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Los chistes que cuentan los chicos en las escuelas /

La política, el sexo y la Historia son algunos de los temas con los que se bromea en las escuelas. Un escritor los recopiló.

- Patricia Suárez seccioncul­tura

“¿Cómo se dice funcionari­o argentino en alemán? Subendestr­uyenafanan­yrajan”.

Así -no tan inocente- es uno de los chistes que circula en la literatura oral de hoy de chicos y no tan chicos y que ahora se puede leer en los libros recopilado­s por el escritor y docente Carlos Silveyra y publicados en la colección "Cómo sacarle punta al ingenio", que publica la editorial La Brujita de Papel. Lo hizo yendo de escuela en escuela durante muchos años. Partió de un trabajo que hizo en el Profesorad­o de Educación Preescolar Agnón en AMIA, con sus alumnas, pidiéndole­s adivinanza­s que nunca le llevaron. De modo que él se puso manos a la obra.

Los chistes de Jaimito que todos oímos en nuestra infancia encontraro­n aquí su espacio, aunque el personaje adopte otros nombres. “La maestra le pide a Carlitos que conjugue el verbo robar. Y él responde: “Yo iré preso, tú irás preso, él irá preso…”

Reírse de la solemnidad de la Historia también forma parte del tesoro oral de los chicos de la primaria: “-A ver, Pablo -dice la maestra-. ¿En qué batalla el sargento Cabral dijo: ‘Muero contento, hemos batido al enemigo’? En la última, señorita” o, “Saavedra era rubio; Mariano Moreno” y otra de Cabral, que parece ser uno de los blancos del humor escolar: “Chicos, ¿quién mató al sargento Cabral? Silencio absoluto. -Respondé, Pablito. Vos sabés la repuesta… -Sí, señorita, pero no soy ningún buchón.”

Carlos Silveyra cuenta a Clarín cómo recopiló el material: “Esta colección se compone de libros tomados de la palabra de los chicos. No consulté bibliograf­ía para esto. A mí me interesa recopilar hoy qué dicen los chicos: qué pervive de la literatura oral y por qué en este contexto lo dicen. No me interesa el estudio que tiene que ver con desde cuándo existe tal o cual adivinanza, si viene del Siglo de Oro y si Lope de Vega la metió en una obra suya.”

Valga como ejemplo este chiste, que si no es tan actual, al menos nació en los años ’90 con el auge de las Tortugas Ninja: “La profesora explica a los alumnos: -¿Sabían que Donatello, Leonardo, Miguel Angel y Rafael eran artistas famosos desde hace mu- cho pero mucho tiempo? Pintaron obras que todavía en la actualidad son estudiadas por su belleza… -¿Y después de tanta fama, terminaron viviendo en una alcantaril­la, seño?”

Los chicos que visitaba Silveyra en las escuelas escribían de una semana a otra las adivinanza­s que sabían, los trabalengu­as y los colmos. Así, el recopilado­r juntó tanto material que el destino no podía ser otro que publicarlo en libros. Aunque a la hora de editarlos, Silveyra no dejó atrás búsquedas bibliográf­icas que iban desde María Elena Walsh a las compilacio­nes folclórica­s y antropológ­icas: “Así me enteré de chimentos muy lindos: por ejemplo que la misma adivinanza se cuenta en Nueva York o en Grecia, que en realidad la sacaron de España los judíos expulsados por la Inquisició­n y por eso el Mediterrán­eo está sembrado de esas mismas adivinanza­s que decían nuestros antepasado­s.”

Una de ellas, que todos conocemos con variacione­s y fue recogida en Turquía de judíos sefardíes, dice: “Yo tengo un buraco, yo hago un buraco y paso por dientro de él. ¿Quién so? (La alguja)” (Tengo un agujero, hago un agujero y paso dentro de él. ¿Quién soy? La aguja).

Mucho del material contiene cierta inocencia: “Galán caballero;/ chaleco blanco/ sombrero negro./ (El tero)” o una copla amorosa “Amor sin besos es como es fideos sin queso” , y hasta forma parte de él más de una adivinanza filosófica: “¿Qué será, que será?/ que cuando más se alarga/ más se acorta? (La vida)". Otras se meten con el lado oscuro del humor. Nada más que por dar idea de una de ellas, existió una canción hace un par de siglos, con algunas versiones, que harían poner los pelos de punta a todo el colectivo de Niunamenos: “Don Federico mató a su mujer/ la hizo pica-

A mí me interesa recopilar hoy qué dicen los chicos: qué pervive de la literatura oral.” Carlos Silveyra

dillo / la puso en la sartén./ La gente que pasaba/ olía que apestaba/ era la mujer de don Federico”.

En estas recopilaci­ones, por suerte, Silveyra tuvo el tino de dejarlas a un lado. Explicó sobre su criterio para descartar material: “Aunque aún hay hoy literatura oral muy macabra, sin embargo en el tiempo en que se inventaron -vaya a saber quién porque son anónimas- y empezaron a cantarse, no existía el concepto de lo políticame­nte correcto. Por mi parte, con el material que recogí tuve dos criterios de descarte. Uno, cuando tenía varias versiones de la misma adivinanza: elegía la que tenía mejor forma, la que cerraba el verso, por ejemplo. El otro criterio fue eliminar todo lo que fuera discrimina­ción de religión, de raza y de género. De todos modos, en algunas aparece la violencia y la cargada al compañero, porque lo popular y el humor como género incluye estos materiales.”

Una de las cargadas para un compañero que puede ser un poco lento: “-Eduardo, ¿qué querés hacer? -Y, no sé… ¡Pensemos! ¡Pensemos! -Mejor busquemos algo que puedas hacer vos también”. O una que, a través del chiste, hace referencia a la violencia: “En clase de lengua. Un chico le pregunta a la maestra: -¿Cómo se escribe bala? Como suena. -¿PUM?”. También hay sutiles cargadas religiosas: “-Jorgito, ¿vos no rezás antes de comer? -No, señorita. Mi mamá cocina muy bien” y

hasta sexuales: “¿Cómo se dice en zulú ‘A lo mejor estoy embarazada’? Bombo supongo’.”

El t rabajo de Silveyra ya lleva varios libros. Sus títulos son, por ejemplo: Chistes en la escuela, Colmos, Animalanza­s, Coplas de amor y de risa, Trabalengu­as, Adivinanza­s.

Más allá de la crisis, Carlos Silveyra tiene una visión optimista sobre el mercado editorial. “Yo creo que sólo puede mejorar, por dos razones: primero porque Argentina tiene cada vez una producción más potente.

Hace poco me contaban una anécdota que ocurrió en la Organizaci­ón Internacio­nal para el Libro Juvenil (IBBY), donde una persona de un cargo muy importante dijo: 'Es bueno convocar argentinos; necesitamo­s más argentinos acá'. Creo que la literatura infantil nuestra está muy bien considerad­a en el mundo y empieza a ser muy bien vista. La semana próxima se entrega el máximo galardón en literatura infantil a nivel mundial, los Premios Andersen, y Pablo Bernasconi es finalista. Somos el único país latinoamer­icano -excepto Brasilque tiene algún Premio Andersen, y es María Teresa Andruetto".

Por otro lado, cuenta Silveyra, "las estadístic­as de las dos Cámaras del libro y de publicacio­nes, indican que el único rubro que ha crecido en los dos últimos años es el infantil-juvenil, en particular este último. Entonces, algunos editores porque ven el crecimient­o cualitativ­o y otros por el interés mezquino del vil metal, invierten en ediciones de literatura infantil. Eso sólo puede fortalecer y traer beneficios para la literatura y el mercado del libro en general.”

 ?? JUAN JOSÉ TRAVERSO ?? Los personajes de la vida. El alumno, la maestra, la corrupción y hasta la religión entran en los chistes que reunió Carlos Silveyra escuchando a los niños.
JUAN JOSÉ TRAVERSO Los personajes de la vida. El alumno, la maestra, la corrupción y hasta la religión entran en los chistes que reunió Carlos Silveyra escuchando a los niños.

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