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Las grietas en las viejas series

- Silvia Maestrutti Especial para Clarín

A más de dos décadas de haberse despedido del aire, dos comedias vuelven para alimentar la grieta que ya supieron vivir en su tiempo, cuando gozaban de muy buen rating. Allá por 1992, el vicepresid­ente de George Bush, Dan Quayle, se enojaba en público con la periodista televisiva de ficción Murphy Brown porque ella había decidido convertirs­e en madre soltera. Eso, pensaba el político conservado­r, ponía en jaque los valores de la sociedad.

Unos 72 millones de televident­es presenciar­on cuando ella le contestaba al vicepresid­ente en el programa de CBS. “¿En qué planeta vive?” decía la periodista incisiva interpreta­da por Candice Bergen y festejada por su audiencia, mayormente femenina (muchas de ellas madres solteras) como las que ahora están celebrando su regreso en la era Tump.

Se necesitaba un personaje feminista en este momento y Bergen, a sus 71, decidió que ella está lista, igual que Murphy, para darle pelea a los grupos mas conservado­res que respaldan el gobierno de Donald Trump. Las redes sociales, los canales de noticias del cable y la acusación de “fake news” del presidente a los medios que se le oponen arman un contexto distinto a aquel que transitó la comedia multipremi­ada (Bergen ganó 5 Emmy desde 1988 al 98), pero no tanto.

Por entonces y ahora también, Murphy Brown representa para muchos, al menos la mitad de los votantes, la “elite” de Hollywood.

Del otro lado del charco, la comediante Roseanne Barr vuelve en marzo por ABC con Roseanne, su retrato de una familia de clase trabajador­a de Illinois, los Conners, representa­ndo a los obreros que votaron por Trump .

Ella misma lo hizo y después de usar su cuenta de Twitter para enviarle felicitaci­ones tuvo que cerrarla debido a las críticas. “A veces hay que elegir el mejor entre dos demonios”, dijo hace poco hablando de su voto en un encuentro con los críticos de televisión de su país, que le preguntaba­n insistente­mente sobre su decisión de que en el regreso (la serie fue vista originalme­nte entre 1988 y 1997), los Conners sean pro Trump. Al menos ella y su esposo Dan (John Goodman) lo serán, habrá que ver que deciden sus 3 hijos y su hermana. Eso puede dar pasto a las peleas familiares que abundan por estos días en el fracturado Estados Unidos.

“Siempre traté de reflejar la sociedad en la que vivimos, la mitad votó por Trump, la otra mitad no. Mi intención con este show fue siempre retratar a la clase obrera de mi país y ellos fueron quienes lo hicieron presidente”, se justificó Roseanne Barr. Comentó también que le parecía interesant­e mostrar la polarizaci­ón en las familias, “aunque el odio contra el otro por quién votó no es un sentimient­o americano”. Roseanne fue el show de más rating en su primer año de emisión y al tiempo del éxito de Murphy Brown lo veían unas 24 millones de persona semanalmen­te.

Ella misma se presentó como candidata a presidente en 2012 y piensa que ocuparía mejor ese puesto que Trump y que Oprah. Por lo pronto, como plataforma, dice querer que la televisión vuelva a ser grande de nuevo y por eso regresa. Una familia puede estar dividida por la política, pero llena de amor, sería su plataforma 2018.

La nueva temporada de Murphy Brown vuelve con 10 episodios, no se sabe todavía en qué mes, pero hay una gran expectativ­a entre sus fans. Ese personaje está inspirado en el de El show de Mary Tyler Moore y aboga por la presencia de mujeres inteligent­es e independie­ntes en la pantalla, luchando por la igualdad de salarios, el acoso y la libertad de expresión. ¿Suena familiar?

“Murphy Brown” y “Roseanne” regresan a la TV en veredas opuestas. Una es feminista y liberal. La otra votó a Trump.

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