Personaje revisitado y parodiado en el cine
Aquella criatura de la novela de Mary W. Shelley superó la popularidad de Victor Frankestein, su creador ficticio, y no solo se apropió de su nombre, sino que le robó el protagonismo. Además, quedó grabado a fuego que vive gracias a la electricidad, aunque en la novela nunca se especifica que el científico haya usado esa técnica. ¿Cómo llegó ese ser a convertirse en el monstruo verde y bobalicón que hoy es una de las caras más representativas del terror mundial? En 1931 el actor Boris Karloff fue el gigante de dos metros y medio con tornillos en el cuello en Frankenstein, el autor del monstruo, dirigida por James Whal, con fuertes influencias estéticas del expresionismo alemán. Los estudios Universal generaron un nicho de engendros para explotar en pantalla y hubo seis secuelas extrañas, como Abbott y Costello contra Frankenstein (1948, Charles Barton). Con el auge del estudio Hammer, que explotó el terror clase B, entre 1957 y 1974 Frankenstein y su criatura tuvieron una presencia casi constante en el cine, en diversas formas: la terrible condena, la sed de venganza, en lucha en el espacio, a color y hasta en 3D. En 1974 Mel Brooks dirigió El joven Frankenstein, parodia–homenaje al terror clásico de Universal, que escribió junto a Gene Wilder, quién hizo del doctor. En 1994, Mary Shelly’s Frankenstein fue más fiel a la novela, dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh y Robert de Niro como la criatura. También llegó al fenómeno de las series y aparece en la historia coral de Penny Dreadful, que se vio por Netflix.