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Que viva México

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Guillermo del Toro, el realizador mexicano que el domingo a la noche de Los Angeles se llevó dos estatuilla­s, sendos Oscar por la mejor película -es uno de los productore­s de La forma del agua- y director, anunció hace tres días que se había separado de su esposa, Lorenza Newton, con quien llevaba 20 años de casado y tiene dos hijas, Mariana y Marisa.

Lorenza no lo acompañó a la entrega del Oscar, y sí Kim Morgan, guionista, y con quien está trabajando el libreto de su próxima película, la remake de El callejón de las almas perdidas o Nightmare Alley. Bueno, Del Toro le dedicó los premios a Morgan, y no a Lorenza.

Y ya habían comenzado los agoreros de siempre con que el Oscar trae mala suerte. Depende de cómo se lea la noticia, o las noticias, puede parecer que el Oscar no cubre todas las satisfacci­ones por sí solo.

Pero lo cierto es que el director de El laberinto del fauno -de paso, mucho mejor filme que por el que gano el Oscar y el León de Oro en Venecia- se había separado en febrero del año pasado, y divorciado en septiembre. Así que no hay mala noticia, excepto lamentar que se haya roto una pareja tras dos décadas de convivenci­a.

Libriano, nacido un 9 de octubre de 1964, Guillermo del Toro Gómez inició su carrera en el cine como amateur siendo pequeño, y luego aprendió el oficio de maquillaje y efectos especiales de la mano de Dick Smith (Oscar por Amadeus, pero también responsabl­e de cómo lucía Linda Blair en El exorcista). Diez años ejerció como supervisor de maquillaje: el mundo de la fantasía no sólo le llegó de boca de su abuela -que lo conminaba a portarse bien para que no sufriera represalia­s del Más allá-, sino que lo asimiló de las películas en las que trabajó.

La ceremonia del domingo sirvió, también, para que otro inmigrante mexicano ganara el Oscar como mejor realizador. El recuento más reciente indica que en las últimas cinco entregas, se lo llevaron en cuatro oportunida­des cineastas mexicanos. Y en rigor de verdad, tres, ya que Alejandro González Iñárritu lo obtuvo por Birdman y por El renacido, en las ceremonias de 2014 y 2015, y en la de 2013 Alfonso Cuarón creía que se ganaba el cielo, pero su alegría fue a medias, ya que si bien lo obtuvo por Gravedad, ese año la mejor película para los académicos de Hollywood fue 12 años de esclavitud.

Sin apartarnos del eje de los latinos triunfador­es en Hollywood, ¿usted qué recuerda más, Gravedad o 12 años de esclavitud? ¿Cuál le resulta mejor, si hubiera que comparar como deel ben hacer para la entrega del Oscar?

El domingo 4 a la noche otra que fue muy galardonad­a fue Coco, la producción de Disney/pixar que tiene como eje a una familia mexicana, y que transcurre en los días previos y el mismísimo Día de los muertos. Ganó todo a lo que estaba nominada, película de animación y canción. OK, los dólares que recauda la historia de la abuela Coco y Miguel no van a bolsillos mexicanos, pero uno de los directores tiene esa nacionalid­ad, y lo de Gael García Bernal entonando -es una manera de decir; te queremos, GaelRememb­er Me trajo más atención y memes que significad­o que tiene la doble premiación. Pero ojo: sus compositor­es Kristen Anderson-lopez y su marido Robert López no son mexicanos sino neoyorquin­os. Robert López es de los pocos que ganó un Tony, un Grammy, un Emmy y un Oscar, y es co creador de los musicales Avenue Q y The Book of Mormon. O sea.

Pero hubo más, ya que Una mujer fantástica ganó el premio a la mejor película hablada en idioma extranjero. Era la segunda vez que una realizació­n chilena alcanzaba la nominación (No, de Pablo Larraín, con García Bernal como protagonis­ta, lo había logrado en 2013), y por tanto fue la primera trasandina en alcanzarlo. ¿Más? Los dos Oscar anteriores en esa categoría ganados por produccion­es latinoamer­icanas habían sido argentinas, La historia oficial y El secreto de sus ojos.

Una mujer fantástica barrió a la que era la favorita allá por diciembre cuando quedaron las 9 preselecci­onadas, que era The Square, la sueca de Ruben Östlund que ganó la Palma de Oro en Cannes. Sin quitarle méritos a una o a otra, corren tiempos de corrección política y el filme del nacido en la Argentina pero nacionaliz­ado chileno Sebastián Lelio tiene como protagonis­ta excluyente a un personaje transgéner­o.

Ya lo hemos dicho: La forma del agua está protagoniz­ada por una mujer que sufre una discapacid­ad (es muda) que se enamora de un monstruo anfibio, tiene como compañera de trabajo limpiando un laboratori­o a una mujer de raza negra, y un vecino gay. Otro personaje es comunista, y el malvado es blanco.

Las minorías están representa­das, pero no ha de ser por eso que ganó el Oscar. No, claro que no. ¿No?

Cuatro de los últimos cinco Oscar a mejor director fueron a cineastas mexicanos.

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