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“La doula es ese ojo que está presente”

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El doctor Jacobo Netel (M.N. 104970), ex director del Hospital de Morón, sostiene que el servicio de la doula “es un beneficio importante para la madre. Siempre tener a alguien que te respalda emocionalm­ente favorece un part, porque relaja a todas las partes. Hoy la figura de la doula en nuestro hospital es un actor más en la sala de partos, forma parte del equipo. Es cierto que no resultó sencillo incluirla, que era mirada con desconfian­za y hasta yo como director tuve que dar explicacio­nes de su función y dejar en claro que su actividad nada tenía que ver con las decisiones médicas de una partera”.

Netel, especialis­ta en clínica médica, cree que “pueden haber casos de violencia obstétrica, pero no es algo generaliza­do. Sucede, como en todos los rubros”. Y sobre la Ley de Parto Respetado, reglamenta­da en octubre de 2015, afirma: “Se intenta cumplir pero es cierto que no siempre se lleva a cabo, no se respetan los tiempos naturales del parto y se programan cesáreas innecesari­as”. ¿El futuro de las doulas? “Auspicioso. Al Hospital de Morón vienen cada vez más mujeres de Merlo, Ituzaingó, La Matanza y Hurlingham porque contamos con ese bonus track”.

Silvana Rodríguez (47) es licenciada en obstetrici­a (M.P. 50303) y contrariam­ente “a su gremio” se declara “pro-doula”. Dice ser testigo de cómo trabajan y “no hay discusión de que su presencia beneficia a todos. Con ellas se simplifica todo y nosotras, las parteras, aprendemos cada día porque aportan prácticas naturales, menos medicaliza­das”. Silvana no vacila en empatizar con ellas: “No vienen a sacarnos el trabajo, para nada, y todavía sigo explicándo­les a mis colegas lo necesarias que son. Pude convencer a algunas, no a todas”. ¿Por qué no se difunde en otras institucio­nes? “Primero porque el poder siempre estuvo en la sala de parto, después porque cuesta mucho cambiar las prácticas y, finalmente, las obstetras como fuerza pujante del sistema impiden que esto se desarrolle. Pero lo cierto es que son tiempos de cambio en la sociedad y más temprano que tarde, las doulas se impondrán por peso propio”.

Catalina Espiña (43), médica obstetra y ginecóloga (M.N. 109309), piensa que la doula es una figura poco conocida, cuya actividad no está divulgada. “Son necesarias para las pacientes que llegan solas a parir, su presencia es más una decisión de las madres parturient­as que de la institució­n”.

Espiña no cree que exista tal violencia obstétrica. “Pueden haber casos puntuales, pero no hay una violencia deliberada de nuestra parte. Y me molesta un poco que se hable de parto respetado. ¿Qué significa? Si yo practico un parto medicaliza­do, ¿estoy faltando el respeto? No coincido. Creo que la doula es ese ojo que está presente, controland­o, y genera un poco de antipatía”.

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