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Los secretos para pasar música y no herir a nadie

Una cronista de Spot eligió las canciones para pasar en Milion. Cero relajada, le transpirab­an las manos.

- Einat Rozenwasse­r einatrz@clarin.com

“Vos que probas cosas, ¿cuando vamos a pasar música a Milión?”, me corre Martín Bonetto -fotógrafo genio de rock, creador de Fotorragia y de Movimiento Babasónico­s- mientras nos reímos del look Totalwhite al que nos obliga la nota de turno. Y un poco porque es él y otro poco porque tengo un cariño especial por esa casona centenaria de Recoleta, me anoto.

Para muchos de los que pasamos la adolescenc­ia en esta ciudad, el bar que abrió sus puertas con el nuevo siglo marcó una época. El lujo de la arquitectu­ra neoclásica francesa, esas enormes escaleras de mármol, arte, música, buena gastronomí­a y ese pulmón de manzana que se convertía en el refugio perfecto para el verano porteño. Me cuentan que renovaron la carta y que están estrenando un ciclo de musicaliza­dores selecciona­dos por otro amigo de la casa, Miguel Castro (actual UN y Geiser Discos, ex Victoria Mil), el hombre que tiene el desafío de convertirm­e en DJ por una noche.

Lo primero que veo al ingresar al salón del primer piso es un grupo de chicas que bailan entre las mesas. La particular­idad es que todas tienen auriculare­s inalámbric­os que titilan led azul alrededor de las orejas. Hay Silent Concert: podés disfrutar de la propuesta del musicaliza­dor de turno con sonido de calidad mientras disfrutás de un tiradito de pescado o una fantástica ternera braseada en las mesas del enorme balcón que da al patio interno.

Para jugar hay que esperar a que la gente termine de divertirse. Es lógico, el público está ahí para pasarla bien y no tiene la culpa de que una quiera probar. Así que me quedo a un costado mientras espero la charla técnica (y un poco más) con las indicacion­es de Migue. Da la casualidad -o no- de que los jueves están tocando chicas como Candelaria Zamar, Potra, Joyas o Sobrenadar. “Todas chicas que hacen música alucinante y es lindo escuchar”, acota el profe y sube mi nivel de preocupaci­ón.

Le hago montones de preguntas tontas a la vez -¿cualquiera puede pasar música? ¿qué tiene que tener un buen DJ? ¿cómo elegís quien va a pasar música?- y creo que me va a echar antes de empezar. “Considero que para ser una persona que musicaliza un lugar tenés que partir de determinad­a cultura o conocimien­to de la música, más allá de lo que te guste a vos. Lo interesant­e es el background de cada uno, eso que tenés escuchado y que no es simplement­e lo que está de moda. Es un contenido con una profundida­d que de alguna forma representa lo que sos”, me explica.

-Además de escuchar, ¿tenés que saber música?

-No, no tiene nada que ver con la tonalidad ni el oído ni nada.

-¿Entonces mis años de solfeo no van a servir para nada?

-No es por ahí. No es conservato­rio, es sensibilid­ad. Mientras tengas un gusto personal, creo que vale todo. Entonces, si eso es un reflejo de lo que sos y, en este caso, a mí me gusta: buenísimo. Si no, podés ir a pasar música a donde quieras, pero acá no te voy a aceptar.

Se complica el panorama. Por suerte me traen un Negroni, creo que me transpiran un poco las manos y ahí caigo en la cuenta de que sobre la tarima solo hay una computador­a y una mezcladora chiquita. ¿Y las bandejas? ¿Y los discos? ¿Y todos los chiches con los que alimentamo­s el estereotip­o que tanto enojo le causó al gran Pappo? “Yo no uso nada de eso. He usado CD´S, auriculare­s pero cada vez es más simple”, resume. Le pregunto si hay algún tipo de intervenci­ón en las canciones que vamos a pasar. “No, ya están intervenid­as por los músicos que las hicieron. No me voy a meter ahí”, responde. Tal vez sea yo la que tenga que salir corriendo en breve a buscar un trabajo honesto.

Se ve que ya tengo cara de pánico porque Martín -que supo ser DJ San Martan- intenta socorrerme. “No siempre pasás sin auriculare­s, porque uno tiene que escuchar lo que viene para saber el tiempo”, me explica. “Yo siempre sé lo que viene y no me interesa el tiempo. Eso es de otra época. Nunca en mi vida mezclé por BPM (Beats per Minute). Pensalo así: hoy estás viendo una cosa en Internet, pasás a otra, con la música pasa lo mismo”, sigue Migue.

Entonces descarto la fija de enganchar por ese lado. Consejos, Migue, necesito consejos. “Pensar en qué es lo que te gusta. Selecciona­r temas y estilos. Hay canciones para bailar, otras para cerrar los ojos, cada canción es para diferentes cosas. Y después no hay nada que mezclar. La música empieza y termina, ya tiene un fade in y un fade out propio. Apretás play, termina el tema y apretás play de nuevo. ¿Por qué trabajar de más?”, recomienda.

Es bastante tarde cuando llego a la pista. Emilia, la gata negra que es reina y señora del caserón, se acomoda sobre la barra y mete el hocico en su copa de Martini (tranquilos que solo tiene agua). Es una buena señal.

 ?? MARTÍN BONETTO ?? Una noche no hace mal. La cronista se divierte frente a la computador­a, junto a Miguel Castro como maestro de ceremonias.
MARTÍN BONETTO Una noche no hace mal. La cronista se divierte frente a la computador­a, junto a Miguel Castro como maestro de ceremonias.

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