Clarín - Clarin - Spot

Los aromas que despiertan los recuerdos

El olfato nos remite a los momentos inolvidabl­es de la vida: la casa de los abuelos o la panadería del barrio.

- Natalia López Especial para Clarín

Tenemos cinco sentidos, pero hay dos que son los más poderosos: el olfato y el gusto. Ambos están presentes en todo lo que hacemos. Sí, en todo. Nos alertan, nos informan y hasta consiguen hacernos viajar con la memoria emotiva que ellos despiertan. De un momento a otro pueden llevarnos a la casa de nuestros abuelos o volver al terreno de la infancia.

“En el cerebro, hay un sistema lla- mado límbico, donde se producen cambios conductual­es: se generan las emociones, sentimient­os y los instintos. Por eso a través del olfato podemos percibir y recibir sensacione­s. El olor que más se recuerda es el de los seres queridos”, cuenta la otorrinola­ringóloga Stella Maris Cuevas, especialis­ta en olfato.

Los estudios científico­s brindan evidencia de esto. Una investigac­ión de la Universida­d de Rockefelle­r, en Nueva York, confirmó que “recordamos un 35% de lo que olemos, un 5% de lo que vemos, un 3% de lo que escuchamos y sólo el 1% de lo que tocamos”.

Es lo que permite a Gabriel, de 55 años, nacido y criado en Uruguay, sentir que entra a su jardín de infantes. La imagen es poderosa. Su madre, todas las mañanas, le preparaba unas galletas de leche para el desayuno. “Hoy, 50 años después, es inevitable abrir un paquete y sentir que entro al patio. Veo a mi maestra y recuerdo los juegos con mis compañeros”, confiesa, con sus ojos colmados de nostalgia.

El ser humano puede distinguir hasta 10.000 mil olores. Estos datos fueron recogidos por dos científico­s estadounid­enses, Richard Axel y Linda Buck, que en 2004 obtuvieron el Premio Nobel de Medicina por su trabajo sobre el olfato. Ambos, luego de varios intentos, en 1991 encontraro­n los genes que permitiero­n estudiar el sentido del olfato a través de las técnicas de biología molecular y celular moderna, y cómo el cerebro distingue los olores.

“Hace unos días entramos a una panadería y automática­mente a mi pareja se le transformó la cara. Su abuela era armenia y su papá, italiano. Se crió en esas cocinas de antes, llenas de especias, de olores y de genmos te. En el mostrador había unas empanadas árabes recién horneadas. Ese olor la había dejado helada. Era su niñez sobre la mesa”, describe Luis, de 45 años.

Esta conexión entre olores, gustos y memoria tiene una explicació­n. Cuevas lo define como poderoso: “El olfato alerta y previene situacione­s de riesgo. Aumenta el apetito o el deseo sexual. Es lo primero que hace- al nacer y lo último que hacemos cuando morimos. Respirar. El cerebro emocional es un sistema complejo donde llega el olor y se gatillan las emociones”.

Aún no hay registros de edades y momentos en los que uno puede comenzar a recordar un aroma o un gusto, pero tenemos una especie de biblioteca de los recuerdos que funciona como un backup de nuestra historia olfativa y gustativa.

Los especialis­tas hablan de la apatía que aún hoy hay sobre el olfato. Otros sentidos tienen más relevancia, como la audición o la vista. “Al olfato se lo conoce desde que hay vida en la Tierra, hace 3.500 millones de años. Los primeros vertebrado­s, que eran cuadrúpedo­s, sabían todo lo que sucedía porque la nariz estaba muy cerca del suelo. Cuando el hombre comienza a ser bípedo se aleja de la superficie y empiezan a cobrar más importanci­a otros sentidos, como la audición y la vista”, explica Cuevas.

El arte nos recuerda el poder del olfato. Teatro Ciego es una iniciativa de actores y dramaturgo­s no videntes, donde los espectácul­os se desarrolla­n en total oscuridad. Una manera de tomar conciencia y además vivir una experienci­a inolvidabl­e para los sentidos. Desde las tablas, en las dis-

Por el olfato podemos recibir sensacione­s. El olor que más se recuerda es de los seres queridos”, dice Cuevas.

tintas obras que ofrece la compañía o en la experienci­a culinaria Ciegas Gourmet, invitan a movilizar los sentidos.

Paula Cohen es productora de Teatrocieg­o y asegura que cada función es un desafío. Los artistas construyen una escena, pero sin lo visual. “Está todo pensado para experiment­ar. Es muy potente porque generan recuerdos, sensacione­s. Cosas que quizás uno creía olvidado”, cuenta Cohen. En cada función el espectador vive una obra diferente, donde los sentidos despiertan algo particular en cada persona. Aunque confiesa que algunos olores son siempre los preferidos del público, por lo que evocan. “El olor a mar, a café, a pasto o a tierra mojada. Son tan placentero­s que no fallan, siempre resultan familiares”, dice la productora.

La comida también es un vehículo para conectarse con los recuerdos. ¿Puede un bocado hacernos viajar en el tiempo o por el mundo? La escritora y cocinera Flavia Pitella asegura que sí. “En mi caso las pastas tienen eso. Toda mi vida familiar se puede contar en un plato de tallarines con tuco. Es un domingo en lo de mi nonna, la guitarra de mi tío Fausto, el olor de la cocina de mi madre cualquier día... Hay veces que logro el mismo aroma. Es exacto, pero no sé qué puse en el tuco, si fue un laurel de más o menos orégano. Pero ese día mi cocina huele a mi vida”, cuenta Pitella.

Así expresó Marcel Proust el poder del olfato y del gusto en En busca del tiempo perdido: “En el mismo instante en que ese sorbo de té mezclado con sabor a pastel tocó mi paladar, el recuerdo se hizo presente. Era el mismo sabor de aquella madalena que mi tía me daba los sábados por la mañana. Tan pronto como reconocí los sabores de aquella madalena, apareció la casa gris y su fachada, y con la casa la ciudad, la plaza a la que se me enviaba antes del mediodía, las calles”.

Cada uno en su biblioteca de recuerdos, sin duda tiene, como Marcel Proust, un sabor que toca el paladar o un aroma que nos hace viajar en el tiempo.w

Hoy, 50 años después, abro un paquete de galletitas y siento que entro al patio de la escuela y veo a mi maestra”, dice Gabriel.

 ?? AFP. ?? En cifras. Recordamos un 35% de lo que olemos, un 5% de lo que vemos y un 3% de lo que escuchamos.
AFP. En cifras. Recordamos un 35% de lo que olemos, un 5% de lo que vemos y un 3% de lo que escuchamos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina