A dar clases en scooter
La practicidad y ahorro de tiempo acercó a Muriel Fracchia al motociclismo. Pero a diferencia de varias colegas fierreras lo de ella es en versión reducida: adoptó el scooter, tras dejar a un lado la bicicleta. “Mi trabajo como profesora de educación física me demandaba viajar de un lado a otro para dar clases. Ejerzo en colegios primarios, secundarios y también doy clases particulares y entreno a un equipo de running”, explica esta, también, profesora de yoga.
De lunes a sábado -con casi 1.000 km hechos-, se sube a su Beta 150 y recorre San Fernando, Martinez, Acassuso, Vicente López y, a veces, anda por Belgrano y Nuñez. “Tengo una sola clase en pleno centro, es un estrés, así que prefiero ni llevarla. Voy en tren y listo”, soluciona.
En la jungla de autos, camionetas, colectivos y la omnipresente bicisenda, allí va Muriel con su scooter. “Soy bastante precavida, no lo uso a más de 60 km/h, veo a otros que son un poco más arriesgados. Los que manejan autos no te tienen muy en cuenta, por eso siempre trato de ir por la mano derecha. Eso sí, luces de giro o balizas parece que a muchos no les hace falta y te doblan adelante. Tenés que ir con mil ojos por la calle”.
-¿Que pros y contras tiene el scooter?
-Lo positivo es que al no tener cambios es más fácil de usar que cualquier otra moto. Eso sí, no es muy confortable, agarrás un empedrado o un pozo y se te complica mucho por la amortiguación. Lo sentís.
-¿Manejarías una moto más grande?
-Sí, me gustaría una chopera para salir a la ruta. Más para pasear que en el día a día.w