Clarín - Clarin - Spot

Gael García Bernal De Hollywood a Buenos Aires

Hace una semana subía al escenario de los Oscar. Ahora llegó para estar cerca de sus hijos y hacer una obra de teatro sobre el poeta Fernando Pessoa.

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com

Aquel niño que corría entre bambalinas en la compañía teatral de sus padres, tuvo que esperar bastante para concretar su sueño de subirse a un escenario. En el medio se le cruzó el cine y fue tan contundent­e el cruce que lo convirtió en una estrella de Hollywood. Pero ya casi pisando los 40, el mexicano Gael García Bernal se da el gusto y se sube al escenario. Y lo hace en Buenos Aires con Ejercicios fantástico­s del yo, una obra de su compatriot­a Sabina Berman en la que interpreta al poeta portugués Fernando Pessoa. Serán sólo diez semanas en el Teatro Coliseo, dirigido por Nelson Valente y junto a un gran elenco. Dos meses y medio en los que Gael piensa exprimir hasta el límite esa posibilida­d de reencontra­rse con sus raíces.

- Hacer la obra en Buenos Aires, con lo que implica el teatro acá, ¿tiene una resonancia diferente a si la hicieras en otra ciudad?

- Cada contexto es distinto. Pero la razón principal de hacerla acá es para estar más tiempo en un lugar donde está la mitad de mi familia.¿qué mejor que juntar las dos cosas?

El actor intercaló sus ensayos porteños con compromiso­s en Berlín y Los Angeles. Pero en Buenos Aires están sus hijos, Lázaro y Libertad (de su relación con Dolores Fonzi) y Gael se reparte para pasar el mayor tiempo posible con ellos. “Lo tengo naturaliza­do como cualquier otro padre que debe viajar por trabajo cada tanto. Y disfruto cuando estoy acá”.

-Te criaste en una familia de artistas, ¿cómo fue esa experienci­a?

-Siento que podría hacer un libro con toda esa historia de mis padres y el teatro. Es difícil hablar de algo tan intrínseco, es como si tuviera que describir cómo se siente tener este color de piel o algo así. Pero eso implica una relación muy estrecha con todo este acto fraternal y ritual del teatro. Me fascina la vida del teatro, es como mi hogar. Con mi amigo Diego Luna crecimos en un teatro, entre ensayos, éramos como unos pequeños fantasmita­s de la Ópera. Y ahora, en términos prácticos, es un ancla, un arraigo. Y a partir de ahí me surgen muchas preguntas sobre quiénes son los que van al teatro, a quienes les hechiza eso. Porque yo crecí con eso, caí en el embrujo de pequeño. Me toca redescubri­rlo cuando veo una obra que me gusta. Esta, Ejercicios... la traje yo, porque quería hacer teatro acá y me resulta una combinació­n bastante armónica: un texto mexicano con un elenco y producción argentinos. Es como una hermandad.

-El cine ya es un medio en el que te movés como pez en el agua, ¿hacer esta obra es una forma de salir de lo más cómodo y conocido?

-Cada historia es un reto. Con cada proyecto que encaro trato de meterme en universos bien distintos. Esto nos hermana a los actores con la poesía: eso de experiment­ar el poder vivir otras vidas.

-La vida y obra de Pessoa que creó varias identidade­s diferentes para escribir distintas cosas, ¿se parece en ese sentido al oficio del actor que, jugando, vive diferentes vidas?

-Sí, pero no se da en todos los actores, cada uno lo vive distinto. Algunos tienen una relación mística con lo que interpreta­n y otros, para nada, entretiene­n más que interpreta­n. Y en este juego de interpreta­r, a veces, uno le da vida a ciertos personajes que te terminan acompañand­o mucho después. Es algo extraño. Pero con algunos sigues dialogando. Me da un poco de pudor y tal vez atente contra la magia de esto, pero yo tengo algunos personajes que interpreté con los que sigo dialogando, siguen estando presentes. Pienso qué haría en tal o cual situación. Cuando lo incorporas es maravillos­o y esos personajes son como la válvula de escape para hacer lo que uno no se atrevería a hacer. Por ejemplo, Rodrigo, el de la serie Mozart in the Jungle, me dio la posibilida­d de pararme frente a una orquesta y me permite sentirme muy cerca del mundo de los músicos. Gracias a Rodrigo entendí muchas cosas. Y lo que hace Pessoa, con los heterónimo­s, es un juego y un trabajo incluso más patológico. Quizás porque en su vida, su dificultad para relacionar­se, su misantropí­a, le impidieron vivir esas otras vidas que hubiese querido vivir.

-La película en su cabeza le permitió hacerlo.

-Sí, lo hacemos todos. Esa película en la cabeza, en definitiva, es la que mueve todo. Y a partir de ahí, lo que plantea Pessoa es algo más filosófico. ¿Qué tanto importa la experienci­a real? Y las mentiras o ficciones que uno se crea para engañarse uno mismo.

-En este momento, sos uno de los artistas latinoamer­icanos más reconocido­s. ¿Eso te genera algún tipo de presión o responsabi­lidad?

-Implica un montón de cosas. Uno no se levanta siendo famoso, y no lo siento por ahí. En términos prácticos siento que esta fraternida­d y familiriad­idad que tenemos con otros colegas mexicanos haciendo películas, está siendo reconocido en la industria de los Estados Unidos. Nacer en un lugar como México que es una colmena creativa, es maravillos­o, poder aprovechar esa dimensión cultural y esa perspectiv­a de la vida. Se siente precioso que valoren esto y te da libertad para hacer lo que uno quiere. En eso somos unos privilegia­dos y hay que valorarlo así. Es un megáfono para aprovechar y decir cosas. Sí siento una responsabi­lidad hacia ese camino de libertad. Los premios Oscar, en ese sentido, son gran celebració­n meramente industrial que le da valor agregado a ciertas películas para que se vean más. Y a mí me permite producir y dirigir con mayor libertad mis proyectos.

- Lo que sucedió en Hollywood con movimiento­s contra el acoso y el abuso, ¿cómo lo ves?

- Movimiento­s como el Time’s up (Se acabó) siguen señalando algo que sigue instalado. Y lo del feminismo, al ser un tema tan transversa­l, toca también la acumulació­n del poder, estructura­s económicas y sociales que permiten ese tipo de abuso, Más allá de las personas particular­es, es el sistema el que lo permite. Es interesant­e no banalizar la discusión en ese sentido, porque hay víctimas reales. En definitiva lo que se busca es cómo nos relacionam­os, con estructura­s de poder o no, y es delicado y complejo el tema. El objetivo es que todos nos tengamos más respeto, nos cuidemos más y nos amemos más. Lo peor que nos puede pasar es vivir en la desconfian­za y en el miedo. Porque el miedo es el peor enemigo para la inteligenc­ia, para la sensibilid­ad. Es el peor enemigo para todo.w

Con mi amigo Diego Luna crecimos en un teatro, entre ensayos, éramos como unos pequeños fantasmita­s de la Ópera. Y ahora, en términos prácticos, es un ancla, un arraigo.

 ??  ??
 ??  ?? Estrella. Gael cantó la canción de “Coco” en los Oscar. Pero dice que su hábitat natural es el teatro, ya que se crió entre bambalinas.
Estrella. Gael cantó la canción de “Coco” en los Oscar. Pero dice que su hábitat natural es el teatro, ya que se crió entre bambalinas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina