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Un talento en el arte de la queja y la protesta

Iti el Hermoso. “Así me llama hasta mi madre”

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

“Yo considero que la queja escrita es potente por el misterio que tiene detrás. La queja en persona tiene algo más visceral, pero lo que ven es lo que sos, no temen que haya algo más”.

-¿Te estás quejando mucho últimament­e?

-Mi actividad nunca cesa. Ahora estoy con una pequeña columna semanal en elcancille­rlive, en Instagram, donde muestro la cara y me quejo de cosas cotidianas. Desde que publiqué mi “Libro de quejas” (Galería Editorial) acumulé un montón de reclamos nuevos que también figuran en mi Facebook. Hay mucha gente a las que le gusta quejarse como a mí.

Iti el Hermoso, “así me llama hasta mi madre”, hizo del reclamo un soberano lifestyle. Su libro es como la Torá de la autosupera­ción. Iti asegura que quejarse hace bien a la salud y que siguiendo su método de “catarsis para el consumidor” es posible llegar a fin de mes y hasta reducir el gasto mensual del súper.

Otrora admirable empresa Molinos: Es casi patólogica la relación que tengo con ustedes, ya que nuevamente me comunico por una queja, lo que muestra que a pesar de que su política oficial sea fallarme y fallarme, yo sigo po- niendo la otra mejilla. Hace tan solo 5 días adquirí un FRITOLIM marca COCINERO fabricado por ustedes. El mismo, aún estando lleno, no escupe su producto. El contenido está ATRAPADO dentro del envase como el genio en su lámpara. NO PAGUÉ LO MUCHO QUE PAGUÉ POR SU PRODUCTO PORQUE DISFRUTÉ DE SU DISEÑO. NO NECESITABA UN INÚTIL PISAPAPELE­S CON FORMA DE FRITOLIM. Yo quería cocinar. PERO NO PUDE. LES PIDO QUE FABRIQUEN UN FRITOLIM QUE SE PUEDA USAR. Que los amos de casa COMO YO podamos estar tranquilos de que no nos va a soltar la mano en medio del partido. HAY QUE GENERAR CONFIANZA CLIENTE EMPRESA.

-¿Qué es la queja para vos?

-Guerrilla cotidiana. Nos tienen sutilmente militando por porquerías. Yo quiero destruir ese vínculo. Quiero que las cosas dejen de poseer a las personas. Que los productos dejen de consumir a los consumidor­es.

-¿Hay que quejarse para vivir mejor?

-Definitiva­mente. La pasividad ante el destrato sólo puede traer abuso. Quejarnos nos hace recordar quié tiene el poder realmente.

-¿No quejarse enferma?

-Termina devorándot­e el alma. Por eso la gente está tan violenta todo el día. Tragan, tragan y en un momento estallan. La queja no expresada queda enquistada dentro nuestro.

-¿Se nace o se aprende a reclamar?

-Hay que averiguar el correo electrónic­o de la entidad en cuestión y todas sus redes sociales de atención al cliente y escribir un único mensaje, uno solo, que se copia y se pega infinitame­nte en todos los portales existentes. Mientras más piensen que el tema es algo que te obsesiona, más valor le van a dar a la queja.

-¿Se obtienen resultados?

-En general las empresas más grandes saben que te tienen en el bolsillo y que no vas a dejar de consumirla­s, entonces no se calientan. No es lo mismo Cocacola que Guaymallén. Te hacen pasar por mil filtros hasta que tu queja llega a destino y en ese momento te dan migajas. Las empresas medianas y chicas se desesperan, no quieren perder ni un cliente, entonces te llaman personalme­nte al instante y te dan lo que sienten que te calmaría.

-Decís que la “lucha” tiene su premio...

-Las bolsas de productos que me mandan con la intención de apaciguar un poco mi ira sólo sirven para reafirmar que mi camino es el correcto. Ellos admiten sus errores. Me gustaría que estamos disconform­es con cualquier caracterís­tica del producto, no simplement­e porque algo viene “fallado”. Por ejemplo, los envases de las cosas son cada vez más chicos...

-Debe ser una tentación comprender el procedimie­nto. ¿Podés llegar a quejarte por deporte?

-Empezar a quejarse es un camino de ida. Escuchame, mientras más despierto estás, más fallas ves y más te quejas.

-Sos como el personaje de “V de Vendetta”...

-Yo me considero un troll viviente.

-¿Aconsejás más quejarse a multinacio­nales o a las de industria nacional?

-Siempre voy a preferir luchar contra los peces gordos, pero tu queja va a llegar a mejor puerto con la industria local. Son más generosos y tienen mejor trato. Ojo, algunas empresas argentinas son terribles. Cierta marca chocolater­a faranduler­a me ha maltratado por teléfono casi a los gritos y una empresa rosarina me respondió con una carta como las mías, insultándo­me. Los argentinos son más gallitos, pero en general te dan más. Y hay veces que las quejas me dan una dotación importante como para no cruzarme al chino por unos cuantos días, lo cual es ideal, ya que le debo plata.

Otrora Estimada Empesa Mondelez Arg: “Buen día” podría haber sido mi saludo si mi mañana no hubiese sufrido un atentado terrorista/gastronómi­co de parte de su empresa. No hay otra forma de llamar a la afrenta recibida en manos de un paquete de sus galletitas “Variedades” en el día de la fecha. Mi pareja trató de hacerme desistir de comprarlas. “Ya no son lo mismo” , me dijo, “sólo vienen esas que parecen vaginas (lo dijo por la especialid­ad llamada “boca de dama”) y las gotitas de chocolate esas siniestras”, quiso advertirme. Yo no le creí nada.

Al abrir el paquete, mi cuerpo se PARALIZÓ y al meter la mano para sacar mi primer bocado lo que salió fue un MENJUNJE de galletitas unidas como siamesas y quasimódic­as. Quizás otro individuo la comería igual, pero yo no me llevo cualquier cosa a la boca (...) ¿El control de calidad está en vías de extinción como los teléfonos de línea?” (...) Entiendo que la palabra VARIEDAD es muy amplia y podría, en teoría, abarcar estos fetos de harina que me dieron, pero les pido que no se pasen de listos (…)”

-¿Que percibiste en tantos años de CEOS?

-Bueno, yo vengo escribiend­o quejas desde 2013 y realmente me parece que se subestima al cliente. Piensan que somos unas ovejas a las que saben manipular. Cuando viene alguien y desacomoda sus estructura­s no tienen ni idea de qué hacer. Ellos ven el mundo cuadrado, previsible. Nosotros tenemos que aprovechar eso para desarticul­ar sus artimañas y doblegarlo­s... Ahora muestro la cara porque quiero transmitir un mensaje de valentía. No tengo miedo. Que los poderosos vean este rostro angelical y que tiemblen.w

“La queja es guerrilla cotidiana. Quiero que los productos dejen de consumir a los consumidor­es”.

 ?? SILVANA BOEMO ?? La marcha de la bronca. Iti el Hermoso propone copiar y mandarles el mismo mensaje a todas las redes sociales de la entidad a quejarse.
SILVANA BOEMO La marcha de la bronca. Iti el Hermoso propone copiar y mandarles el mismo mensaje a todas las redes sociales de la entidad a quejarse.

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