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El arte de hacer cuchillos, ¿una sensación de doble filo?

A las órdenes de Mariano Gugliotta, vivimos la experienci­a entre yunques y martillazo­s...

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

“Este cuchillo cortará”. Las palabras del filipino Doug Marcaida -un pro- fesional de las artes marciales y el combate cuerpo a cuerpo- es el veredicto final en las pruebas de corte que da en el ciclo Desafío sobre fuego (que va por History Channel). Allí, herreros de todo Estados Unidos crean, desde cero, las más variadas armas afiladas que son sometidas a todo tipo de pruebas.

¿Existirá alguien que te pueda capacitar en el arte del forjado?, me preguntaba tras ver cada capítulo de la serie. Luego de infructuos­as búsque- das (varias clases provenían de España), di con Mariano Gugliotta, tercera generación de herreros, y responsabl­e de enseñar cuchillerí­a en un ciclo emitido por Canal Encuentro.

La cita fue en su taller -un viernes por la mañana- en donde sabía que iba a pasar, mínimo, dos horas en el fragor del martillo contra el yunque y expuesto a altas temperatur­as. Luego, otra hora más, dedicado al templado y pulido de la hoja. La herrería es fuerza, constancia y paciencia.

Una barra de acero al cromo, con 0,60% de carbono (lo que le otorga la dureza a la hoja y permite que el acero no se destemple con el correr del tiempo), es el núcleo de mi futuro cuchillo. Acercarse a la forja, calentada a gas a unos 800 grados, y meter allí la barra de acero una y otra vez, no es cosa de todos los días para un periodista de gráfica. Por más guantes que tengas, el calor hace arder a los dedos desacostum­brados a esta tarea.

Una vez que el metal está al rojo vivo,

lo complicado es maniobrar -con guantes- la tenaza de herrero, clave para sujetar el trozo de acero a forjar. La herramient­a hace un poco de juego y la barra no se ajusta bien a las pinzas. Ahí el profe es crucial, cada paso hay que hacerlo bien asesorado: una falla y derechito al Hospital Municipal de Quemados.

Con una maza estilo francesa le doy los primeros martillazo­s a la barra apoyada, de canto, sobre el yunque. Lo primero es forjar la punta de la hoja de forma que al bajar al filo se forme la silueta que busco, en este caso un cuchillo de caza (o hunter).

Por más pulso firme que tengas, la maza y la tenaza pesan; la vibración del golpe al acero recorre todo el brazo. Te estremece. La curva del futuro cuchillo toma forma a chispazo limpio mientras Mariano me ayuda dándole algunos golpes correctivo­s. Eso sí, un golpe de él, son cinco míos.

Cada diez martillazo­s, de vuelta a la forja para calentar el material y seguir dándole maza (literalmen­te).

Luego hay que “planchar” el acero, rebajarlo para darle el filo, pegándole de lleno a la hoja ardiente. Una tarea ardua e intensa. De hecho, ¡ooops!, asoma una ampolla en el pulgar izquierdo. Alarma: algo está mal.

“El golpe del martillo debe ser sostenido”, me explica Gugliotta y cada cuatro golpes (tanto de lleno como levemente hacia afuera para estirar el material) uno debe ir al yunque.

Una vez que la hoja esta lista y se dejó reposar a la sombra (si se caía se partía y había que comenzar de cero), llega el templado. Un punto crítico: hay que enfríar el acero lo más rápidament­e para aumentar la dureza de la hoja.

Entonces se mete la pieza de punta en un recipiente con aceite mineral. Apenas ingresa la hoja, Mariano me explica que hay que moverla en círculo y no asustarse por la llamarada que sale de allí. Todo sea por evitar las fisuras y grietas que, en este punto crucial, aparecen en el material.

Al sacar la hoja se prueba con una lima, raspándola de arriba hacia abajo. Si se desliza correctame­nte, la hoja está bien templada. Este fue el caso.

Luego, paso a la artesanal tarea de pulido y lustre con diferentes tipos de hojas. Hay que sostener la hoja con fuerza para evitar que expulse el cuchillo y sea mortal. A mayor presión de la hoja sobre la piedra, más chispazos: es una tarea tediosa pero que a los 40 minutos da sus frutos.

Una hoja lista para lustrar con otra máquina y sentir un filo criminal. ¿La tarea para el hogar? Hacer la empuñadura con dos tablas de madera de nogal. Pero esa es otra historia.

 ?? DIEGO DÍAZ Y NÉSTOR GARCÍA ?? La forja. Esta etapa es clave para que la pieza vaya tomando su forma. Un descuido... y al Hospital Municipal de Quemados.
DIEGO DÍAZ Y NÉSTOR GARCÍA La forja. Esta etapa es clave para que la pieza vaya tomando su forma. Un descuido... y al Hospital Municipal de Quemados.
 ??  ?? Templado. Esencial para la dureza de la hoja.
Templado. Esencial para la dureza de la hoja.
 ??  ?? El pulido. Requiere firmeza para no lastimarse.
El pulido. Requiere firmeza para no lastimarse.
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Terminado. La satisfacci­ón del resultado final.

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