“Busqué alejarme de la imagen clásica de la canción romántica”
Cuenta por qué le puso un freno a su carrera y dice que volvió con nuevas cosas para decir y menos prejuicios.
Llévame a mi casa. Hay algo que no va bien...” Eso le dijo Pablo Alborán a su manager y amiga una noche, después de un concierto, hace dos años. El músico español de 28 años quiso parar un poco. Dijo que sentía que no tenía nada que decir y que a su alrededor sólo se hablaba de giras, conciertos y entrevistas. Claro que en una industria tan competitiva no es fácil detener la maquinaria, después de más de un lustro de carrera intensa. Los medios españoles hablaban del “drama detrás de la pausa” del autor de Solamente tú.
Después de ese silencio, el andaluz nacido en Málaga se puso nuevamente en marcha, y acaba de lanzar Prometo, su nuevo disco de trece canciones, que van desde las baladas a los temas con un toque electrónico y cante andaluz. Un trabajo en el que buscó un nuevo sonido y, sobre todo, una nueva lírica. “Tenía la obsesión de contar las cosas de distinta manera. Esta vez he buscado hacer letras que no solo encajen con una música sino que también sean agradables de leer”, dijo.
Alborán pasó a Buenos Aires en gira promocional antes de los con- ciertos que dará el año próximo. En diálogo con Clarín, el cantante pop de raíz flamenca habló de la pausa, de sus prejuicios musicales y de la necesidad de alejarse de las “típicas baladas románticas”.
-¿Cómo surgió la necesidad de alejarte de la música?
-Trabajé sin parar desde los 21 a los 27 años. Necesitaba estar con mis amigos y mi familia. Quería recuperar la normalidad, irme de fiesta y no estar preocupado por si me sacaban una foto bebiendo. ¡Me lo pasé muy bien! Quise volver a la calma de componer en casa, sin la contaminación de hablar todo el tiempo de planes, promociones, entrevistas, números y giras. En un momento no había otro tema de conversación.
-¿También paraste por un vacío creativo?
-Por supuesto. Podía estar sintiendo algo único, pero luego lo decía de forma parecida en una canción. Me faltaba vivir cosas nuevas, conocer gente o simplemente estar en silencio. ¡Quería leer! Pero no me refiero a leer en los aviones un rato, sino a hacerlo profundamente. También aproveché el tiempo para estudiar música otra vez y sacarme de encima muchos prejuicios musicales. Tampoco lo tomé como un drama ni mucho menos.
-¿Qué prejuicios musicales te fuiste sacando en este tiempo?
-Lo viví como algo natural. Logré que me diera igual el estilo de la canción. Durante el disco, siento que hay canciones que escupí. No pensé en la clásica estructura estrofa-estribillo-estrofa. En la rítmica, por momentos me acerqué a lo urbano. Y pensé: “A ver si ahora me pongo a hacer reggaeton”. Entonces me puse a probar con eso. Lo importante es no hacer las cosas porque tienes que hacerlas. No iré por la balada porque me fue bien, ni me volcaré al reggaeton porque todo el mundo lo hace. En definitiva, hacer lo que te da la gana porque es una de las pocas parcelas de libertad que nos quedan.
-Hablaste de las lecturas y en tus nuevas canciones hay una lírica diferente. ¿Ésa fue una de tus preocupaciones?
-Sí porque necesitaba ese cambio.
Prometo es para mí una de las canciones más honestas y reales, que habla del amor y de formar un equipo. Cuando uno promete algo está seguro de poder cumplir. Y, al menos por un momento, se olvida de mirarse el ombligo y de su ego. Esas cosas no las podía explicar antes en una canción. Necesitaba tener tiempo para leer más y elegir la palabra adecuada. Tampoco me puse a estudiar filología (risas).
-¿Qué leíste?
-De todo. Desde Neruda a un libro de poemas cortos de Ismael Serrano. Escuché a Gustavo Cerati, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez. También busqué alejarme de la imagen clásica de la canción romántica. El amor es el amor y todo el mundo sabe su significado. Pero lo expliqué de manera más realista y menos típica. Hay una canción en la que hablo de Saturno, a partir de un documental que vi del cosmos. Pensé en qué sucedería si las cosas que no pasan acá por alguna razón siguen sucediendo en otro lado.
-Hace poco Miguel Bosé dijo que la música de España tenía su futuro asegurado por artistas como vos. ¿Te pesa esa “bendición” de un músico como él?
-Miguel Bosé es parte de la historia reciente de nuestro país. Me adoptó como lo hace un padrino y me dio la oportunidad de cantar con él varias veces, además de grabar un disco. Es una bendición poder tener un maestro como él, al que puedas llamar en cualquier momento; sobre todo cuando estás por sacar un disco y a veces tienes algo de miedo. Él es una persona a la que todo le ha dado igual. Y, sin embargo, ha sido coherente consigo mismo.w