PELÍCULA SENSIBLE
El artista Ai Weiwei rodó un filme documentando la situación de los refugiados. Bella y terrible.
¿Cuántas veces más vamos a contar su historia? ¿Cuántas veces vamos a decir que Ai Weiwei nació en China, que el padre era un poeta denunciado y enviado a un campo de trabajo cuando él era chico, que estudió en Estados Unidos, que tuvo un blog y allí hizo crítica política, que, como arte, rompió un jarrón de más de 2.000 años de antigüedad y -adiós a la tradiciónlo hizo pedazos? Que colaboró en el diseño del Estadio Nacional de Pekín en 2008, que cuando un terremoto derribó escuelas denunció su mala construcción, que en 2011 estuvo casi tres meses preso, con una acusación de fraude fiscal que no disimulaba bien la censura a sus ideas.
Lo diremos muchas veces más por- que sigue creando, porque este es Ai Weiwei, un artista que es también un activista y que se viene ocupando de cerca de la crisis de los refugiados en el mundo, esa que mostró columnas humanas cubriendo cientos de kilómetros a pie para llegar a una frontera o que convirtió el Mar Mediterráneo en una tumba colectiva. El año pasado, Ai instaló cientos de chalecos salvavidas naranjas -los que usan los refugiados en los botes- en las columnas del Konzerthaus de Berlín. Y quien quiera ver, que vea.
Ahora, Ai Weiwei emprende una obra distinta: cine. La película se llama Human flow (Marea humana) y documenta, con rigor y con belleza, el devenir de los refugiados. Una barca, al empezar, cruza el mar; la imagen es tan linda que da bronca. Después Ai y las cámaras van a Lesbos donde un oficial de Naciones Unidas dice que allí desembarcó ya medio millón de personas- y van al norte de Grecia, y van a la frontera entre Siria y Jordania y a Gaza y al Líbano. Y hablan con africanos, con kurdos, con afganos en Pakistán, con iraquíes huyendo de ISIS, con mexicanos que quieren saltar a los Estados Unidos. Trabajó un año, recorrió veintitrés países. La película se estrena el jueves en el Festival de Mar del Plata. Por mail, contestó algunas preguntas.
-Sus trabajos son cada vez más políticos, ahora llega a un documental.¿la realidad se le ha impuesto?
- Soy artista y entiendo que quien observa el mundo desde un punto de vista y con un juicio estético, observa la relación entre el individuo y lo externo, observa la posibilidad de la existencia y la expresión. Para establecer esta expresión es necesario el autocomprensión del artista. Sin embargo este Yo no existe si no se lo relaciona con la realidad y por eso no se puede separar el arte de la política. De modo que nunca dejo de relacionarme a mí mismo con la situación, que puede ser la dictadura o la democracia, la vida tranquila o la intranquilidad, la globalización o la perturbación. No creo que mi arte esté más politizado. Sólo se puede decir que estoy poniendo a prueba mi estética en un ambiente real.
-Vive en un país lejano al suyo. ¿Usted es parte de la marea?
-Creo que en la Historia cada uno es una parte, una unidad del movimiento humano. Todos lo somos y yo no soy excepción. Mi padre fue exiliado en el año en que nací. Nos obligaron a dejar nuestro hogar, adonde nunca volvimos. A los 24 años me fui de China y llegué a Estados Unidos, donde la vida no era diferente al exilio. Aunque fui de un país comunista y totalitario a otro extremadamente capitalista y materialista, estaba en una situación de exilio. Cuando volví a China en 1993 yo no era el mismo de antes y China no era la China que había conocido. En la era de la globalización e Internet todos hemos sido exiliados en la esfera global porque la estructura política y económica ha cambiado. Aunque no nos hemos trasladado, todos hemos sido alejados del hogar porque la familiaridad, la pertenencia, la identidad y la memoria han sido destruidas y el viejo sistema de valores ya no existe más. Así pues se puede decir que todos somos exiliados y refugiados moralmente.
-¿El arte, incluida esta película, puede ser usado para señalar un problema? ¿A quién?¿no es conocido?
-El arte, o esta película, es sólo una advertencia. Cuando perdemos el principio del humanismo, ¿adónde va el ser humano? Esta película se filmó bajo este principio. Si puede cambiar nuestra situación o no, depende
de si esta advertencia puede producir algún efecto.
-¿Cómo eligió las historias que retrata en el film?
-Las elegimos al azar y tenían que ser lo más comunes posible porque la expresión de la humanidad tiene que ser familiar. La familiaridad puede acercar al público a los protagonistas. Evitamos usar el ritmo de las noticias y esperamos darles unos segundos más a los espectadores para que contemplen. La contemplación, en el Budismo, es el requisito de la comprensión. La contemplación significa que los espectadores y los protagonistas están en un estado relativamente apacible y libre. Ee es el estado que queremos ofrecer a través de esta película.
- ¿Sigue en contacto con alguno de los inmigrantes?
-Tenemos contacto con algunos y estos contactos generalmente son desesperantes. Su situación no está mejor que cuando los filmamos y tampoco llegamos a darles más ayuda. Su situación no es personal sino es nuestra también: bajo una condición social supuestamente libre y democrática, nos vemos ante una política que todavía es algo totalitaria. Los individuos se sienten sin medios, desvinculados de la realidad y sin posibilidad de vivir una vida verdadera.
-En la película considera a los palestinos como refugiados? ¿Por qué?
-A los palestinos les cabe el significado completo de "refugiados". O mejor dicho, los palestinos definen mejor la palabra refugiado. Ellos viven a largo plazo en un territorio ocupado o han sido obligados a dejar su territorio. Los que viven en Gaza están encerrados. Estar encerrado y ser obligado a dejar el hogar tienen la misma cualidad, porque son situaciones contrarias al principio de libertad, un forzamiento sobre la naturaleza humana. Hoy día podemos ver que los rohingyas de Bengala también se han convertidos en nuevos palestinos.
-¿Cambió sus planes iniciales según lo que veía?
-Mi pensamiento y concepto cambiaron, aunque su magnitud, sí. Mi preparación no comenzó cuando empezamos a filmar esta película sino desde que empecé a tener ideología, siempre estuve muy interesado en estos temas debido a mi propia situación y la de mi familia. Ese interés fue creciendo durante mi lucha contra la sociedad totalitaria de China.
-Su cámara acompaña situaciones clave: el intento de cruzar una frontera, la llegada del barco de un inmigrante. ¿Cómo se las arregló para llegar en el momento y lugar precisos?
-La característica más importante del documental es su distancia de la realidad. Para lograr una distancia apropiada se necesita paciencia. Esto requiere un gran trabajo preparatorio. Acercarse a la realidad requiere un esfuerzo enorme. -¿Este proceso lo ha cambiado? ¿Ha entendido algo nuevo? -Hemos elegido entender y expresar poéticamente este tema. No se trata sólo de la relación entre el hombre y el hombre, sino también entre el hombre y Dios. Hoy Dios es otra vez nuestra comprensión de la naturaleza humana. Esta comprensión nos hace reverenciar más la vida y la tierra. El poder misterioso de la naturaleza una vez más pone a la humanidad en la situación de proteger la vida. Filmar esta película me permitió tomar más conciencia de la reverencia primitiva de los seres humanos sobre Dios y la vida en la etapa actual del desarrollo humano. Creo que el esfuerzo que hemos hecho es humilde pero vale la pena.
Bajo una condición social supuestamente libre y democrática, nos vemos ante una política que todavía es algo totalitaria”