Obras de teatro para padres y bebés en pañales
Un espacio pensado a partir de los seis meses de edad, que busca fomentar la libertad y la creatividad.
¿Quién dijo que los bebés no pueden ir al teatro? Hace 25 años, la pedagoga Gabriela Hillar se dio cuenta de que las obras infantiles resultaban muy extensas para los niños más chiquitos, por eso decidió fundar “Proyecto a upa”, con una propuesta más visual, poco texto y una duración máxima de 30 minutos.
En asociación con Daniela Fiorentino, fundadora de “Casa de títeres”, crearon la compañía “Estación primera infancia”, que ofrece una programación teatral enfocada específicamente en el rango de edad que va de los 6 meses a los 6 años.
Mañana a las 16, la compañía realizará su primera parada en Nün Teatro Bar, donde presentarán dos obras que exploran el crecimiento infantil: cómo enfrentar miedos, aprender so- bre la motricidad y las posibilidades del cuerpo, dejar el pañal y el chupete, entre otras.
Por un lado está Din Don Dragón, un show con títeres donde los niños podrán ver cómo el pequeño dragón de peluche cobra vida, ríe, juega y pide las mismas cosas que ellos.
Luego, Canciones a upa presentará un espectáculo que lleva 25 años consecutivos en cartelera, donde se com- binan el juego, los colores y la música, y se plantea un recorrido con diez canciones originales compuestas por Gabriela, que exploran temas cotidianos para los niños.
El teatro para bebés no tiene un argumento lineal como otras obras, sino que es un espacio lúdico que ofrece una semblanza de estímulos, objetos, color y música.
“La idea es que el niño se enganche con lo que más le interesa, que pueda hacer un recorrido libre de la obra, y que pueda expresar todas sus emociones: se puede reír, llorar, gritar, caminar, pero no queremos que los padres los fomenten a participar, que los hagan aplaudir o que los tengan sentados mirando siempre para adelante”, cuenta Daniela.
La función de los adultos es de acompañar y sostener a los bebés, que están experimentando y descubriendo por primera vez un mundo ajeno a su realidad cotidiana, con caras nuevas y un lenguaje extraño que van a aprender.
Sin embargo, ellos también podrán disfrutar de la obra, ya que, si bien no se cuenta una historia tradicional, hay guiños para los padres, con humoradas y otras técnicas, a fin de quepuedan sentirse identificados.
“Lo que diferencia esta obra de otras propuestas infantiles es que se busca vivir un presente absoluto. Ningún espectáculo es igual a otro porque el público es el que construye la obra y determina el final, con su manera de vincularse”, concluye Gabriela.