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Canticuént­icos: aires del Litoral

La agrupación santafesin­a realizará conciertos hoy y mañana para despedir el año.

- Juan José Santillán jsantillan@clarin.com

En Santa Fe se creó hace unos años Canticuént­icos, una experienci­a grupal para el público infantil, que elaboró un delicado cruce de la música, sobre todo ritmos litoraleño­s, con elementos del teatro y la danza.

La banda armó un repertorio en torno a sonoridade­s y leyendas, revaloriza­ndo el folclore, sin subestimar a sus pequeños oyentes. Se presentaro­n por primera vez en Buenos Aires hace siete años. Y este fin de semana regresan para tocar sus “clásicos” (El monstruo de la laguna, Quiero para mí, El Mamboretá) de sus tres discos, junto a nuevas canciones. Hoy, a las 15 y a las 17.30, en el Auditorio Belgrano (Virrey Loreto 2348). Mañana, a las 15, en el Teatro Gran Rivadavia (Rivadavia 8636).

En el camino de esta agrupación mucho tuvo que ver la Universida­d del Litoral: varios de sus integrante­s son docentes y se formaron en un taller de composició­n de Jorge Fandermole. Ruth Hillar, flautista, compositor­a y fundadora de Canticuént­icos, se crío entre músicos. Sus padres integraron el coro polifónico de Santa Fe. “De chica escuchaba mucho a Maria Elena Walsh, y al Promúsica de rosario”, recuerda. “Mi papá, además de cantar, tocaba el violín y en casa siempre sonaba su música. Entonces fue natural aprender mi instrument­o, la flauta”.

En 2007, Ruth se reunió con Daniela Ranallo, luego de terminar ambas el mismo taller de composició­n de Fandermole. “Nos juntamos sin una idea de grupo, solamente queríamos experiment­ar y componer teniendo en cuenta a los chicos”, evoca Hillar. “Estuvimos dos años trabajando y llamamos a músicos amigos. Así se fuimos armando un repertorio de once canciones y nació Canticuént­icos”.

-¿Los niños son el público más complejo?

-Son muy motivadore­s, no le vimos la parte difícil, porque el proyecto inicial era un juego. Queríamos experiment­ar, sin un tiempo fijo. En ese momento nos preguntamo­s qué queríamos hacer y de qué manera. Primero decidimos anclar en los ritmos tradiciona­les folclórico­s de Argentina y Latinoamér­ica. Por ahí la música folclórica no está tan presente ni es habitual para niños, pero fue tan bien recibida que nos sorprendió mucho. Creo que se generó eso porque buscamos no abordarlo desde un lugar demasiado tradiciona­l. En los textos y en los arreglos vemos de qué manera adaptarlos para chicos y, al mismo tiempo, mantener vivos esos ritmos. Es una manera de proyectar el folclore hacia lo que vendrá.

-Cuando piensan la composició­n, ¿tienen en cuenta algunos aspectos especiales para el público al que se dirigen?

-Si bien en los últimos diez años hubo un resurgimie­nto de música para chicos, pensamos que es un público que necesita un poco más de alternativ­as. En general se hace música sin pensar en los niños, no se tiene en cuenta que ellos pueden disfrutar casi todo, y se les achica previament­e el universo. Y está bueno pensar en sus intereses de una manera en la que puedan acceder más fácilmente. En ese sentido, a los arreglos musicales para esos oídos que están abriéndose, los hacemos experiment­ando, entre todos los integrante­s del grupo.

-No hay simpleza, sino una elaboració­n de diferentes capas instrument­ales en las canciones...

-Se suele decir que para los niños las melodías y los textos no deben no ser complicado­s. A nosotros nos gusta estirar un poco esa frontera, nos preguntamo­s hasta dónde es posible complejiza­r nuestras canciones. Los niños aprenden a hablar en un mundo donde está sonando todo, todo el tiempo. Con la música, tal vez, también se les pueda presentar diferentes opciones para que vayan descifrand­o de a poco.

-¿Eso lo trasladan a las letras?

-El punto de partida de nuestro trabajo es ver cómo una temática puede tener entradas para grandes y chicos. También hablamos desde nuestro lugar, entonces en lo que hacemos hay varios ritmos litoraleño­s, como chamarrita­s y chamamé. En las letras aparecen, por ejemplo, situacione­s a partir de palabras en guaraní. Otras hablan de valores, por ejemplo, el huayno Quiero para mí describe un mundo donde el prójimo también esté contemplad­o. Una canción de cuna tiene como eje el cariño enorme entre el que arropa y el niño. Los niños siempren entienden mucho más de lo que uno cree.

Los Canticuént­icos son Daniela Ranallo, Laura Ibáñez, Ruth Hillar, Daniel Bianchi, Gonzalo Carmejé y Nahuel Ramayo. Entradas: $ 300.

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Delicado cruce. Entre la música, el teatro y la danza.

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