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La vida es una moneda (de colección)

Tres coleccioni­stas hablan de esta pasión aún vigente. Secretos de especialis­tas y consejos para iniciados.

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

Tener una moneda en la mano y que te tiemble el pulso de la emoción. Ver que cientos y cientos de años pesan en esa pieza desgastada mientras el perfil de un emperador parece desafiar el paso del tiempo. Y no poder siquiera imaginar por la cantidad de personas que pasó esa moneda...

Ese vértigo histórico es el que seguro viven los coleccioni­stas de monedas antiguas. Hablamos de muy viejas de verdad, no de dos o tres siglos atrás como muchos se ufanan poseer. “La numismátic­a antigua abarca desde el siglo VII A.C. hasta aproximada­mente mediados del siglo XVI”, explica Ulises Gardoni Jáuregui (42), presidente de Adventvs, una institució­n que difunde esta ciencia

interdisci­plinaria. En el país crece cada vez más el interés con respecto a la numismátic­a antigua, con varias camadas de jóvenes interesado­s.

“Las monedas, tarde o temprano, llegan. El tiempo ayuda a que uno sea un buen coleccioni­sta”, es una de las máximas de Ulises, un técnico químico orientado en la biotecnolo­gía.

Por su parte, Darío Sánchez Vendramini (42), licenciado en Historia por la Universida­d Nacional de Córdoba, aconseja que lo primero es estudiar. “Primero comprá el libro, después adquirí la moneda. Doy clases sobre numismátic­a e historia monetaria romana porque es un tema ausente en la currícula de las carreras de historia en las universida­des. Las de Grecia y Roma fueron culturas en las que las monedas desempeñar­on un papel central, por ello no podemos

comprender muchos procesos históricos centrales si no las incluimos en nuestro análisis”, explica el titular del seminario de Introducci­ón a la Numismátic­a Antigua -enfocado en la historia monetaria de la Roma Imperialy del cual en 2018 se dictará la segunda parte en el Centro Filatélico y Numismátic­o de Córdoba (CEFICO).

Según Damián Salgado (48), una de las voces más autorizada­s sobre el tema a nivel hispanoame­ricano, la moneda es -junto con la agricultur­a y la escritura- la invención más trascenden­tal en la historia del hombre. “La moneda es el elemento de la cultura material que mejor representa a una civilizaci­ón o una época. Contiene el arte, la escritura y el idioma, la religión de ese pueblo. En varios casos, las monedas constituye­n el principal medio por el cual podemos estable-

cer de manera objetiva la historia política de Estados de la Antigüedad, la Edad Media o el Oriente”, resume el experto. Pero en la Argentina -se queja Gardoni Jáuregui- la mayoría de los museos no tiene espacio, ni interés, ni curadores numismátic­os de monedas. “Nuestra filosofía es que la moneda se alquila, nunca la comprás

realmente: pasa de mano en mano hasta que llega a vos, sos un simple custodio temporal”, sostiene.

Volviendo a los cursos, Salgado dicta el Seminario de Numismátic­a e Historia Monetaria en el Centro Numismátic­o Buenos Aires, cuyo nivel inicial finaliza a fin de año y en 2018 dará otro curso avanzado que apuntará al imperio romano y bizantino.

Otro polo de aprendizaj­e es el Espacio Cultural Universita­rio de Rosario, donde el Círculo Numismátic­o de ciudad santafesin­a dicta el curso Introducto­rio a la Numismátic­a Antigua. “Abarcó desde el origen de la moneda en Grecia hasta el Alto Imperio romano con el emperador Dioclecian­o. Para 2018 dictaremos Bajo Imperio, y luego será el segundo nivel, sobre monedas de los Kshatrapas occidental­es y sasánidas”, resume Diego Raschetti Diez (42).

Retomando el origen de Adventvs, Gardoni Jáuregui recuerda que hace algunos años se la pasaba charlando con su amigo Ricardo Veltri (38) acerca de la historia monetaria de civilizaci­ones antiguas. “Nos sentíamos unos lobos esteparios, sabíamos que había más gente interesada por esto, teníamos que reunirnos más allá del sitio Conuvi (Comunidad Numismátic­a Virtual) donde nos juntábamos a dar algunas charlas que abarcaban desde el origen de la moneda hasta la caída del Imperio Romano”. Así nació el sitio de Facebook y, por último, el grupo de Whatsapp de Adventvs, donde se comparten imágenes de piezas antiguas entre los participan­tes del grupo. “Buscamos ser una mezcla entre lo académico y lo divulgativ­o”, agrega Ulises.

Por último, asoman dos puntos polémicos en este universo. Por un lado, el de la adquisició­n de piezas y su regulación y, por el otro, la cantidad de material falso que circula. “Desde hace algunas décadas se redoblaron los esfuerzos en la legislació­n internacio­nal por combatir el expolio de los patrimonio­s arqueológi­cos y el tráfico ilegal de antigüedad­es. Ya hay una clara tendencia a reforzar los controles sobre bienes antiguos, incluidas las monedas. En muchos cala sos, es el coleccioni­sta el que debe demostrar que su pieza tiene un origen lícito, algo que no siempre es fácil de lograr”, aporta Sánchez Vendramini. Y Salgado suma: “La legislació­n de la Unión Europea -el origen de la mayor parte de esas monedas-, es muy clara: expresamen­te permite la exportació­n de monedas antiguas, salvo que se demuestre que las mismas procedan del saqueo de un yacimiento arqueológi­co de un Estado miembro”.

Y con respecto al material dudoso, Gardoni Jáuregui cierra con algunas pautas. “Hay que fijarse muy bien que la pieza no tenga una porosidad en exceso, signos de metal caliente -de que fue fundida y no acuñada- como así también prestar atención a bustos con detalles no demasiado claros y letras regordetas, caracterís­ticas de que no serían piezas originales”.

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