“La arreglo yo misma”
Lucía Gutiérrez
“Catorce minutos. Cronometrado”. Ese es el tiempo que Lucía Gutierrez, administrativa en un laboratorio, le pone con su motocicleta desde su casa en Villa Pueyrredón hasta su trabajo en Nuñez.
Primero, como una necesidad (”la compré para que mi ex pareja haga mensajerías”), y luego como medio de transporte definitivo, esta rubia fanática de Racing, pasó por una Honda CG Fan 125 y ahora cambió de modelo: una Storm 125. “La llevo a la cancha y la ato en algún lugar, así me evito el tránsito. Con la moto también repartí sobres; me subí a la locura de meter pedidos a full, achicar tiempos, pasando como loca entre autos. Estaba re cebada en el tránsito”, analiza a la distancia esta consultora psicológica.
De chica, ella iba a algunos encuentros de motos a San Miguel del Monte, mientras se considera una fierrera de ley. “Para arreglarla no dudo en meterle mano y me fijo en los tutoriales de Youtube para saber cómo sacar un guardabarros, arreglar partes chocadas palanca de cambios, pedalines, etc. Un par de partes de la moto las tengo atadas con precintos, pero funciona bárbaro”, confiesa.
-¿Cuál es tu vinculo con la moto?
-Te soy sincera, la moto me da mucha facha, saqué algunos teléfonos por mi rol de motociclista (risas). Tuve conversaciones bastante interesantes en la calle, pero también me comí alguna guarangada. Mi libertad y mi independencia es arriba de la moto.
-¿Tuviste novios motociclistas?
-No, ¡los hice! (risas): los últimos tres con los que estuve se terminaron comprando una.
-¿Y te pidieron manejar la Storm?
-No, primero es mía y después, con tiempo y confianza, cedo el mando. A mí, el flaco que me dice “el auto no lo tocás” no me dura ni dos citas porque yo soy fierrera. No me va.
-¿Los llevabas en tu moto?
-Si, y me decían que era bastante temeraria manejando. Les daba miedo ir atrás. Igual, mi moto a más de 110 km/h no va. Una vez choqué porque iba con un hombre atrás que, por lógica, es mucho más pesado que yo. Al ver que le pasé cerca a un auto me inclinó la moto por miedo, pero no vio que del otro lado había otro. Siempre que sube alguien le dig: “Hacé de cuenta que sos una bolsa de papas, la que maneja soy yo, confiá en mí”.w