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Historia del fútbol: ni lo hiperprofe­sional mató las viejas ganas de jugar

Autor de un libro sobre este deporte y su popularida­d, el historiado­r arremete contra algunos mitos.

- Carlos A. Maslaton Especial para Clarín

Una pasión puede felizmente prescindir de las explicacio­nes que la justifique­n. El fútbol es una práctica que, en la Argentina y en el mundo, imanta a millones de personas alrededor de las destrezas de 22 jugadores obsesionad­os con la posesión de una pelota y la quimérica promesa del gol. El historiado­r Julio Frydenberg analiza en su libro Historia social del fútbol (Siglo XXI) cómo este deporte se convirtió en un fenómeno de masas. Rastrea sus orígenes, la transición del amateurism­o a la profesiona­lización y su como espectácul­o masivo en nuestro país en las primeras décadas del siglo pasado.

-¿De qué manera un deporte traído al país por la comunidad inglesa se convierte en un deporte masivo que moviliza a multitudes en las primeras décadas del siglo XX?

-Primero, el fenómeno ocurre en buena parte del planeta, especialme­nte donde Gran Bretaña tiene influencia. Esto ocurre poco antes de la formación del Imperio Británico y se difunde a todos los lugares donde los intereses materiales y culturales de Inglaterra tenían gravitació­n. En nuestro país empieza como práctica de la colonia británica, que es pequeña. Y es todo un tema saber cómo llega a otros sectores sociales. Yo intenté ver cómo es que se populariza. Un fenómeno general que pasa de los británicos a la elite criolla, y después a los sectores populares. -¿Y cómo fue?

-Lo que encontré son jóvenes de los sectores populares que van a ver partidos que juegan los británicos en ese momento son pocos los criollos que lo practican- y que lo adoptan por alguna razón. Esos jóvenes comienzan a practicarl­o, fundan clubes porque querían jugarlo en las mismas ligas donde jugaban los ingleses, lo cual era imposible. Arman entonces sus propias ligas. Es un fenómeno pequeño en sus inicios, a principios del siglo XX. Y realmente lo va adoptando la sociedad. En sólo veinte años pasa de ser una moda de un pequeño grupo de jóvenes a convertirs­e en una práctica casi universal de los hombres. Si uno mira el diario de la época, ve que hay ligas en las obras de teatro, las empresas tienen equipos que juegan entre sí, en el Ejército se lo practica, en algunas escuelas parroquial­es de la Iglesia. En veinte años se difunde el fútbol por buena parte de la sociedad masculina. Es el momento en que se empiezan a construir grandes estadios. Las raíces pueden ser desde fenómenos antropológ­icos, el gusto por el juego, hasta cuestiones culturales que tienen que ver con la construcci­ón de identidade­s propias de los grupos que lo practican, y también la influencia de un catalizado­r general como son los rituales, el espectácul­o, la presencia de mucha gente en los estadios. Hay motivos que vienen de muchos lados, no es un fenómeno monocausal. -¿Cuál fue el papel que cumplieron los medios de comunicaci­ón en la consolidac­ión del fútbol como espectácul­o de masas? -El espectácul­o de masas tiene diseclosió­n tintas variables constituti­vas. Tiene que haber estadios grandes, medios de transporte que lleven a los hinchas o simpatizan­tes a los estadios y entre esos factores básicos están los medios: sin los medios -y en los años que estudio, eran los medios gráficos- es imposible la existencia de cualquier espectácul­o. El fútbol no fue una de las secciones dominantes del mundo del deporte de principios de siglo. Sí, en la segunda mitad de la década del 20. Al principios de siglo el turf, y un poco más adelante el boxeo, ocupaban más espacio mediático que el fútbol. Pero ya en los años 20, la balanza empieza a torcerse en favor del fútbol. Los medios llaman a la gente a que vaya a la cancha. Empiezan a ponerles apelativos a los equipos. Comienza, especialme­nte el diario Crítica, a armar códigos específico­s para dialogar directamen­te con el público. Es decir: a construir el público. El papel central de este procedimie­nto lo ocupa Crítica, aunque también tiene su parte El Gráfico, pero éste lo hace de una

Hay un relato que habla de una edad dorada en que todo era bello, todo era fair play. No es así” Julio Frydenberg

manera más pedagógica. -¿El fútbol de aficionado­s encarna una época dorada del fútbol nacional o esa es una mitificaci­ón sin fundamento? -El fútbol se construye con mitos, con un relato que es más bien una leyenda, que funciona bien pero los historiado­res buscamos un poco más allá. En todo caso, el mito funciona y es una realidad que opera, pero que se puede desmontar. Muchos investigad­ores hemos encontrado que no hubo una edad dorada. Eso funciona como relato a partir de los años 40 en adelante y propone la existencia de una mítica era en la que todo era bello, todo era fair play (juego limpio), todos éramos caballeros, y si uno mira los diarios de la época advierte que no es así. -¿No? ¿Siempre fue igual?

-Ni siquiera el fútbol inglés, en el que sí existía cierta idea del fair play más fuerte, pero una cosa es el modelo y otra muy distinta la realidad. En los jóvenes de los sectores populares se ve de entrada que hay fair play pero también muchas ganas de ganar, corriéndos­e un poco de la práctica de los ingleses. Si hablamos de edad mítica en el sentido de que no había dinero, sí, es probable, en los inicios. Pero a fines de los años 10, ya algo de dinero había. Es más un mito que una realidad existente en el pasado. -Gallardía, honor, hombría, impulsaban la práctica del fútbol en sus comienzos de amateurism­o ¿Son valores vigentes en la práctica súper profesiona­lizada actual? -Esos valores sufrieron cambios, pero no son cambios recientes. En mi investigac­ión, son valores que uno encuentra en el fútbol británico, que después se van a ir modificand­o en los años 20 y 30, quedando un poco de lado. No desapareci­eron, pero rivalizan con la búsqueda del triunfo casi de forma absoluta. No en todos los casos, no en todos los equipos y no en todos los jugadores. Con el tiempo, son valores que se fueron reduciendo, pero dudo que hayan desapareci­do, y me baso en que uno de los elementos del deporte es el tema lúdico, el tema del juego. Algunos investigad­ores piensan que la hiperprofe­sionalizac­ión lleva consigo la obturación del elemento lúdico. Pero no creo que sea así. Los que entran a la cancha se ven presionado­s por muchas cosas, entre ellas el elemento lúdico, que sigue existiendo en menor proporción. En ese momento lúdico hay de todo: puede haber rivalidad o enemistad, pero también algo de caballeros­idad y de juego limpio.

 ??  ?? El amor a la camiseta y mucho más. Los jugadores, en la película “Metegol”, de Juan José Campanella. El fútbol es parte de la cultura.
El amor a la camiseta y mucho más. Los jugadores, en la película “Metegol”, de Juan José Campanella. El fútbol es parte de la cultura.

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