesta, pero a mi espíritu le conviene mucho viajar allí, necesito descansar de otras cosas y mirar España, Cataluña y Europa en la distancia. Estos 15 días me van a ir muy bien.

-Y además resuelves una incógnita que todo el mundo te propone, si votarás en el referéndum.

-No puedo votar, no puedo porque estoy en Argentina, y aunque se celebrara no podría votar, no está previsto, no creo que este sea nuestro principal problema, a corto plazo no se va a resolver nada. Pero la cuestión es mucho más peliaguda de lo que el resto de España parece entender, exceptuand­o Madrid que de alguna forma tiene una actividad, y me refiero a la ciudadanía, no al Gobierno de Madrid que sigue haciendo de don Tancredo. Esto es una historia que puede salir por cualquier lugar.

En los ‘80 faltaba mucha gente que hubiera sido fundamenta­l para ese reencuentr­o de la Argentina con el futuro”.

La represión en la Argentina fue realmente un trabajo puro y duro de limpieza étnica del pensamient­o”.

La política del olvido no es buena, como no lo es la de la venganza. Solamente puede existir la de la memoria”.

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 ?? JUAN BARBOSA ?? Uno de los nuestros. Serrat disfuto aquí del tango, el folclore y el rock. Ahora viene a cantar con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos.
JUAN BARBOSA Uno de los nuestros. Serrat disfuto aquí del tango, el folclore y el rock. Ahora viene a cantar con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos.
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FOTOS: JUAN BARBOSA El Nano. Serrat vivió aquí a los veintitant­os años. No se olvida de la ciudad ni la ciudad se olvida de él.
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