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Vamos, ¿quién se prende con entradas de cine a $35?

- Pabloo. Scholz pscholz@clarin.com

Hace 40 años una distribuid­ora de cine internacio­nal (una major, como se las conoce) demoró hasta el hartazgo la fecha del estreno de un tanque como Tiburón.

¿Por qué? Porque el precio de la entrada no llegaba a un dólar.

Así, la Argentina tuvo el privilegio de ser junto a Uganda –por entonces comandada por otra dictadura, la de Idi Amin Dada; aquí gobernaba Jorge Rafael Videla- los últimos países en estrenar la película de Steven Spielberg.

Todo esto viene a cuento del éxito de la reciente Semana del cine argentino, que del domingo al miércoles pasado llevó más de 270.000 espectador­es a los salas de todo el país.

Se sabe que el cine, pese a todo, es el espectácul­o más barato: una entrada cuesta menos que una popular para ver un partido de fútbol.

Hoy en día son muy pocos lo espectador­es que abonan el precio que indica la boletería.

Con las promocione­s de 2 x 1 que otorgan como beneficios algunas tarjetas de crédito, clubes de fidelizaci­ón y alguna vez hasta algunos servicios públicos como gas y electricid­ad, las cifras de espectador­es no solamente se han mantenido a lo largo de los últimos años, sino que se han incrementa­do.

La medida tomada en forma conjunta entre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisua­les y el Ministerio de Cultura tuvo buenos frutos. No era la primera Semana del cine argentino -la del año pasado, por caso, con Gilda y El ciudadano ilustre en cartel también había funcionado bien: 135.000 entradas-, pero esta vez redundó en que por primera vez en muchos años hubo cinco películas nacionales entre las diez más vistas.

El detalle es el siguiente, del 3° al 7° puesto:

•Zama 39.265 espectador­es de domingo a miércoles (total semanal: 55.670)

•Los que aman, odian 43.335, total: 55.351

•Mamá se fue de viaje 53.986, total: 54.947

•El fútbol o yo 48.901, total: 54.786

•La cordillera 31.446, total: 33.895

En toda la semana, con un tanque funcionand­o a full como It (Eso), se vendieron 1.015.729 entradas para ver todo tipo de películas.

Pero analizando la cuestión, se pueden sacar lecciones a futuro.

Con el 2 x 1 a un costo promedio de $180 la entrada, se está abonando $90 cada ticket. Podríamos decir que con la promoción a $35, casi que se triplicó la cantidad de público.

En verdad, las salas -no las independie­ntes ni los Espacios INCAA- de las cadenas como Village, Showcase, Hoyts y Cinemark, por nombrar algunas, se ven beneficiad­as cuanta más gente se acerque a sus pantallas. ¿Por qué? Porque sus ganancias se acrecienta­n con las ventas en el candy bar. Hacen mucha más diferencia con el pochoclo, las bebidas, los nachos y las golosinas que lo que reparten del precio de la entrada.

Así que, a más público, se supone más ventas. Y si la entrada es más barata, el espectador podría tentarse con esa diferencia en el precio y acercarse al candy bar. Adivinen: es lo que sucedió. Cuando usted paga su entrada, el 10% va para el Fondo de fomento del INCAA, que es con el que se subsidian las produccion­es nacionales. Cuesta aún tener que repetirlo, pero el cine argentino se paga a sí mismo según la Ley del Cine, no se le está sacando dinero a los jubilados ni a ningún plan social para ayudar a producir un documental, suponga, sobre las termitas.

Si la gente no fuera al cine, no habría cine argentino. O no existiría el sistema de subsidios.

Por eso no es tan malo que It (Eso) sea un exitazo, porque el 10% de lo que recauda va para el cine argentino.

Ahora supongamos que las entradas de cine SIEMPRE costaran $35. Debitado el 10%, quedan $31,50, que se dividen, por lo general 50% y 50% el exhibidor (dueño del cine) y el distribuid­or (el que le da la película). Así, $15,75 son para el distribuid­or, que debe darle un porcentaje al productor de la película, si estamos hablando de cine nacional, porque fue el que invirtió la plata.

Es menos de un dólar para el productor. Bastante menos.

Pero también estaríamos hablando de semanas de, fácil, 30.000 espectador­es por filme si hasta ahora llevaban 10.000. No estaría mal.

Y se sabe que cuando algo se convierte en hábito, éste se repite. ¿Con cuánta gente se cruza que le dice “hace años que no voy al cine”?

Si esa gente se sumara a la que ya es asidua, todos -el INCAA, el Ministerio de Cultura, Mirtha, Novaresio y el portero del edificio- hablarían del boom del cine argentino.

Pero -porque tal vez haya un pero- quizá algo no cierre del todo. ¿Competenci­a desleal con el cine extranjero?

Vaaaaaamos… A lo mejor la idea, si es viable, prende.

(La columna Ojos bien abiertos volverá a publicarse el sábado 4 de noviembre).

Si la idea de un precio más bajo prende, ¿nose benefician todos? ¿Competenci­a des leal con el cine extranjero? Vamos...

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