Teatro para generar conciencia
Cuando las historias de princesas y caballeros llegan a su agotamiento, aparece una propuesta que nos acerca a la realidad cotidiana de una manera didáctica y divertida.
Se trata de Sopa de estrellas, una producción de la Compañía de Teatro de Fernán Cardama, que ya recorrió varios escenarios del mundo: se presentó en el Festival Internacional de Títeres en Martinica, en el teatro Nacional de Guiñol en Cuba, en la Feria Europea de Teatro para niños y jóvenes, entre otros.
La obra, inspirada en la vida real y basada en un cuento de Mercedes Pérez Sabbi, tiene la particularidad de tomar un tema tan complejo y cotidiano como el de la pobreza y la desigualdad, y lo transporta al escenario para visibilizar la condición de los niños en situación de calle, con el objetivo de tomar conciencia y ser más solidarios.
Sin embargo, para poder acercarlo a un público infantil y lograr la empatía de los chicos, la perspectiva está puesta desde un niño de 6 años llamado Blas, que es cartonero y recorre las calles empujando un pesado carro junto a su fiel amigo canino, Chispa.
La historia transcurre el día de la inundación de La Plata, y muestra cómo el pequeño Blas encuentra un amigo en el placero del barrio, que lo invita un café con leche.
También hay enemigos, como Don Eloy, que le pide todos los días una montaña de cartón a cambio de unas monedas, un poco de comida y un lugar para dormir.
De a poco, los otros vecinos del ba- rrio también empiezan a imitar al placero y se solidarizan con Blas, lo integran y lo ayudan.
“Es la obra que más nos interesa hacer en una época como la actual, donde vemos tantos chicos y familias durmiendo en la calle y pidiendo monedas en los semáforos. Usualmente están invisibilizados, son ignorados, y yo miro a mi hijo y pienso en la suerte que tiene, distinta a la de otros chicos”, cuenta Fernán Cardama, fundador de la compañía y actor en la obra.
Cardama es actor, director y pedagogo teatral, y estudió conservatorio de teatro y clown en Francia. Vivió durante varios años en Europa, y en 2003 fundó la compañía junto a Luciana Reynal Machado.
“La clave de esta obra para mí es que la historia es triste, pero deja una puerta abierta para el protagonista, está contada desde un lugar de optimismo y muestra esperanza”, agrega.
El espectáculo, además, juega mucho con la imaginación, la metáfora y los símbolos, ya que trabaja la técnica del teatro de objetos, que combina en escena la actuación, los títeres y otros elementos. La compañía ya realizó otras obras con este formato, como la reversión de La vuelta al mundo en 80 días, interpretada con juguetes antiguos.
En este caso, todo el mundo de Blas está construido con cartón y material reciclado. Por ejemplo, el perro Chispa, es en realidad una caja de fósforos, el villano Don Eloy es una gran caja de cartón, y la lluvia que inunda la ciudad de La Plata es una gran manta de nylon que cubre el escenario, y que imita el movimiento del agua.
Los chicos se suelen identificar con el personaje de Blas, porque todas las criaturas, vengan del contexto que vengan, sueñan, imaginan y juegan de la misma forma.
Sopa de estrellas, una obra pensada para disfrutar en familia, se estrena hoy a las 17 en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, ubicado en Avenida Corrientes 1543, y se va a repetir todos los sábados a la misma hora.