Un auspicioso comienzo de ciclo bajo el encanto de Leonard Bernstein
La pianista Claire Huangci se lució en un programa dedicado al centenario compositor estadounidense.
Homenaje a Leonard Bernstein Piano Claire Huangci Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección Enrique Arturo Diemecke Lugar Teatro Colón
“Tu ambición de ser la criatura más versátil en la tierra matará cualquier posibilidad de convertirte en un gran artista”, le reprochaba por escrito Shirley Gabis a su adorado Leonard Bernstein.
El 25 de abril se cumplirán cien años del nacimiento del compositor, pianista, director e hipnótico divulgador de la música. Los homenajes estarán a la orden del día. Como era de esperar, el director Enrique Arturo Diemecke -quien jamás defrauda como especialista en efemérides- dedicó a Bernstein el primer concierto del nuevo ciclo de la Orquesta Filarmónica, en el Colón.
A esta altura de los acontecimientos, es imprescindible decir que el reproche de Shirley podría hacerse extensivo a Diemecke, quien no conforme con la dirección artística del teatro, la programación y dirección de esta orquesta, también se lanzó a firmar unas notas en el programa de mano, programa que no solo extraña corrección y edición sino, sobre todo, contenido.
Aunque con algunos desajustes en los momentos más prokofievanos, la orquesta administró consistentemente la ciclotimia que recorre La edad de la ansiedad (la segunda sinfonía de Bernstein). La sinfonía pone a prueba la versatilidad del cuerpo completo y de los solistas. Definitivamente, la prueba fue superada.
Sin embargo, fue la pianista Claire Huangci la que condujo el ánimo de la sinfonía. Huangci tiene una plasticidad extraordinaria. Y aunque el piano del teatro no se ajustara del todo a sus pedidos, lo desafió con el toque intimista y transparente de una de las doce danzas españolas de Granados, que regaló de bis.
El Bernstein más abiertamente popular, y bastante grandilocuente, de On the Town y West Side Story ocupó la segunda parte. Las piezas sonaron con el brillo del musical americano. Apenas se extrañó un poco más de filo en El gran amante, y un swing sin inhibiciones para corear “mambo” y “cha cha”.
El concierto de apertura también fue de despedida de Marcelo Bru, uno de los grandes nombres que tiene la fila de violonchelos, un músico todavía joven que decidió acogerse a un retiro voluntario. Un próximo concurso -que tendría lugar en julio- decidirá quién logra reemplazarlo.w