“Hygge”: algo huele a felicidad en Dinamarca
El director del Instituto de investigación sobre la felicidad, explica cómo hacer para vivir la vida con más dicha.
Sucede cada tanto. Desde algún rincón del mundo irrumpe un nuevo referente con una receta mágica para la vida perfecta, si es que por ese camino va lo que se entiende por felicidad. En este caso Meik Wiking, 39 años, danés. Con formación en Ciencias Políticas, se dedicaba a estudiar la sostenibilidad de la economía ecológica cuando, en 2011, la Organización de las Naciones Unidas resolvió incorporar parámetros de calidad de vida y felicidad para medir el progreso. Con Dinamarca a la cabeza de estos ránkings, Mike decidió crear el Instituto de Investigación sobre la Felicidad para medir la ídem, estudiar por qué algunos son más felices que otros y cómo mejorar la calidad de vida con esta información. Su nombre cruzó el océano en la portada de Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas (Paidós), libro en el que comparte la receta de los daneses (ver aparte).
En el contexto, el estado de bienestar de los países nórdicos y lo que eso implica . “No es que bailemos por las calles”, decía Meik en enero al diario La Vanguardia. Allí ampliaba: “Si perdiera mi trabajo podría seguir manteniendo un nivel de vida relativamente alto. No creo que haya nadie en Dinamarca que no pueda dormir pensando que sus hijos no van a ir a la universidad”. Desde la perspectiva del argentino promedio, acceder a esa posibilidad se asemejaría a montar un corsódromo en el Obelisco. -Entonces, ¿qué es la felicidad?
-La felicidad es subjetiva y, por lo tanto, las pequeñas cosas que nos hacen felices son diferentes de una persona a otra. Dicho esto, hay algunas cosas que las personas felices tienen en común y, por lo tanto, que nos harán felices. Tal como se publicó en los informes mundiales recientes, las relaciones sociales son el factor más
importante en la felicidad humana. Necesitamos tener al menos una persona en quien podamos confiar y que siempre esté ahí para nosotros. Es algo que todos tenemos en común. Otros factores son una buena salud, un ingreso lo suficientemente grande como para proporcionar alimentos y vivienda, libertad e igualdad y vivir en un lugar seguro. -¿Cómo se estudian esas variables?
-Se miden preguntando a mucha gente acerca de su satisfacción subjetiva con la vida. Cuando tenemos esos números podemos ver lo que las personas más felices tienen en común y también cuán fuertemente se relacionan estos factores con la felicidad, lo que nos da la medida de cuán importante es el factor individual para aumentar la felicidad humana en general. -¿Por qué buscamos la felicidad?
-No puedo responder por qué los seres humanos estamos diseñados así, pero podemos ver que todos queremos ser felices. Deseamos que nuestros hijos tengan vidas felices y siempre nos esforzamos hacia la felicidad como meta. Creo que es parte de la naturaleza humana querer crear felicidad para uno mismo y para los otros. Pero no soy psicólogo ni sacerdote ni filósofo, así que no puedo decir con seguridad por qué la gente quiere ser feliz. Lo que encontramos es que las personas quieren ser felices y alentamos esa búsqueda. -Cuando se habla del hygge danés se hace foco en cuestiones externas: un entorno acogedor, velas encendidas, bebidas calientes, comida confortable. ¿Cómo es ese impacto? -Hygge no es las velas o la comida, aunque una torta siempre me hace
sonreír. Hygge es lo que sucede dentro de nosotros y entre nosotros. Es estar relajado, deshacerse del estrés
y las frustraciones del día; sentirse en casa, cálido y seguro. Se trata de descansar no solo el cuerpo, también la mente. A menudo es una cuestión social, no con mucha gente, dos o tres personas cercanas. No es las velas sino lo que generan: una atmósfera de conversación personal, un lugar donde realmente nos conocemos y podemos hablar más que del clima, también de nuestras esperanzas y altibajos. Y acercarnos. Trabar amistad e intercambiar amor. Es lo que hace el hygge y lo que nos hace felices. -Se hace difícil pensar en algunos de estos ejes desde un contexto tan diferente como el de la Argentina -Como decía, no tiene que ver con las cosas que nos rodean. Es el sentimiento y el vínculo, y eso puede ocurrir en cualquier parte. Se trata de encontrar un lugar donde uno se sienta en casa, seguro y relajado. E invitar a alguien. Entonces la relación, la amistad y el amor pueden suceder.
No creo que haya nadie en Dinamarca que no pueda dormir pensando que sus hijos no van a ir a la universidad”.
Algo que todos tenemos en común es la necesidad de tener una persona en quién podamos confiar y que siempre esté ahí.